Seamos honestos, a veces el día a día del país nos tiene tan metidos en el brete, las presas y el próximo partido de la Sele, que se nos van las luces con otras varas que están pasando. Y mae, qué buena vara la que acaba de pasar en Hatillo. Resulta que mientras medio país hablaba de lo de siempre, un grupo de güilas ticos se dedicó a hacer historia en silencio, demostrando que aquí hay talento para repartir. Costa Rica fue sede del Torneo Juvenil Multicategorías de Bádminton y, para que se hagan una idea, nuestros atletas se dejaron 26 medallas. ¡Veintiséis! La casa se respetó, y de qué manera.
Y no, no, aquí la vara fue en serio. No estamos hablando de una mejenga de barrio con los compas. El BN Arena se convirtió en el epicentro del bádminton juvenil del planeta por cuatro días. Llegaron delegaciones de 24 países, y no cualquiera. Estamos hablando de potencias como Dinamarca, Francia, Canadá y España, países donde este deporte es una religión. ¡Hasta de Australia y Sri Lanka vinieron! El nivel de competencia era altísimo, y nuestros representantes no solo dieron la talla, sino que se subieron al podio una y otra vez. Cuatro oros, cuatro platas y dieciocho bronces. ¡Qué chiva ver esos números!
Ahora, hablemos de los nombres que hay que empezar a apuntar. En la categoría U-17, Valentina Villarreal… mae, ¡qué carga esta güila! No se conformó con una medalla, sino que se colgó dos oros: uno en individual y otro en dobles mixto junto a Fabricio Cambronero. Una campeona absoluta. Y en la U-19, la categoría de los más grandes, Ethan Jiménez se proclamó campeón en individual masculino. ¡Otro carga! Estos maes, junto a otros talentos como Zoé Rodríguez, que se llevó plata en U-13, están demostrando que tienen con qué competirle a cualquiera. Son la punta de lanza de una generación que viene con todo.
Diay, y aquí es donde el asunto se pone todavía mejor. Esto no es casualidad. Que 26 medallas se queden en casa contra rivales de ese calibre significa que hay un proyecto serio detrás. El bádminton en Costa Rica ha dejado de ser ese chunche que uno jugaba en la playa sin red y con una bola de plástico. Se nota que hay estructura, entrenadores y, sobre todo, un compromiso increíble por parte de los atletas y sus familias. Pasar de ser un deporte emergente a consolidar un proyecto con proyección internacional en tan pocos años es algo que merece un aplauso de pie. El resultado fue, simplemente, a cachete.
Al final, noticias como esta son las que le alegran a uno el día y le recuerdan que el talento tico está en todas partes, no solo en una cancha de fútbol. Es una cachetada con guante blanco para que todos volvamos a ver a estos otros deportes que se la juegan en silencio y nos llenan de orgullo. Estos güilas no solo ganaron medallas, ganaron respeto y pusieron el nombre de Costa Rica en el mapa mundial del bádminton. Pero bueno, les tiro la bola a ustedes en el foro: ¿sabían de este torneo? ¿Qué otro deporte creen que la está rompiendo y no le estamos dando la pelota que se merece?
Y no, no, aquí la vara fue en serio. No estamos hablando de una mejenga de barrio con los compas. El BN Arena se convirtió en el epicentro del bádminton juvenil del planeta por cuatro días. Llegaron delegaciones de 24 países, y no cualquiera. Estamos hablando de potencias como Dinamarca, Francia, Canadá y España, países donde este deporte es una religión. ¡Hasta de Australia y Sri Lanka vinieron! El nivel de competencia era altísimo, y nuestros representantes no solo dieron la talla, sino que se subieron al podio una y otra vez. Cuatro oros, cuatro platas y dieciocho bronces. ¡Qué chiva ver esos números!
Ahora, hablemos de los nombres que hay que empezar a apuntar. En la categoría U-17, Valentina Villarreal… mae, ¡qué carga esta güila! No se conformó con una medalla, sino que se colgó dos oros: uno en individual y otro en dobles mixto junto a Fabricio Cambronero. Una campeona absoluta. Y en la U-19, la categoría de los más grandes, Ethan Jiménez se proclamó campeón en individual masculino. ¡Otro carga! Estos maes, junto a otros talentos como Zoé Rodríguez, que se llevó plata en U-13, están demostrando que tienen con qué competirle a cualquiera. Son la punta de lanza de una generación que viene con todo.
Diay, y aquí es donde el asunto se pone todavía mejor. Esto no es casualidad. Que 26 medallas se queden en casa contra rivales de ese calibre significa que hay un proyecto serio detrás. El bádminton en Costa Rica ha dejado de ser ese chunche que uno jugaba en la playa sin red y con una bola de plástico. Se nota que hay estructura, entrenadores y, sobre todo, un compromiso increíble por parte de los atletas y sus familias. Pasar de ser un deporte emergente a consolidar un proyecto con proyección internacional en tan pocos años es algo que merece un aplauso de pie. El resultado fue, simplemente, a cachete.
Al final, noticias como esta son las que le alegran a uno el día y le recuerdan que el talento tico está en todas partes, no solo en una cancha de fútbol. Es una cachetada con guante blanco para que todos volvamos a ver a estos otros deportes que se la juegan en silencio y nos llenan de orgullo. Estos güilas no solo ganaron medallas, ganaron respeto y pusieron el nombre de Costa Rica en el mapa mundial del bádminton. Pero bueno, les tiro la bola a ustedes en el foro: ¿sabían de este torneo? ¿Qué otro deporte creen que la está rompiendo y no le estamos dando la pelota que se merece?