Seamos honestos, a todos nos cuadra vernos bien. Un arreglito por aquí, otro por allá... la vara es que en la era de Instagram, la presión por verse "perfecto" es real. Pero, ¿a qué costo? La noticia que soltó el Colegio de Médicos hoy es para que a uno se le ponga la piel de gallina: hay 13 investigaciones abiertas por negligencia en cirugías estéticas y, de esos, tres casos son de gente que ni siquiera eran especialistas. Literalmente, maes que jugaron de cirujanos con la salud y la vida de la gente. Esto no es una simple torta, es un desastre con bisturí que está pasando frente a nuestras narices y que pone en evidencia un problema mucho más profundo del que queremos admitir.
El caso que más impacta es el de una muchacha, "Eva", que casi pierde un seno por ponerse en manos de uno de estos supuestos "expertos". ¡Qué salado! Uno se imagina el calvario: pagás un platal, te metés a un quirófano esperando salir mejor y terminás con un problema que te puede marcar para siempre. Todo el plan de mejorar su apariencia se fue al traste y, por el contrario, tuvo que someterse a una reconstrucción de emergencia con un doctor de verdad. Esto va más allá de un mal resultado estético; estamos hablando de gente que sufre mutilaciones y daños permanentes por culpa de irresponsables que ven a los pacientes como un cajero automático y no como personas.
Y aquí es donde la cosa se pone peor, porque uno se pregunta: ¿cómo es que esto sigue pasando? Diay, resulta que hay un portillo en la ley que es una completa locura. La legislación actual permite que un médico general, sin la especialidad de años que requiere la cirugía plástica, pueda hacer ciertos procedimientos. ¡Qué torta monumental! Es como pedirle a un mecánico que te haga una operación de corazón solo porque ambos "arreglan" cosas. El brete de un cirujano plástico reconstructivo y estético requiere una destreza y un conocimiento que no se aprenden en un cursito de fin de semana. Esta ambigüedad legal es la alfombra roja para que cualquiera con una gabacha y cero escrúpulos monte un negocio riesgoso.
Las consecuencias, como se imaginarán, son de terror. No hablamos solo de que el resultado "no quede bonito". Estamos hablando de infecciones que te pueden mandar al hospital por semanas, daños estéticos que ni con toda la plata del mundo se arreglan y, en el peor de los casos, un riesgo real de no salir vivo de la operación. Y para los genios que deciden ejercer sin la debida acreditación, que sepan que no es un juego: se exponen a penas de cárcel. Pero mientras la justicia llega, el daño ya está hecho. La salud no es un chunche con el que se pueda experimentar y muchísimo menos un área donde se pueda buscar "la opción más barata".
Al final, la vara es seria y la responsabilidad empieza por uno mismo. La Asociación Costarricense de Cirugía Plástica lo dice claro: antes de siquiera pensar en entrar a un quirófano, hay que hacer la tarea. Métanse a la página del Colegio de Médicos y busquen al doctor por nombre y apellidos. Verifiquen que tenga la especialidad en "Cirugía Plástica, Reconstructiva y Estética". No se confíen de un perfil de Instagram bonito ni de un descuento "imperdible". Su salud vale más que cualquier oferta. Ahora abro el foro, maes: aparte de lo obvio de revisar en el Colegio, ¿qué otras "banderas rojas" o mañas han visto ustedes en este mundillo? ¿Conocen alguna historia de terror que nos sirva a todos de lección?
El caso que más impacta es el de una muchacha, "Eva", que casi pierde un seno por ponerse en manos de uno de estos supuestos "expertos". ¡Qué salado! Uno se imagina el calvario: pagás un platal, te metés a un quirófano esperando salir mejor y terminás con un problema que te puede marcar para siempre. Todo el plan de mejorar su apariencia se fue al traste y, por el contrario, tuvo que someterse a una reconstrucción de emergencia con un doctor de verdad. Esto va más allá de un mal resultado estético; estamos hablando de gente que sufre mutilaciones y daños permanentes por culpa de irresponsables que ven a los pacientes como un cajero automático y no como personas.
Y aquí es donde la cosa se pone peor, porque uno se pregunta: ¿cómo es que esto sigue pasando? Diay, resulta que hay un portillo en la ley que es una completa locura. La legislación actual permite que un médico general, sin la especialidad de años que requiere la cirugía plástica, pueda hacer ciertos procedimientos. ¡Qué torta monumental! Es como pedirle a un mecánico que te haga una operación de corazón solo porque ambos "arreglan" cosas. El brete de un cirujano plástico reconstructivo y estético requiere una destreza y un conocimiento que no se aprenden en un cursito de fin de semana. Esta ambigüedad legal es la alfombra roja para que cualquiera con una gabacha y cero escrúpulos monte un negocio riesgoso.
Las consecuencias, como se imaginarán, son de terror. No hablamos solo de que el resultado "no quede bonito". Estamos hablando de infecciones que te pueden mandar al hospital por semanas, daños estéticos que ni con toda la plata del mundo se arreglan y, en el peor de los casos, un riesgo real de no salir vivo de la operación. Y para los genios que deciden ejercer sin la debida acreditación, que sepan que no es un juego: se exponen a penas de cárcel. Pero mientras la justicia llega, el daño ya está hecho. La salud no es un chunche con el que se pueda experimentar y muchísimo menos un área donde se pueda buscar "la opción más barata".
Al final, la vara es seria y la responsabilidad empieza por uno mismo. La Asociación Costarricense de Cirugía Plástica lo dice claro: antes de siquiera pensar en entrar a un quirófano, hay que hacer la tarea. Métanse a la página del Colegio de Médicos y busquen al doctor por nombre y apellidos. Verifiquen que tenga la especialidad en "Cirugía Plástica, Reconstructiva y Estética". No se confíen de un perfil de Instagram bonito ni de un descuento "imperdible". Su salud vale más que cualquier oferta. Ahora abro el foro, maes: aparte de lo obvio de revisar en el Colegio, ¿qué otras "banderas rojas" o mañas han visto ustedes en este mundillo? ¿Conocen alguna historia de terror que nos sirva a todos de lección?
