¡Ay, Dios mío! El Caso Guarumal sigue dando de qué hablar, má’ porque resulta que los tres colombianos que andaban custodiando parque y armamento en Palmar Sur, los dejaron libres. Sí, libreta como un pajarito, después de que un juez de Osa les dijo que no había suficiente ‘vara’ para conectarlos con la banda que trae droga pa’ acá. Una bronca monumental, ¿eh?
Para refrescarles la memoria, este caso salió a luz el 21 de octubre pasado, cuando el OIJ y la Fiscalía sacaron la parada con un operativo en una bodega que llamaban ‘Taller’. Ahí encontraron fusiles, armas cortas, marihuana y hasta documentos de otros miembros de la organización que aún andan sueltos. Un brete de cosas ilícitas, y todo eso mientras esos señores, Yohan Núñez, Roney Sánchez y Rigoberto Muñoz, parecían estar tranquilos, haciendo la vida normal.
Según el Ministerio Público, esos mae no eran precisamente mensajeros. Tenían el rol de custodiar toda esa mercadería y mantener la calma en medio del negocio. El informe cuenta que en sus habitaciones hallaron radios GPS, los cuales, al parecer, usaba la banda para coordinar el movimiento de las lanchas cargadas de droga. ¡Qué chimba! Imagínate el alcance de esta organización… llegando hasta nuestros cantones.
Pero ahí viene la torta. El juez Francisco Traña Chaves, después de revisar el caso, decidió dejarlos ir. Argumentó que no había pruebas sólidas que vincularan a estos tres con la organización criminal. ‘No se logra acreditar el grado de probabilidad’, escribió en la resolución. Ahora, por supuesto, andan buscando otra ‘vara’ para meterlos atrás, pero primero tienen que encontrar dónde se fueron a esconder.
Y como si fuera poco, al parecer, la Fiscalía no tardó mucho en pedir que revisaran esa decisión. Apelaron y tuvieron otra audiencia el 27 de noviembre, pero esos mae ni pum. Se fueron al traste. Su abogado, Ricardo Sibaja Arias, llegó a decir que ni siquiera sabía dónde estaban. “Desde el día de la audiencia... no sabía más de mis representados”, declaró el abogado, con cara de pocos amigos.
Otro juez, Walter Cordero Prendas, finalmente escuchó a la Fiscalía y cambió la jugada. Ordenó que los volvieran a meter presos, pero ahora la búsqueda es más complicada. Las autoridades judiciales y policiales están moviendo cielo y tierra para encontrarlos, pero por el momento, son fantasmas. Me pregunto quién les ayudó a desaparecer, ¿será que hay gente allegada protegiéndolos?
El Caso Guarumal es parte de una red más grande que recibe droga y marihuana desde Colombia, que entra por el Triángulo de Osa y la distribuyen en casas seguras en Belén y Santo Domingo de Heredia. Ya le decomisaron más de 100 kilos de cocaína escondida en una supuesta bodega subterránea. Parece que tenemos unos huespedes bien pesados operando en nuestro país, ¡qué sal!
Con todo este escándalo, no me queda más que preguntarle a ustedes, ¿creen que la justicia realmente está siendo ciega en este caso o hay intereses más grandes detrás de esta liberación y fuga? ¿Deberían endurecer las medidas para evitar que situaciones como esta se repitan y ponerle más lupa a la entrada de droga por el Triángulo de Osa?
Para refrescarles la memoria, este caso salió a luz el 21 de octubre pasado, cuando el OIJ y la Fiscalía sacaron la parada con un operativo en una bodega que llamaban ‘Taller’. Ahí encontraron fusiles, armas cortas, marihuana y hasta documentos de otros miembros de la organización que aún andan sueltos. Un brete de cosas ilícitas, y todo eso mientras esos señores, Yohan Núñez, Roney Sánchez y Rigoberto Muñoz, parecían estar tranquilos, haciendo la vida normal.
Según el Ministerio Público, esos mae no eran precisamente mensajeros. Tenían el rol de custodiar toda esa mercadería y mantener la calma en medio del negocio. El informe cuenta que en sus habitaciones hallaron radios GPS, los cuales, al parecer, usaba la banda para coordinar el movimiento de las lanchas cargadas de droga. ¡Qué chimba! Imagínate el alcance de esta organización… llegando hasta nuestros cantones.
Pero ahí viene la torta. El juez Francisco Traña Chaves, después de revisar el caso, decidió dejarlos ir. Argumentó que no había pruebas sólidas que vincularan a estos tres con la organización criminal. ‘No se logra acreditar el grado de probabilidad’, escribió en la resolución. Ahora, por supuesto, andan buscando otra ‘vara’ para meterlos atrás, pero primero tienen que encontrar dónde se fueron a esconder.
Y como si fuera poco, al parecer, la Fiscalía no tardó mucho en pedir que revisaran esa decisión. Apelaron y tuvieron otra audiencia el 27 de noviembre, pero esos mae ni pum. Se fueron al traste. Su abogado, Ricardo Sibaja Arias, llegó a decir que ni siquiera sabía dónde estaban. “Desde el día de la audiencia... no sabía más de mis representados”, declaró el abogado, con cara de pocos amigos.
Otro juez, Walter Cordero Prendas, finalmente escuchó a la Fiscalía y cambió la jugada. Ordenó que los volvieran a meter presos, pero ahora la búsqueda es más complicada. Las autoridades judiciales y policiales están moviendo cielo y tierra para encontrarlos, pero por el momento, son fantasmas. Me pregunto quién les ayudó a desaparecer, ¿será que hay gente allegada protegiéndolos?
El Caso Guarumal es parte de una red más grande que recibe droga y marihuana desde Colombia, que entra por el Triángulo de Osa y la distribuyen en casas seguras en Belén y Santo Domingo de Heredia. Ya le decomisaron más de 100 kilos de cocaína escondida en una supuesta bodega subterránea. Parece que tenemos unos huespedes bien pesados operando en nuestro país, ¡qué sal!
Con todo este escándalo, no me queda más que preguntarle a ustedes, ¿creen que la justicia realmente está siendo ciega en este caso o hay intereses más grandes detrás de esta liberación y fuga? ¿Deberían endurecer las medidas para evitar que situaciones como esta se repitan y ponerle más lupa a la entrada de droga por el Triángulo de Osa?