Ay, mi gente, parece que la candidata Laura Fernández está jugando duro al escondite con los demás aspirantes a la presidencia. Mientras los otros se rifan en debates y foros buscando convencer al electorado, ella se mantiene en una especie de bruma, evitando cualquier confrontación directa. La verdad, da que pensar, ¿será que tiene miedo de mostrarle la cara al resto o estará tramando algo más?
Desde hace semanas, varios candidatos han hecho un llamado público a Fernández para que participe en debates abiertos. Claudia Dobles, con su contador de ausencias en redes sociales, y Álvaro Ramos, con un video directo invitándola a “debates de esos de verdad”, han sido los más vocales. Hasta Ana Virginia Calzada, quien salió a retaquearla públicamente, demostrando que hasta las contrincantes quieren verla intercambiar ideas y opiniones. Pero la exministra, fiel a su estilo, sigue esquivando la conversación.
La excusa oficial, claro, es la “agenda apretada”. Dice que tiene otras prioridades de campaña, que está muy ocupada haciendo cosas “importantes”. Pero bueno, ¿qué cosas tan importantes puede estar haciendo que impidan discutir temas cruciales como la seguridad nacional, la economía o la educación? Parece cuento chino, diay. Algunos murmuran que está esperando el momento justo para aparecer con fuerza, aprovechando quizás algún resbalón de los otros candidatos. Una jugada maestra si funciona, pero arriesgada, ¿eh?
Y ni hablar de las apariciones en actos de gobierno junto al Presidente Chaves. Se la ve pegadita al mamato, acompañándolo en entregas de viviendas y eventos protocolarios. Una movida interesante, porque aunque dice buscar la independencia, no deja de beneficiarse de la popularidad –aunque sea controversial– del actual mandatario. Muchos se preguntan si es una muestra de lealtad incondicional o simplemente una forma de ganar visibilidad, aprovechándose del revuelo mediático que siempre genera Chaves. ¡Qué brete!
Pero eso no es todo, porque mientras todos los demás se esfuerzan por conectar con la gente a través de debates y reuniones públicas, Fernández parece preferir los actos privados y las plazas organizadas por su propio partido. Y en esas plazas, en vez de presentar propuestas concretas, suele escuchar los ataques del presidente Chaves contra el TSE, los diputados y otros actores políticos. ¿Será que busca congraciarse con la base dura del PPSO a costa de desprestigiar a sus oponentes? Se pone complicado el panorama.
Lo poco positivo es que finalmente anunció su intención de asistir a algunos debates televisados a partir de enero. Aunque, de entrada, no ha querido revelar la lista completa de medios a los que asistirá. Eso ya suena a otro truco, ¿verdad? Primero dice que va a debatir y luego te deja con la duda. Todo parece una cortina de humo para evitar tener que enfrentarse directamente a preguntas incómodas y críticas certeras. ¡Qué torta!
En fin, la situación es clara: Laura Fernández está optando por una estrategia de bajo perfil, evitando los debates y apostando por apariciones selectivas en actos de gobierno y eventos partidistas. Es una apuesta arriesgada, porque la falta de transparencia y el silencio pueden restarle credibilidad ante un electorado que exige respuestas claras y compromiso. Pero al mismo tiempo, podría funcionar si logra capitalizar algún error de sus adversarios o si consigue presentarse como la única alternativa seria y capaz de sacar adelante al país. Es una lástima que evitemos los debates, porque ahí es donde realmente se demuestra quién sabe de qué habla y quién es puro parloteo.
Ahora dime tú, mi pana: ¿Crees que la estrategia de Laura Fernández de evitar los debates es una maniobra inteligente para ganar votos o simplemente una señal de falta de confianza en sus propias ideas? ¿Debería obligarla el TSE a participar en debates públicos para asegurar una elección justa y transparente? Déjate sentir en los comentarios, quiero saber qué piensas sobre este rollo.
Desde hace semanas, varios candidatos han hecho un llamado público a Fernández para que participe en debates abiertos. Claudia Dobles, con su contador de ausencias en redes sociales, y Álvaro Ramos, con un video directo invitándola a “debates de esos de verdad”, han sido los más vocales. Hasta Ana Virginia Calzada, quien salió a retaquearla públicamente, demostrando que hasta las contrincantes quieren verla intercambiar ideas y opiniones. Pero la exministra, fiel a su estilo, sigue esquivando la conversación.
La excusa oficial, claro, es la “agenda apretada”. Dice que tiene otras prioridades de campaña, que está muy ocupada haciendo cosas “importantes”. Pero bueno, ¿qué cosas tan importantes puede estar haciendo que impidan discutir temas cruciales como la seguridad nacional, la economía o la educación? Parece cuento chino, diay. Algunos murmuran que está esperando el momento justo para aparecer con fuerza, aprovechando quizás algún resbalón de los otros candidatos. Una jugada maestra si funciona, pero arriesgada, ¿eh?
Y ni hablar de las apariciones en actos de gobierno junto al Presidente Chaves. Se la ve pegadita al mamato, acompañándolo en entregas de viviendas y eventos protocolarios. Una movida interesante, porque aunque dice buscar la independencia, no deja de beneficiarse de la popularidad –aunque sea controversial– del actual mandatario. Muchos se preguntan si es una muestra de lealtad incondicional o simplemente una forma de ganar visibilidad, aprovechándose del revuelo mediático que siempre genera Chaves. ¡Qué brete!
Pero eso no es todo, porque mientras todos los demás se esfuerzan por conectar con la gente a través de debates y reuniones públicas, Fernández parece preferir los actos privados y las plazas organizadas por su propio partido. Y en esas plazas, en vez de presentar propuestas concretas, suele escuchar los ataques del presidente Chaves contra el TSE, los diputados y otros actores políticos. ¿Será que busca congraciarse con la base dura del PPSO a costa de desprestigiar a sus oponentes? Se pone complicado el panorama.
Lo poco positivo es que finalmente anunció su intención de asistir a algunos debates televisados a partir de enero. Aunque, de entrada, no ha querido revelar la lista completa de medios a los que asistirá. Eso ya suena a otro truco, ¿verdad? Primero dice que va a debatir y luego te deja con la duda. Todo parece una cortina de humo para evitar tener que enfrentarse directamente a preguntas incómodas y críticas certeras. ¡Qué torta!
En fin, la situación es clara: Laura Fernández está optando por una estrategia de bajo perfil, evitando los debates y apostando por apariciones selectivas en actos de gobierno y eventos partidistas. Es una apuesta arriesgada, porque la falta de transparencia y el silencio pueden restarle credibilidad ante un electorado que exige respuestas claras y compromiso. Pero al mismo tiempo, podría funcionar si logra capitalizar algún error de sus adversarios o si consigue presentarse como la única alternativa seria y capaz de sacar adelante al país. Es una lástima que evitemos los debates, porque ahí es donde realmente se demuestra quién sabe de qué habla y quién es puro parloteo.
Ahora dime tú, mi pana: ¿Crees que la estrategia de Laura Fernández de evitar los debates es una maniobra inteligente para ganar votos o simplemente una señal de falta de confianza en sus propias ideas? ¿Debería obligarla el TSE a participar en debates públicos para asegurar una elección justa y transparente? Déjate sentir en los comentarios, quiero saber qué piensas sobre este rollo.