Maes, hay noticias que a uno le dan una mezcla de cólera y alivio, y esta es una de esas. Por un lado, ¡qué nivel de brete el que se jalaron los compas del SINAC y el OIJ! Se mandaron a San Rafael de Heredia y lograron liberar a tres loras que estaban en cautiverio. La parte buena es que las aves ya no están en una jaula. La parte que de verdad enoja es que, en pleno siglo XXI, todavía haya gente que no entiende que los animales silvestres no son un chunche más para decorar la casa.
La vara es que esta movida no fue de la nada. Todo arrancó gracias a varias denuncias que entraron por el sistema SITADA, esa plataforma donde uno puede poner el dedo y reportar estos despiches ambientales. La gente reportó que tenían a las loras en condiciones terribles, a la vista de todo el mundo, como si fuera la cosa más normal. Diay, por dicha la gente se está avispando y denunciando. Gracias a esos toques, las autoridades pudieron montar el operativo y llegar a sacar a los animales de ese hueco. Es que hay que ver la torta que se jalan algunos, creyendo que tener una lora en una jaula es "cuidarla". Eso no es cariño, mae, eso es maltrato y es ilegal.
Y aquí es donde el asunto se pone más serio. No eran tres loras cualquiera. Rescataron a dos loras copete rojo, que ya de por sí es un delito tenerlas, pero la tercera era una lora nuca amarilla (Amazona auropalliata). Para que nos entendamos: esta especie está en peligro crítico de extinción. O sea, está a un pelo de desaparecer del mapa para siempre, en gran parte por culpa de esta pésima costumbre de robarlas del nido para venderlas como mascotas. Cada vez que alguien compra una, está pagando para que esa especie se extinga. Así de simple. Por suerte, los tres ejemplares ya están en el Centro de Rescate Wildlife en La Garita, donde les están haciendo una valoración para ver cómo los recuperan.
Ahora, hablemos de plata, que parece ser lo único que alguna gente entiende. Tener animales silvestres no es un juego y la broma sale carísima. Si a usted lo pescan con una especie que no está en peligro, la multa va desde medio salario base hasta dos. Póngale números: de ¢231,100 a ¢924,400. Pero si usted se jaló la torta de tener una especie en peligro crítico, como la lora nuca amarilla, agárrese. La multa va de dos a cuatro salarios base. Estamos hablando de un monto que puede llegar hasta ¢1,848,800. ¡Casi dos melones por la gracia de tener un animalito encerrado!
Al final, este rescate es una victoria agridulce. Es tuanis que esas tres loras tengan una segunda oportunidad, pero es increíblemente frustrante que este brete sea necesario. Como dijo Meryll Arias, la directora del Área de Conservación Central del SINAC, la colaboración de la gente es clave y van a seguir con estos operativos para desincentivar esta práctica ilegal. La única forma de que esto pare es que la gente deje de comprar y que denuncie a los que venden y tienen. Los animales silvestres tienen que estar en el bosque, no en una jaula escuchando la novela de la tarde. Diay, maes, ¿qué creen ustedes? ¿Son las multas suficientes o debería haber castigos más serios para la gente que tiene fauna silvestre de mascota?
La vara es que esta movida no fue de la nada. Todo arrancó gracias a varias denuncias que entraron por el sistema SITADA, esa plataforma donde uno puede poner el dedo y reportar estos despiches ambientales. La gente reportó que tenían a las loras en condiciones terribles, a la vista de todo el mundo, como si fuera la cosa más normal. Diay, por dicha la gente se está avispando y denunciando. Gracias a esos toques, las autoridades pudieron montar el operativo y llegar a sacar a los animales de ese hueco. Es que hay que ver la torta que se jalan algunos, creyendo que tener una lora en una jaula es "cuidarla". Eso no es cariño, mae, eso es maltrato y es ilegal.
Y aquí es donde el asunto se pone más serio. No eran tres loras cualquiera. Rescataron a dos loras copete rojo, que ya de por sí es un delito tenerlas, pero la tercera era una lora nuca amarilla (Amazona auropalliata). Para que nos entendamos: esta especie está en peligro crítico de extinción. O sea, está a un pelo de desaparecer del mapa para siempre, en gran parte por culpa de esta pésima costumbre de robarlas del nido para venderlas como mascotas. Cada vez que alguien compra una, está pagando para que esa especie se extinga. Así de simple. Por suerte, los tres ejemplares ya están en el Centro de Rescate Wildlife en La Garita, donde les están haciendo una valoración para ver cómo los recuperan.
Ahora, hablemos de plata, que parece ser lo único que alguna gente entiende. Tener animales silvestres no es un juego y la broma sale carísima. Si a usted lo pescan con una especie que no está en peligro, la multa va desde medio salario base hasta dos. Póngale números: de ¢231,100 a ¢924,400. Pero si usted se jaló la torta de tener una especie en peligro crítico, como la lora nuca amarilla, agárrese. La multa va de dos a cuatro salarios base. Estamos hablando de un monto que puede llegar hasta ¢1,848,800. ¡Casi dos melones por la gracia de tener un animalito encerrado!
Al final, este rescate es una victoria agridulce. Es tuanis que esas tres loras tengan una segunda oportunidad, pero es increíblemente frustrante que este brete sea necesario. Como dijo Meryll Arias, la directora del Área de Conservación Central del SINAC, la colaboración de la gente es clave y van a seguir con estos operativos para desincentivar esta práctica ilegal. La única forma de que esto pare es que la gente deje de comprar y que denuncie a los que venden y tienen. Los animales silvestres tienen que estar en el bosque, no en una jaula escuchando la novela de la tarde. Diay, maes, ¿qué creen ustedes? ¿Son las multas suficientes o debería haber castigos más serios para la gente que tiene fauna silvestre de mascota?