Maes, paren todo un toque porque les traigo una noticia de esas que son un subibaja de emociones. Por un lado, ¡qué tuanis! Y por el otro, una realidad que nos pega durísimo. La vara es sobre un tipo de cáncer con un nombre medio enredado, el Mieloma Múltiple (MM), que para muchos era casi una sentencia. Resulta que una hematóloga durísima, la doctora Roberta Demichelis, soltó una bomba en una cumbre médica: los tratamientos nuevos han logrado duplicar la supervivencia de los pacientes en los últimos años. O sea, el doble de tiempo, el doble de vida. Eso, en el mundo del cáncer, es una victoria monumental, casi como ganarle una final a la Liga en el último minuto.
Para que entiendan la magnitud de la vara, antes el tratamiento era casi como entrarle a una piñata con los ojos vendados y darle con un palo a todo lo que se mueva, esperando pegarle a las células malas (la quimio tradicional). Un despiche para el cuerpo. Ahora, la ciencia se puso las pilas y desarrolló inmunoterapias y tratamientos con anticuerpos que son como francotiradores de élite. Estos chunches van directo a cazar las células cancerígenas y, aunque no son un confite, los efectos secundarios son muchísimo menores. La doctora Demichelis lo dijo clarito: se mejora la calidad de vida de una forma increíble. El paciente no solo sobrevive, sino que puede tener un día a día más normal, con menos dolor y más energía. ¡Qué nivel de avance!
Pero bueno, aquí es donde el tren de la felicidad empieza a frenar en seco. Justo cuando uno está celebrando el ingenio humano, la doctora tira el baldazo de agua fría: el costo de estas maravillas. Según ella, los precios son “excesivamente elevados”. Y diay, si en un país como México, donde fue la conferencia, la ven fea, imagínense lo que significa eso para nosotros. Uno escucha “costos elevados” y de una piensa en la Caja. Toda esa esperanza, todo ese avance tecnológico, se puede ir al traste si al final del día es impagable. Es la historia de siempre: tenemos la solución, pero está guardada bajo siete llaves en una caja fuerte de platino. La situación se pone salada, porque nos deja con una pregunta incómoda flotando en el aire.
Es importante ser realistas. La misma doctora Demichelis aclaró que, a pesar de todo, el MM todavía se considera una enfermedad incurable porque las recaídas son frecuentes. No es que ya exista la pastillita mágica. El verdadero brete, por ahora, no es tanto hablar de una “cura” definitiva, sino de cronificar la enfermedad. O sea, convertirla en algo con lo que se pueda vivir, y vivir bien, por mucho tiempo. Y en esa misión, estos nuevos tratamientos son los que están cambiando las reglas del juego por completo. Pasar de un diagnóstico fatal a uno manejable es un cambio de 180 grados que le da esperanza real a miles de familias.
Al final, quedamos con un panorama agridulce. Por un lado, la ciencia está volando altísimo, dándonos herramientas que hace 20 años parecían sacadas de una película de ciencia ficción. Pero por el otro, la economía nos ancla al suelo y nos recuerda que el acceso a esa ciencia es el verdadero reto. No es solo inventar el tratamiento, es hacerlo llegar a la gente que lo necesita, sin importar la billetera. Es un debate que nos toca a todos, porque hoy es el Mieloma Múltiple, pero mañana puede ser cualquier otra enfermedad.
Diay, maes, ¿qué opinan ustedes? ¿De qué sirve tener la medicina del futuro si solo la pueden pagar unos pocos? ¿Cómo hacemos para que estos avances lleguen a la gente de a pie, aquí en la Caja?
Para que entiendan la magnitud de la vara, antes el tratamiento era casi como entrarle a una piñata con los ojos vendados y darle con un palo a todo lo que se mueva, esperando pegarle a las células malas (la quimio tradicional). Un despiche para el cuerpo. Ahora, la ciencia se puso las pilas y desarrolló inmunoterapias y tratamientos con anticuerpos que son como francotiradores de élite. Estos chunches van directo a cazar las células cancerígenas y, aunque no son un confite, los efectos secundarios son muchísimo menores. La doctora Demichelis lo dijo clarito: se mejora la calidad de vida de una forma increíble. El paciente no solo sobrevive, sino que puede tener un día a día más normal, con menos dolor y más energía. ¡Qué nivel de avance!
Pero bueno, aquí es donde el tren de la felicidad empieza a frenar en seco. Justo cuando uno está celebrando el ingenio humano, la doctora tira el baldazo de agua fría: el costo de estas maravillas. Según ella, los precios son “excesivamente elevados”. Y diay, si en un país como México, donde fue la conferencia, la ven fea, imagínense lo que significa eso para nosotros. Uno escucha “costos elevados” y de una piensa en la Caja. Toda esa esperanza, todo ese avance tecnológico, se puede ir al traste si al final del día es impagable. Es la historia de siempre: tenemos la solución, pero está guardada bajo siete llaves en una caja fuerte de platino. La situación se pone salada, porque nos deja con una pregunta incómoda flotando en el aire.
Es importante ser realistas. La misma doctora Demichelis aclaró que, a pesar de todo, el MM todavía se considera una enfermedad incurable porque las recaídas son frecuentes. No es que ya exista la pastillita mágica. El verdadero brete, por ahora, no es tanto hablar de una “cura” definitiva, sino de cronificar la enfermedad. O sea, convertirla en algo con lo que se pueda vivir, y vivir bien, por mucho tiempo. Y en esa misión, estos nuevos tratamientos son los que están cambiando las reglas del juego por completo. Pasar de un diagnóstico fatal a uno manejable es un cambio de 180 grados que le da esperanza real a miles de familias.
Al final, quedamos con un panorama agridulce. Por un lado, la ciencia está volando altísimo, dándonos herramientas que hace 20 años parecían sacadas de una película de ciencia ficción. Pero por el otro, la economía nos ancla al suelo y nos recuerda que el acceso a esa ciencia es el verdadero reto. No es solo inventar el tratamiento, es hacerlo llegar a la gente que lo necesita, sin importar la billetera. Es un debate que nos toca a todos, porque hoy es el Mieloma Múltiple, pero mañana puede ser cualquier otra enfermedad.
Diay, maes, ¿qué opinan ustedes? ¿De qué sirve tener la medicina del futuro si solo la pueden pagar unos pocos? ¿Cómo hacemos para que estos avances lleguen a la gente de a pie, aquí en la Caja?