Mae, a veces uno lee noticias que lo dejan pensando si reír o llorar. Y la de hoy es una de esas. Resulta que la Contraloría General de la República, esa entidad que usualmente no se anda con rodeos, acaba de sacar un informe que deja al SINAC (el Sistema Nacional de Áreas de Conservación) pero por el suelo. ¡Qué despiche el que acaban de destapar! Justo la gente que tiene el brete más importante de todos, cuidar nuestro tesoro verde, parece que no está haciendo la tarea. Y no lo digo yo, lo dice un informe de auditoría que es para sentarse a leer con un cafecito bien cargado.
La vara es que la Contraloría se fue a meter a tres de nuestras áreas de conservación más icónicas y vulnerables: Osa, Pacífico Central y La Amistad-Caribe. Zonas que son el corazón de nuestra biodiversidad. ¿Y qué encontraron? Un descalabro en cómo se están dando los permisos para cortar árboles, o "aprovechamiento forestal", como le dicen finamente. Hablamos de controles débiles, procesos que hacen agua por todo lado y una falta de orden que asusta. Básicamente, la CGR está diciendo que en las zonas más chivas del país, no tenemos ni idea de si la tala que se permite se está haciendo bien o si es un viva la pepa.
Y aquí es donde la cosa se pone fea de verdad. Agárrense de la silla: el informe revela que más del 83% de los permisos que revisaron incumplen con controles técnicos y de gestión documental. ¡El OCHENTA Y TRES POR CIENTO! Eso significa que no hay forma de darle seguimiento a la madera, de saber si el permiso se usó correctamente o si se pasaron de la raya. Para rematar, estamos en 2025 y el 90% de los expedientes forestales del SINAC siguen en papel. ¡En papel, maes! Como si estuviéramos en los noventas, buscando un documento con una candela entre montañas de chereques. Así es imposible tener un control real y transparente.
Esto no es solo un regaño por ser desordenados. Este nivel de caos, como lo señala la misma Contraloría, debilita la gobernanza y abre un portillo gigante para la corrupción. Si no podés rastrear un permiso, ¿cómo evitás la tala ilegal? ¿Cómo garantizás que no se están lavando permisos o cortando más de la cuenta? Con este despelote, el sistema entero se jala una torta monumental, porque la falta de control es el mejor amigo de los que quieren hacer plata fácil a costa de nuestros ecosistemas. Es una invitación a que los mañosos hagan su agosto.
Y para ponerle la cereza al pastel, ¿saben cuál fue la respuesta del SINAC cuando los periodistas les preguntaron sobre este tirón de orejas? Diay, el clásico "su consulta está en trámite". Silencio de radio. Uno se los imagina corriendo en círculos, buscando los papeles debajo de una pila de carpetas para ver qué responden. Una falta de transparencia que solo alimenta la desconfianza. En lugar de salir a dar la cara y decir "sí, la pifiamos, este es el plan para arreglarlo", se esconden detrás de la burocracia. ¡Qué sal!
Al final, lo que queda es una sensación amarga. Todo el discurso de Costa Rica como líder ambiental, toda la imagen de conservación que vendemos al mundo, parece que se fue al traste por una gestión interna que deja muchísimo que desear. No se trata solo de tener parques nacionales bonitos, sino de administrarlos con la seriedad que merecen. Por eso les pregunto a ustedes, la gente pensante de este foro: más allá del jalón de orejas de la Contraloría, ¿creen que esto es un simple caso de mala administración por pura pereza o esconde algo más feo, como corrupción sistemática? ¿Y qué debería pasar ahora para que el SINAC se ponga las pilas de verdad?
La vara es que la Contraloría se fue a meter a tres de nuestras áreas de conservación más icónicas y vulnerables: Osa, Pacífico Central y La Amistad-Caribe. Zonas que son el corazón de nuestra biodiversidad. ¿Y qué encontraron? Un descalabro en cómo se están dando los permisos para cortar árboles, o "aprovechamiento forestal", como le dicen finamente. Hablamos de controles débiles, procesos que hacen agua por todo lado y una falta de orden que asusta. Básicamente, la CGR está diciendo que en las zonas más chivas del país, no tenemos ni idea de si la tala que se permite se está haciendo bien o si es un viva la pepa.
Y aquí es donde la cosa se pone fea de verdad. Agárrense de la silla: el informe revela que más del 83% de los permisos que revisaron incumplen con controles técnicos y de gestión documental. ¡El OCHENTA Y TRES POR CIENTO! Eso significa que no hay forma de darle seguimiento a la madera, de saber si el permiso se usó correctamente o si se pasaron de la raya. Para rematar, estamos en 2025 y el 90% de los expedientes forestales del SINAC siguen en papel. ¡En papel, maes! Como si estuviéramos en los noventas, buscando un documento con una candela entre montañas de chereques. Así es imposible tener un control real y transparente.
Esto no es solo un regaño por ser desordenados. Este nivel de caos, como lo señala la misma Contraloría, debilita la gobernanza y abre un portillo gigante para la corrupción. Si no podés rastrear un permiso, ¿cómo evitás la tala ilegal? ¿Cómo garantizás que no se están lavando permisos o cortando más de la cuenta? Con este despelote, el sistema entero se jala una torta monumental, porque la falta de control es el mejor amigo de los que quieren hacer plata fácil a costa de nuestros ecosistemas. Es una invitación a que los mañosos hagan su agosto.
Y para ponerle la cereza al pastel, ¿saben cuál fue la respuesta del SINAC cuando los periodistas les preguntaron sobre este tirón de orejas? Diay, el clásico "su consulta está en trámite". Silencio de radio. Uno se los imagina corriendo en círculos, buscando los papeles debajo de una pila de carpetas para ver qué responden. Una falta de transparencia que solo alimenta la desconfianza. En lugar de salir a dar la cara y decir "sí, la pifiamos, este es el plan para arreglarlo", se esconden detrás de la burocracia. ¡Qué sal!
Al final, lo que queda es una sensación amarga. Todo el discurso de Costa Rica como líder ambiental, toda la imagen de conservación que vendemos al mundo, parece que se fue al traste por una gestión interna que deja muchísimo que desear. No se trata solo de tener parques nacionales bonitos, sino de administrarlos con la seriedad que merecen. Por eso les pregunto a ustedes, la gente pensante de este foro: más allá del jalón de orejas de la Contraloría, ¿creen que esto es un simple caso de mala administración por pura pereza o esconde algo más feo, como corrupción sistemática? ¿Y qué debería pasar ahora para que el SINAC se ponga las pilas de verdad?