Maes, hay noticias que uno lee y simplemente piensa: ¡qué torta nos estamos jalando! Y esta es una de esas. Resulta que Costa Rica, el país del “pura vida” y del que tanto nos enorgullecemos por su sistema de salud, acaba de romper un récord del que nadie debería estar orgulloso. La tasa de mortalidad infantil llegó a 10.3 fallecimientos por cada mil nacidos vivos. Para que entiendan la gravedad de la vara, hay que devolverse hasta el 2004 para encontrar un número tan feo. Durante 16 años, logramos mantener esa cifra por debajo de dos dígitos, y ahora, de un pronto a otro, vamos para atrás como el cangrejo. Es un retroceso que duele y, sinceramente, emputa.
Diay, uno se pregunta qué fue lo que pasó. Y según los que saben, esto no es un problema de una sola causa, es un despiche multifactorial. El Dr. Felipe Segreda, que es un carga en neonatología, lo dijo clarito: no se trata de cifras, son vidas que estamos perdiendo. La principal causa médica es la prematuridad; casi el 70% de los bebés que fallecen en su primer año, mueren en los primeros 28 días. Pero aquí es donde la cosa se pone más densa. Esto va más allá de un chunche en una incubadora o la falta de un equipo. Esto es un síntoma de un problema mucho más grande, un reflejo de que el país entero está perdiendo calidad de vida.
El subdirector del Hospital de Niños, el Dr. Jaime Lazo, y la exministra de Salud, María Luisa Ávila, concuerdan en algo que debería darnos escalofríos. Dicen que la mortalidad infantil es un “indicador de calidad social”. O sea, en tico simple: si el país se jode, los primeros en pagarlo son los más vulnerables, en este caso, los recién nacidos. Y seamos honestos, ¿quién no siente que el país está más complicado? Hablan del nivel de pobreza, de la educación de las madres, del acceso a los servicios de salud que antes dábamos por sentados, de la baja en la vacunación por culpa de cuatro antivacunas y hasta de si tenemos agua potable limpia. Todo eso se suma y el resultado es esta tragedia. Es increíble que con la tecnología que tenemos hoy, estemos fallando en lo más básico.
Lo más salado de todo es la ironía. Nos pasamos la vida hablando de lo tuanis que es Costa Rica, de que no tenemos ejército, de que cuidamos la naturaleza y la salud. Pero mientras nos damos palmaditas en la espalda, los avances de décadas en la atención de los más pequeños se están yendo al traste. Como dijo la Dra. Ávila, si se recortan los programas sociales, la tasa sube. No hay que ser un genio para conectar los puntos y ver que las decisiones políticas de los últimos años están teniendo consecuencias directas y letales. Esto no es un asunto que se arregla con una curita; se necesita un cambio de rumbo serio, con políticas públicas bien pensadas y, sobre todo, con la plata necesaria para que el brete se haga bien.
Al final, este número no es solo una estadística más para un informe del INEC. Es un grito de alerta. Es la prueba de que algo fundamental en el contrato social tico se está rompiendo. Ya no se trata de si un gobierno lo hizo mejor que otro, sino de que como sociedad estamos fallando en proteger a nuestros güilas. Se necesita un análisis profundo, como piden los médicos, para identificar dónde está la fuga y taparla ya. Porque cada día que pasa con esta tasa, es un día que como país, perdemos un poco el alma. Y ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿qué creen que se jodió en el país para que estemos en estas? ¿Es solo un problema de la Caja o es un reflejo de un despiche mucho más grande?
Diay, uno se pregunta qué fue lo que pasó. Y según los que saben, esto no es un problema de una sola causa, es un despiche multifactorial. El Dr. Felipe Segreda, que es un carga en neonatología, lo dijo clarito: no se trata de cifras, son vidas que estamos perdiendo. La principal causa médica es la prematuridad; casi el 70% de los bebés que fallecen en su primer año, mueren en los primeros 28 días. Pero aquí es donde la cosa se pone más densa. Esto va más allá de un chunche en una incubadora o la falta de un equipo. Esto es un síntoma de un problema mucho más grande, un reflejo de que el país entero está perdiendo calidad de vida.
El subdirector del Hospital de Niños, el Dr. Jaime Lazo, y la exministra de Salud, María Luisa Ávila, concuerdan en algo que debería darnos escalofríos. Dicen que la mortalidad infantil es un “indicador de calidad social”. O sea, en tico simple: si el país se jode, los primeros en pagarlo son los más vulnerables, en este caso, los recién nacidos. Y seamos honestos, ¿quién no siente que el país está más complicado? Hablan del nivel de pobreza, de la educación de las madres, del acceso a los servicios de salud que antes dábamos por sentados, de la baja en la vacunación por culpa de cuatro antivacunas y hasta de si tenemos agua potable limpia. Todo eso se suma y el resultado es esta tragedia. Es increíble que con la tecnología que tenemos hoy, estemos fallando en lo más básico.
Lo más salado de todo es la ironía. Nos pasamos la vida hablando de lo tuanis que es Costa Rica, de que no tenemos ejército, de que cuidamos la naturaleza y la salud. Pero mientras nos damos palmaditas en la espalda, los avances de décadas en la atención de los más pequeños se están yendo al traste. Como dijo la Dra. Ávila, si se recortan los programas sociales, la tasa sube. No hay que ser un genio para conectar los puntos y ver que las decisiones políticas de los últimos años están teniendo consecuencias directas y letales. Esto no es un asunto que se arregla con una curita; se necesita un cambio de rumbo serio, con políticas públicas bien pensadas y, sobre todo, con la plata necesaria para que el brete se haga bien.
Al final, este número no es solo una estadística más para un informe del INEC. Es un grito de alerta. Es la prueba de que algo fundamental en el contrato social tico se está rompiendo. Ya no se trata de si un gobierno lo hizo mejor que otro, sino de que como sociedad estamos fallando en proteger a nuestros güilas. Se necesita un análisis profundo, como piden los médicos, para identificar dónde está la fuga y taparla ya. Porque cada día que pasa con esta tasa, es un día que como país, perdemos un poco el alma. Y ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿qué creen que se jodió en el país para que estemos en estas? ¿Es solo un problema de la Caja o es un reflejo de un despiche mucho más grande?