¡Ay, Dios mío! Ya nos vamos por el caño, raza. Los datos del Cosevi me dejaron helada: más de mil multas al día en nuestras carreteras. Eso significa que estamos todos, pero absolutamente TODOS, haciendo cosas turbias al volante. Y pa' qué tanto castigo si al final el resultado sigue siendo el mismo: gente muriendo en accidentes.
Desde 2021, ¡más de millón y medio de infracciones! Es decir, una montaña de papeletas y amarguras acumuladas. Pero ojo, que no es porque nos pusimos buenos, ni nada de eso. La verdad es que hay muchísimos menos polis cuidando las rutas, así que andamos más sueltos que perro callejero. Y eso, mis queridos, tiene consecuencias graves. Casi dos mil trescientas personas han partido de este mundo a causa de accidentes en estos años, ¡una barbaridad!
Andrea Segura, la oficial de tránsito, no se anda con rodeos: “Es un tema de cultura”. Y tiene toda la razón. Verla conducir a algunos ticos es peor que ver un documental de National Geographic sobre animales salvajes. Descuido, exceso de velocidad, andar sin documentos... ¡lo que se les ocurra! Algunos ni siquiera se inmutan cuando les retiran el vehículo, como si fuera un juego. Parece que no entienden que una multa puede significar la diferencia entre volver a casa sano y salvo o terminar en el cementerio.
Y lo más loco de todo es que, aunque hayan bajado las multas –gracias a la falta de policía–, el peligro sigue ahí. Es como quitarle el freno de mano a un carro cuesta abajo. ¿Se supone que somos más responsables ahora? ¡Por favor! Estamos igual de irresponsables, pero ahora tenemos más margen para equivocarnos, y esas equivocaciones cuestan vidas. No es un secreto que la falta de oficiales ha afectado mucho a las delegaciones, dejando zonas enteras sin vigilancia.
El MOPT estima que faltan más de 400 policías de tránsito. ¡Eso es un brete! Imagínense cuántas infracciones pasan volando bajo la radar por culpa de esa carencia. Se rumora que la pandemia dejó secuelas en el personal, y ahora resulta difícil cubrir todas las plazas. Pero mientras tanto, seguimos jugando con fuego en nuestras carreteras.
Oficial Segura también comentó algo que me dio duro: “La mayoría de los conductores que han fallecido en el 2025 no tienen su licencia respectiva, no tienen la experticia”. Ahí te quedas pensando… ¿Estamos poniendo en manos de quien no sabe manejar vehículos pesados, peligrosos? Me da un cosazo, ¡diay!
El asunto es claro: necesitamos más presencia policial en las carreteras, campañas de concientización efectivas y, sobre todo, ¡que los conductores agarren la responsabilidad! No podemos seguir viendo la seguridad vial como algo opcional. Esto no es un juego, es la vida de las personas la que está en juego. Y no quiero escuchar excusas de que no hay recursos o que es difícil cambiar la mentalidad de la gente. Tenemos que encontrar la forma, porque la ruta nos está matando a marchas forzadas.
Entonces, mi pregunta para ustedes, pura sabatina: ¿Cuál creen que es la medida más efectiva para mejorar la seguridad vial en Costa Rica? ¿Más policías, educación vial obligatoria, sanciones más severas, o una combinación de todo? Vamos a ponerle pausa a esta torta y charlemos un rato, porque este tema nos afecta a todos, maes.
Desde 2021, ¡más de millón y medio de infracciones! Es decir, una montaña de papeletas y amarguras acumuladas. Pero ojo, que no es porque nos pusimos buenos, ni nada de eso. La verdad es que hay muchísimos menos polis cuidando las rutas, así que andamos más sueltos que perro callejero. Y eso, mis queridos, tiene consecuencias graves. Casi dos mil trescientas personas han partido de este mundo a causa de accidentes en estos años, ¡una barbaridad!
Andrea Segura, la oficial de tránsito, no se anda con rodeos: “Es un tema de cultura”. Y tiene toda la razón. Verla conducir a algunos ticos es peor que ver un documental de National Geographic sobre animales salvajes. Descuido, exceso de velocidad, andar sin documentos... ¡lo que se les ocurra! Algunos ni siquiera se inmutan cuando les retiran el vehículo, como si fuera un juego. Parece que no entienden que una multa puede significar la diferencia entre volver a casa sano y salvo o terminar en el cementerio.
Y lo más loco de todo es que, aunque hayan bajado las multas –gracias a la falta de policía–, el peligro sigue ahí. Es como quitarle el freno de mano a un carro cuesta abajo. ¿Se supone que somos más responsables ahora? ¡Por favor! Estamos igual de irresponsables, pero ahora tenemos más margen para equivocarnos, y esas equivocaciones cuestan vidas. No es un secreto que la falta de oficiales ha afectado mucho a las delegaciones, dejando zonas enteras sin vigilancia.
El MOPT estima que faltan más de 400 policías de tránsito. ¡Eso es un brete! Imagínense cuántas infracciones pasan volando bajo la radar por culpa de esa carencia. Se rumora que la pandemia dejó secuelas en el personal, y ahora resulta difícil cubrir todas las plazas. Pero mientras tanto, seguimos jugando con fuego en nuestras carreteras.
Oficial Segura también comentó algo que me dio duro: “La mayoría de los conductores que han fallecido en el 2025 no tienen su licencia respectiva, no tienen la experticia”. Ahí te quedas pensando… ¿Estamos poniendo en manos de quien no sabe manejar vehículos pesados, peligrosos? Me da un cosazo, ¡diay!
El asunto es claro: necesitamos más presencia policial en las carreteras, campañas de concientización efectivas y, sobre todo, ¡que los conductores agarren la responsabilidad! No podemos seguir viendo la seguridad vial como algo opcional. Esto no es un juego, es la vida de las personas la que está en juego. Y no quiero escuchar excusas de que no hay recursos o que es difícil cambiar la mentalidad de la gente. Tenemos que encontrar la forma, porque la ruta nos está matando a marchas forzadas.
Entonces, mi pregunta para ustedes, pura sabatina: ¿Cuál creen que es la medida más efectiva para mejorar la seguridad vial en Costa Rica? ¿Más policías, educación vial obligatoria, sanciones más severas, o una combinación de todo? Vamos a ponerle pausa a esta torta y charlemos un rato, porque este tema nos afecta a todos, maes.