¡Ay, Dios mío! Aquí seguimos con las mismas, ¿eh? El PLN, nuestro querido partido verdiblanco, se ha ido a meter en otro brete financiero. Resulta que le pidieron un préstamo jugosito de casi tres mil cuatrocientos millones de colones al Banco Crédito y Turismo (BCT). Uno pensaría que después de tantos años, ya habrían aprendido la lección, pero parece que no.
La movida, según dicen en el TSE, es para financiar la campaña electoral del 2026. Claro, porque siempre tienen que gastar a lo grande, diay. Ronald Chacón, del departamento de financiamiento del TSE, salió a explicar que el dinero lo van a ir sacando “en tractos”, o sea, poquito a poco, dependiendo de cómo les vaya con las finanzas. ¡Menos mal que así!
Pero lo que realmente me da risa (y a la vez preocupa) es que Álvaro Ramos, el candidato presidencial, dice que la campaña de este año va a ser más austera que las anteriores. Austera, ¿sí? Recuerdo la campaña del 2022, cuando emitieron un bono de tres mil cuatrocientos millones y en el 2018, cuando Antonio Álvarez Desanti necesitaba cuatro mil quinientos millones. ¡Una torta! ¿Dónde quedó la austeridad, Álvaro?
Y ni hablar del 2014, con Johnny Araya. Ahí lanzaron un certificado de siete mil ochocientos setenta y cinco millones de colones, ¡más cien y cuatro bonos más pequeños! ¡Madre mía, qué nivel de endeudamiento! Parece que tener partidos políticos es un deporte extremo de pedir prestado.
Lo curioso es que el PLN asegura que consiguieron el préstamo porque están organizados financieramente. Ramos incluso dijo que los bancos vieron que estaban “avanzando en lo de San Ramón” y que eso les dio confianza. Pero luego tuvo que retractarse, diciendo que el asunto de San Ramón no tenía nada que ver con el financiamiento. ¡Qué sal! Cambian de discurso como quien cambia de chunche.
Y hablando de San Ramón, ahí metieron aún más leña al fuego. Inicialmente, justificaron el préstamo diciendo que necesitaban el dinero por problemas en San Ramón, pero luego tuvieron que aclarar que no era cierto. Al final, admitieron que ya recibieron parte del dinero y que esperan más desembolsos pronto. ¡Esto huele raro, amigos!
En fin, la verdad es que esta novela del financiamiento político en Costa Rica es interminable. Siempre buscando maneras de conseguir plata, siempre pidiendo prestado, siempre teniendo que echar manos a la bolsa de los ciudadanos. Uno se pregunta: ¿hasta cuándo tendremos que aguantar esto? ¿Será que algún día nuestros partidos políticos aprenderán a manejar el dinero de forma responsable?
Ahora, díganme ustedes, queridos foristas: ¿cree usted que el PLN es capaz de cumplir su promesa de una campaña más austera o nos espera otro gasto desmedido? ¿Deberíamos considerar otras opciones de financiamiento para los partidos políticos en Costa Rica, como el crowdfunding o donaciones individuales, para reducir la dependencia de los préstamos bancarios?
La movida, según dicen en el TSE, es para financiar la campaña electoral del 2026. Claro, porque siempre tienen que gastar a lo grande, diay. Ronald Chacón, del departamento de financiamiento del TSE, salió a explicar que el dinero lo van a ir sacando “en tractos”, o sea, poquito a poco, dependiendo de cómo les vaya con las finanzas. ¡Menos mal que así!
Pero lo que realmente me da risa (y a la vez preocupa) es que Álvaro Ramos, el candidato presidencial, dice que la campaña de este año va a ser más austera que las anteriores. Austera, ¿sí? Recuerdo la campaña del 2022, cuando emitieron un bono de tres mil cuatrocientos millones y en el 2018, cuando Antonio Álvarez Desanti necesitaba cuatro mil quinientos millones. ¡Una torta! ¿Dónde quedó la austeridad, Álvaro?
Y ni hablar del 2014, con Johnny Araya. Ahí lanzaron un certificado de siete mil ochocientos setenta y cinco millones de colones, ¡más cien y cuatro bonos más pequeños! ¡Madre mía, qué nivel de endeudamiento! Parece que tener partidos políticos es un deporte extremo de pedir prestado.
Lo curioso es que el PLN asegura que consiguieron el préstamo porque están organizados financieramente. Ramos incluso dijo que los bancos vieron que estaban “avanzando en lo de San Ramón” y que eso les dio confianza. Pero luego tuvo que retractarse, diciendo que el asunto de San Ramón no tenía nada que ver con el financiamiento. ¡Qué sal! Cambian de discurso como quien cambia de chunche.
Y hablando de San Ramón, ahí metieron aún más leña al fuego. Inicialmente, justificaron el préstamo diciendo que necesitaban el dinero por problemas en San Ramón, pero luego tuvieron que aclarar que no era cierto. Al final, admitieron que ya recibieron parte del dinero y que esperan más desembolsos pronto. ¡Esto huele raro, amigos!
En fin, la verdad es que esta novela del financiamiento político en Costa Rica es interminable. Siempre buscando maneras de conseguir plata, siempre pidiendo prestado, siempre teniendo que echar manos a la bolsa de los ciudadanos. Uno se pregunta: ¿hasta cuándo tendremos que aguantar esto? ¿Será que algún día nuestros partidos políticos aprenderán a manejar el dinero de forma responsable?
Ahora, díganme ustedes, queridos foristas: ¿cree usted que el PLN es capaz de cumplir su promesa de una campaña más austera o nos espera otro gasto desmedido? ¿Deberíamos considerar otras opciones de financiamiento para los partidos políticos en Costa Rica, como el crowdfunding o donaciones individuales, para reducir la dependencia de los préstamos bancarios?
