¡Ay, Dios mío! Parece que otra vez estamos metidos en un brete gordo con la Migración. Las cosas se pusieron más calientes que gallina pochada cuando el Movimiento de Mujeres Indígenas de Nicaragua (Mairin Kaikanka) soltó la bomba: denuncian que en los puestos fronterizos, la Policía Profesional de Migración le está dando largas a las nicas que piden refugio, mientras que a otros nacionales, ¡le dan el visto bueno rapidito!
Según cuentan, varias hermanas indígenas y afrodescendientes tuvieron que hacer el viaje hasta San José, con todos sus hijos y preocupaciones, para siquiera conseguir una cita. Imagínate el rollo, tener que dejar atrás todo para buscar protección en nuestro país, y luego te topas con esto. De entrada, me dio qué pensar... si esto es cierto, ¡tremendo problema!
El movimiento no se anduvo con rodeos y lo calificó de “actos de xenofobia institucional”. Dicen que negarles el trámite en la frontera es violar los derechos humanos básicos, es decir, mandarles a deportar sin darle oportunidad de defenderse. Claramente, esto ha levantado ampollas y puso a muchos a cuestionarse cómo tratamos a nuestros hermanos centroamericanos que buscan un respiro.
Pero llegó el director de Migración, Omer Badilla, a negar todo con vehemencia. Según él, “la denuncia no tiene asidero, ni lógica ni sustento”. Asegura que Costa Rica cumple con los acuerdos internacionales y que atienden a la población nicaragüense continuamente. Vamos, que dice que nos están inventando todo, y eso, pues ahí lo tienen que demostrar.
Badilla explica que en el país hay alrededor de 180 mil personas pidiendo refugio, la mayoría nicas, y que tienen procesos especiales para los pueblos indígenas. Dice que la manifestación del movimiento carece de lógica, pero, diay, si la evidencia parece bastante concreta, ¿qué estamos viendo nosotros?
Lo cierto es que Costa Rica siempre ha sido conocida como un país de acogida, famoso por abrirle las puertas a quien huye de la violencia y la persecución. Pero últimamente, con tantos problemas económicos y sociales, parece que la actitud ha cambiado un poquito. Ya no somos tan “tuanis” como antes, y eso preocupa a mucha gente. Además, la situación en Nicaragua es complicada, y miles de personas siguen buscando seguridad aquí.
Este caso nos obliga a reflexionar sobre nuestra identidad como ticos y nuestra responsabilidad con los demás seres humanos. ¿Estamos perdiendo nuestras virtudes?, ¿estamos dejando que el miedo y la incertidumbre nos hagan olvidar la solidaridad?. Recordemos que alguna vez fuimos nosotros quienes necesitamos ayuda, y que la mano amiga de otros países nos sacó adelante en momentos difíciles. El pasado nunca lo olvidemos, vamos.
En fin, este tema está candela y amerita un debate profundo. ¿Ustedes creen que realmente existen prácticas discriminatorias en los puestos migratorios? ¿O es que estamos exagerando con las acusaciones? Déjenme saber sus opiniones en el foro, ¡me interesa mucho leerlas!”,
Según cuentan, varias hermanas indígenas y afrodescendientes tuvieron que hacer el viaje hasta San José, con todos sus hijos y preocupaciones, para siquiera conseguir una cita. Imagínate el rollo, tener que dejar atrás todo para buscar protección en nuestro país, y luego te topas con esto. De entrada, me dio qué pensar... si esto es cierto, ¡tremendo problema!
El movimiento no se anduvo con rodeos y lo calificó de “actos de xenofobia institucional”. Dicen que negarles el trámite en la frontera es violar los derechos humanos básicos, es decir, mandarles a deportar sin darle oportunidad de defenderse. Claramente, esto ha levantado ampollas y puso a muchos a cuestionarse cómo tratamos a nuestros hermanos centroamericanos que buscan un respiro.
Pero llegó el director de Migración, Omer Badilla, a negar todo con vehemencia. Según él, “la denuncia no tiene asidero, ni lógica ni sustento”. Asegura que Costa Rica cumple con los acuerdos internacionales y que atienden a la población nicaragüense continuamente. Vamos, que dice que nos están inventando todo, y eso, pues ahí lo tienen que demostrar.
Badilla explica que en el país hay alrededor de 180 mil personas pidiendo refugio, la mayoría nicas, y que tienen procesos especiales para los pueblos indígenas. Dice que la manifestación del movimiento carece de lógica, pero, diay, si la evidencia parece bastante concreta, ¿qué estamos viendo nosotros?
Lo cierto es que Costa Rica siempre ha sido conocida como un país de acogida, famoso por abrirle las puertas a quien huye de la violencia y la persecución. Pero últimamente, con tantos problemas económicos y sociales, parece que la actitud ha cambiado un poquito. Ya no somos tan “tuanis” como antes, y eso preocupa a mucha gente. Además, la situación en Nicaragua es complicada, y miles de personas siguen buscando seguridad aquí.
Este caso nos obliga a reflexionar sobre nuestra identidad como ticos y nuestra responsabilidad con los demás seres humanos. ¿Estamos perdiendo nuestras virtudes?, ¿estamos dejando que el miedo y la incertidumbre nos hagan olvidar la solidaridad?. Recordemos que alguna vez fuimos nosotros quienes necesitamos ayuda, y que la mano amiga de otros países nos sacó adelante en momentos difíciles. El pasado nunca lo olvidemos, vamos.
En fin, este tema está candela y amerita un debate profundo. ¿Ustedes creen que realmente existen prácticas discriminatorias en los puestos migratorios? ¿O es que estamos exagerando con las acusaciones? Déjenme saber sus opiniones en el foro, ¡me interesa mucho leerlas!”,