¡Ay, Dios mío! Esto sí que es una vaina rara, imagínate, un jovencito llevando una feria de rifles tipo AR-15 y una buena suma de lana en un autobús que se dirigía a Limón. Pues eso pasó ayer, según fuentes de la Fuerza Pública. Parece sacado de película, ¿verdad?
La cosa empezó porque hubo un reporte, dicen que alguien avisó que había armas escondidas en el bus. Entonces, los oficiales de la Fuerza Pública se pusieron las pilas y organizaron un operativo sorpresa en la carretera. Uno no sabe qué estar pasando en estos tiempos, ¡uno se asusta!
Cuando detuvieron el bus, los perros K9, esos maestros detectores de cosas raras, empezaron a ladrarle a unas cajas de plástico que estaban guardadas en la parte del equipaje. Y ahí, al abrir las cajas, ¡boom!, encontraron diez rifles AR-15, listos para hacer ruido. Una verdadera torta.
Pero eso no era todo, chunches. Resulta que el menor, que ni siquiera tenía edad de votar, llevaba encima dos millones y medio colones en efectivo. ¡Una fortuna! Además, tenía una pistola con tres cargadores. Imagínate el brete en el que estaba metido el pobre chico, diay.
Según nos comentan, el menor quedó bajo custodia policial, ahora tendrán que ver qué onda con todo esto. Las autoridades ya están investigando quién le mandó a hacer, quién es el responsable de ponerle esas armas y ese dinero en las manos de un muchacho tan joven. ¡Esto huele a podrido, mae!
Este caso nos hace pensar en cómo andamos parados con la inseguridad en el país. Tenemos organizaciones criminales operando a plena vista, y parece que hasta nuestros jóvenes están siendo utilizados para fines ilícitos. Es una preocupación enorme, porque si esto le pasa en un autobús, ¿qué estará pasando en otros lados?
Algunos analistas políticos ya empiezan a decir que este hecho podría tener relación con la reciente fuga de varios sicarios de la banda de Tony Peña Russell. Dicen que podrían estar buscando nuevos operadores para sus actividades ilegales. Que salgan a trabajar honradamente, ¡por favor!
En fin, este caso es un llamado de atención para todos nosotros. Nos obliga a reflexionar sobre la importancia de proteger a nuestros jóvenes y brindarles oportunidades para que puedan construir un futuro digno y lejos de la violencia. Ahora dime, ¿crees que deberíamos endurecer las penas para quienes involucran a menores en actividades delictivas o prefieres enfocarte en programas de prevención y reinserción social?
La cosa empezó porque hubo un reporte, dicen que alguien avisó que había armas escondidas en el bus. Entonces, los oficiales de la Fuerza Pública se pusieron las pilas y organizaron un operativo sorpresa en la carretera. Uno no sabe qué estar pasando en estos tiempos, ¡uno se asusta!
Cuando detuvieron el bus, los perros K9, esos maestros detectores de cosas raras, empezaron a ladrarle a unas cajas de plástico que estaban guardadas en la parte del equipaje. Y ahí, al abrir las cajas, ¡boom!, encontraron diez rifles AR-15, listos para hacer ruido. Una verdadera torta.
Pero eso no era todo, chunches. Resulta que el menor, que ni siquiera tenía edad de votar, llevaba encima dos millones y medio colones en efectivo. ¡Una fortuna! Además, tenía una pistola con tres cargadores. Imagínate el brete en el que estaba metido el pobre chico, diay.
Según nos comentan, el menor quedó bajo custodia policial, ahora tendrán que ver qué onda con todo esto. Las autoridades ya están investigando quién le mandó a hacer, quién es el responsable de ponerle esas armas y ese dinero en las manos de un muchacho tan joven. ¡Esto huele a podrido, mae!
Este caso nos hace pensar en cómo andamos parados con la inseguridad en el país. Tenemos organizaciones criminales operando a plena vista, y parece que hasta nuestros jóvenes están siendo utilizados para fines ilícitos. Es una preocupación enorme, porque si esto le pasa en un autobús, ¿qué estará pasando en otros lados?
Algunos analistas políticos ya empiezan a decir que este hecho podría tener relación con la reciente fuga de varios sicarios de la banda de Tony Peña Russell. Dicen que podrían estar buscando nuevos operadores para sus actividades ilegales. Que salgan a trabajar honradamente, ¡por favor!
En fin, este caso es un llamado de atención para todos nosotros. Nos obliga a reflexionar sobre la importancia de proteger a nuestros jóvenes y brindarles oportunidades para que puedan construir un futuro digno y lejos de la violencia. Ahora dime, ¿crees que deberíamos endurecer las penas para quienes involucran a menores en actividades delictivas o prefieres enfocarte en programas de prevención y reinserción social?
