¡Ay, Dios mío! La Isla del Coco nos sigue regalando historias de superación dignas de película. Resulta que Maynor Zúñiga, un guardaparque con más experiencia que arena en Manuel Antonio, sufrió un golpe de suerte tremendo después de caer por un precipicio de casi 50 metros mientras intentaba agarrar señal para avisarle de un deslizamiento.
Según nos cuentan los compañeros, Don Maynor andaba buscando dónde sacar unas fotos pa’ mandarles al jefe sobre el deslizamiento, cuando bam… ¡plumas! Se le fue todo al garete y pegó un brinco monumental. Imagínense el sustazo, ¡un viaje gratis hasta el centro de la isla!
Lo más loco de todo es que el pobre hombre pasó casi nueve horas ahí tirado antes de que llegaran los rescatistas. Nueve horas, mae, eso es un montón. Cuando finalmente lo encontraron, parecía que había salido de una lavadora. Los médicos tuvieron que trabajarle duro para quitarle casi un litro de sangre del pulmón derecho y medio litro del izquierdo, ¡vaya bronca!
Y ni hablar de las costillas y el hombro fracturados. Pero lo que realmente dejó boquiabiertos a los doctores fue cómo su columna vertebral aguantó el castigo. Dicen que prácticamente le hicieron un milagro, porque según ellos, con esa paliza, cualquier otro estaría arrastrándose. “¡Eso es pura bendición!”, exclamó uno de los galenos durante la conferencia de prensa.
Desde entonces, ha sido un proceso largo y tedioso. Pasó varios días en Bahía Wifer recuperándose, poco a poco volviendo a sentir las manos y los pies. Cuenta que en esos momentos, lo único que podía hacer era quejirse y agradecer estar vivo, pues el dolor era insoportable. Una verdadera prueba de fe, ¡chavala!
Ahora, ya de vuelta en casa, Don Maynor está tomando las cosas con calma, agradeciendo la vida y rodeado de su familia. Nos comentó que nunca olvidará el apoyo de sus colegas guardaparques y del personal médico, quienes estuvieron pendientes de él en cada momento. Además, reconoce que este incidente lo hizo valorar aún más su trabajo y el increíble ecosistema que protege en la Isla del Coco.
Claro que, como buen tico, ahora se burla de sí mismo diciendo que casi le da un ataque al corazón al país entero. “Me dicen que fui tendencia nacional por unos días, ¡qué pena ajena!”, bromea entre risas. Lo importante es que está sano y salvo, listo para seguir cumpliendo con su labor de cuidar el tesoro natural de Costa Rica. Este tipo es un ejemplo de resiliencia, un verdadero guerrero tico.
Pero dime tú, ¿crees que Maynor debería pedir compensación por el susto y el daño moral, o simplemente quedarse con la satisfacción de haber sobrevivido a semejante aventura? ¡Anímate a dejar tu opinión en el foro, queremos saber qué piensas sobre esta increíble historia de supervivencia!
Según nos cuentan los compañeros, Don Maynor andaba buscando dónde sacar unas fotos pa’ mandarles al jefe sobre el deslizamiento, cuando bam… ¡plumas! Se le fue todo al garete y pegó un brinco monumental. Imagínense el sustazo, ¡un viaje gratis hasta el centro de la isla!
Lo más loco de todo es que el pobre hombre pasó casi nueve horas ahí tirado antes de que llegaran los rescatistas. Nueve horas, mae, eso es un montón. Cuando finalmente lo encontraron, parecía que había salido de una lavadora. Los médicos tuvieron que trabajarle duro para quitarle casi un litro de sangre del pulmón derecho y medio litro del izquierdo, ¡vaya bronca!
Y ni hablar de las costillas y el hombro fracturados. Pero lo que realmente dejó boquiabiertos a los doctores fue cómo su columna vertebral aguantó el castigo. Dicen que prácticamente le hicieron un milagro, porque según ellos, con esa paliza, cualquier otro estaría arrastrándose. “¡Eso es pura bendición!”, exclamó uno de los galenos durante la conferencia de prensa.
Desde entonces, ha sido un proceso largo y tedioso. Pasó varios días en Bahía Wifer recuperándose, poco a poco volviendo a sentir las manos y los pies. Cuenta que en esos momentos, lo único que podía hacer era quejirse y agradecer estar vivo, pues el dolor era insoportable. Una verdadera prueba de fe, ¡chavala!
Ahora, ya de vuelta en casa, Don Maynor está tomando las cosas con calma, agradeciendo la vida y rodeado de su familia. Nos comentó que nunca olvidará el apoyo de sus colegas guardaparques y del personal médico, quienes estuvieron pendientes de él en cada momento. Además, reconoce que este incidente lo hizo valorar aún más su trabajo y el increíble ecosistema que protege en la Isla del Coco.
Claro que, como buen tico, ahora se burla de sí mismo diciendo que casi le da un ataque al corazón al país entero. “Me dicen que fui tendencia nacional por unos días, ¡qué pena ajena!”, bromea entre risas. Lo importante es que está sano y salvo, listo para seguir cumpliendo con su labor de cuidar el tesoro natural de Costa Rica. Este tipo es un ejemplo de resiliencia, un verdadero guerrero tico.
Pero dime tú, ¿crees que Maynor debería pedir compensación por el susto y el daño moral, o simplemente quedarse con la satisfacción de haber sobrevivido a semejante aventura? ¡Anímate a dejar tu opinión en el foro, queremos saber qué piensas sobre esta increíble historia de supervivencia!
