Maes, ¿se acuerdan de cómo era la vara en el 2010? Facebook apenas estaba pegando duro, no había Uber y Óscar Arias estaba terminando su segundo mandato. Diay, parece que fue hace un siglo, pero según una encuesta fresquita de Borges y Asociados, la gente todavía se acuerda de él con bastante cariño. Tanto así, que en la eterna competencia de la popularidad presidencial, don Óscar todavía le saca un cuerpo de ventaja al presi actual, Rodrigo Chaves. La noticia es que Chaves, con todo y su estilo confrontativo que a muchos les cuadra, se lleva la medalla de plata en popularidad si lo comparamos con los últimos cinco inquilinos de Zapote.
Vamos a los números, que es donde la cosa se pone interesante. Según este estudio, Arias se fue de la presidencia con un impresionante 71% de aprobación. ¡Setenta y uno por ciento! Hoy en día, conseguir que 7 de cada 10 ticos estén de acuerdo en algo es casi un milagro. Por su lado, Chaves no está nada mal parado, la verdad; goza de un 66% de calificación positiva. Es un numerazo, no nos engañemos. El podio lo completa doña Laura Chinchilla, que cerró su periodo con un 51%, raspando la nota pero pasándola. Lo curioso aquí es el patrón: de los últimos cinco presidentes, solo estos tres lograron mantener la cabeza por encima del 50% de aprobación. Es un club bastante exclusivo, y nos dice mucho de lo complicado que es el brete de gobernar este país.
Y diay, como en toda historia, está la otra cara de la moneda. Si Arias y Chaves son los que están en la cima de la montaña rusa, del otro lado, en la parte más baja del recorrido, está Carlos Alvarado. Según la misma encuesta, el expresidente terminó su gestión con un aplastante 74% de impresiones negativas. Mae, eso es una vara que va a quedar para los libros de historia política. Que prácticamente 3 de cada 4 personas entrevistadas tuvieran una opinión negativa sobre su gestión es un dato brutal. Pone en perspectiva lo alto que están los números de Chaves y, sobre todo, lo estratosférico que fue el cierre de Arias en su momento. Cada gobierno es un mundo, pero la diferencia en la percepción ciudadana es abismal.
Ahora, el elefante en la habitación, como dirían los gringos: la metodología. No es por agüevar la fiesta, pero el estudio se hizo con una muestra de 400 personas contactadas por llamada telefónica. ¿Es suficiente para tomarle el pulso a todo el país? Técnicamente, las encuestadoras defienden que sí, pero siempre genera debate. Borges y Asociados dice que su objetivo es "aportar al debate público con información independiente", y eso es tuanis. Nos dan un chunche para conversar, una foto del momento. Pero es solo eso, una foto. No es la película completa. Habría que ver si esos mismos 400 ticos representan bien al que anda en bus, al que tiene finca en Guanacaste y al que trabaja en una transnacional en Heredia.
Al final del día, esta vara nos deja con más preguntas que respuestas, y eso es lo chiva. Nos obliga a pensar. ¿El altísimo número de Arias es pura nostalgia por una época que (creemos) fue mejor, con el TLC recién firmado y otra vibra en el aire? ¿O es que su teflón político era de otro nivel? Y sobre Chaves, ¿ese 66% es un techo o todavía tiene espacio para crecer? Demuestra que, a pesar del ruido y las polémicas, una buena parte del país sigue conectada con su discurso. Pero la pregunta del millón queda picando en el aire. Maes, ¿ustedes qué creen? ¿Esta encuesta es un reflejo fiel de la realidad o pura nostalgia? Y más importante, ¿le dan pelota a un estudio hecho con 400 llamadas? ¡Los leo en los comentarios!
Vamos a los números, que es donde la cosa se pone interesante. Según este estudio, Arias se fue de la presidencia con un impresionante 71% de aprobación. ¡Setenta y uno por ciento! Hoy en día, conseguir que 7 de cada 10 ticos estén de acuerdo en algo es casi un milagro. Por su lado, Chaves no está nada mal parado, la verdad; goza de un 66% de calificación positiva. Es un numerazo, no nos engañemos. El podio lo completa doña Laura Chinchilla, que cerró su periodo con un 51%, raspando la nota pero pasándola. Lo curioso aquí es el patrón: de los últimos cinco presidentes, solo estos tres lograron mantener la cabeza por encima del 50% de aprobación. Es un club bastante exclusivo, y nos dice mucho de lo complicado que es el brete de gobernar este país.
Y diay, como en toda historia, está la otra cara de la moneda. Si Arias y Chaves son los que están en la cima de la montaña rusa, del otro lado, en la parte más baja del recorrido, está Carlos Alvarado. Según la misma encuesta, el expresidente terminó su gestión con un aplastante 74% de impresiones negativas. Mae, eso es una vara que va a quedar para los libros de historia política. Que prácticamente 3 de cada 4 personas entrevistadas tuvieran una opinión negativa sobre su gestión es un dato brutal. Pone en perspectiva lo alto que están los números de Chaves y, sobre todo, lo estratosférico que fue el cierre de Arias en su momento. Cada gobierno es un mundo, pero la diferencia en la percepción ciudadana es abismal.
Ahora, el elefante en la habitación, como dirían los gringos: la metodología. No es por agüevar la fiesta, pero el estudio se hizo con una muestra de 400 personas contactadas por llamada telefónica. ¿Es suficiente para tomarle el pulso a todo el país? Técnicamente, las encuestadoras defienden que sí, pero siempre genera debate. Borges y Asociados dice que su objetivo es "aportar al debate público con información independiente", y eso es tuanis. Nos dan un chunche para conversar, una foto del momento. Pero es solo eso, una foto. No es la película completa. Habría que ver si esos mismos 400 ticos representan bien al que anda en bus, al que tiene finca en Guanacaste y al que trabaja en una transnacional en Heredia.
Al final del día, esta vara nos deja con más preguntas que respuestas, y eso es lo chiva. Nos obliga a pensar. ¿El altísimo número de Arias es pura nostalgia por una época que (creemos) fue mejor, con el TLC recién firmado y otra vibra en el aire? ¿O es que su teflón político era de otro nivel? Y sobre Chaves, ¿ese 66% es un techo o todavía tiene espacio para crecer? Demuestra que, a pesar del ruido y las polémicas, una buena parte del país sigue conectada con su discurso. Pero la pregunta del millón queda picando en el aire. Maes, ¿ustedes qué creen? ¿Esta encuesta es un reflejo fiel de la realidad o pura nostalgia? Y más importante, ¿le dan pelota a un estudio hecho con 400 llamadas? ¡Los leo en los comentarios!
