¡Ay, Dios mío, qué vaina! Diego Miranda, nuestro alcalde de San José, anda metido en un brete considerable. Resulta que después de preferir invertir un millón de dólares en mejorar nuestros parques y calles –una jugada que muchos aplaudimos, díganle a quien diga–, el Concejo Municipal decidió darle unos 15 días de suspensión. Parece que no estaban muy contentos con que no comprara 16 carrocerías eléctricas nuevas, ¿se imaginan?
La cosa es que, según parece, algunos regidores pensaron que eso era una “gestión indebida”. ¿Gestión indebida? ¡Uy, ahí hubo bronca! Miranda salió a defenderse con toda la energía, diciendo que él ha demostrado estar mandando pa'l pueblo, y que lo importante es atender las necesidades reales de los vecinos. Claro, mucho más útil un parqueito bien arreglado que un carro nuevo más o menos.
“Le digo al pueblo de San José y a todo el país, que aquí en la Municipalidad estamos demostrando que sí hay un alcalde que piensa en la gente,” arengó Miranda entre risas y caras de fastidio, visiblemente molesto por la decisión del Concejo. “Estos regidores votaron una supuesta sanción, una patochada, porque yo no estoy comprando carros de lujo. Tenemos que entender que ahora sí tenemos un gobierno local que decide sobre las necesidades de la gente.”
Pero la cosa no queda ahí. Miranda, con toda la calma que pudo reunir, desechó la sanción, argumentando que el Concejo no tiene potestad alguna para meterle mano. Según él, los dos entes son distintos, tienen sus propias leyes y competencias definidas. Dice que van a poner un recurso en el contencioso administrativo para aclararles a estos señores quién manda aquí, y ni loco va a ceder ante una imposición.
Y es que la verdad, la movida pinta rara. Uno se pregunta si esto es solo política barata, si hay algún interés detrás de querer obligar al alcalde a comprar carros que quizás no son prioritarios para la ciudad. Con tanto problema en las colonias, con tanta calle llena de baches… sinceramente, invertir en parques y espacios públicos me parece una medida mucho más sensata y beneficiosa para todos.
Ahora, algunos podrían decir que Miranda está haciendo ruido innecesario, que debería aceptar la sanción y seguir adelante. Pero otros, como yo, creo que es bueno que alguien se ponga firme frente a estas decisiones cuestionables. Al final, el pueblo necesita ver que sus representantes defienden sus intereses y priorizan el bienestar común, y no los caprichos de unos cuantos.
Este asunto nos recuerda que la política a veces es un circo, un verdadero espectáculo donde los protagonistas se pelean por el control y olvidan lo que realmente importa: servir a la comunidad. Vemos cómo se manejan los recursos públicos, como toman las decisiones y, a veces, uno se pregunta si están realmente pensando en nosotros, los ciudadanos. Mira tú, que a veces las cosas parecen irse al traste por temas tan triviales.
¿Ustedes qué piensan? ¿Creen que el Concejo tuvo razón en sancionar al alcalde Miranda, o fue una exageración producto de intereses políticos? ¿Debería el alcalde haber cedido ante la presión, o tiene razón al defender su postura y priorizar la inversión en infraestructura básica y espacios públicos? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios!
La cosa es que, según parece, algunos regidores pensaron que eso era una “gestión indebida”. ¿Gestión indebida? ¡Uy, ahí hubo bronca! Miranda salió a defenderse con toda la energía, diciendo que él ha demostrado estar mandando pa'l pueblo, y que lo importante es atender las necesidades reales de los vecinos. Claro, mucho más útil un parqueito bien arreglado que un carro nuevo más o menos.
“Le digo al pueblo de San José y a todo el país, que aquí en la Municipalidad estamos demostrando que sí hay un alcalde que piensa en la gente,” arengó Miranda entre risas y caras de fastidio, visiblemente molesto por la decisión del Concejo. “Estos regidores votaron una supuesta sanción, una patochada, porque yo no estoy comprando carros de lujo. Tenemos que entender que ahora sí tenemos un gobierno local que decide sobre las necesidades de la gente.”
Pero la cosa no queda ahí. Miranda, con toda la calma que pudo reunir, desechó la sanción, argumentando que el Concejo no tiene potestad alguna para meterle mano. Según él, los dos entes son distintos, tienen sus propias leyes y competencias definidas. Dice que van a poner un recurso en el contencioso administrativo para aclararles a estos señores quién manda aquí, y ni loco va a ceder ante una imposición.
Y es que la verdad, la movida pinta rara. Uno se pregunta si esto es solo política barata, si hay algún interés detrás de querer obligar al alcalde a comprar carros que quizás no son prioritarios para la ciudad. Con tanto problema en las colonias, con tanta calle llena de baches… sinceramente, invertir en parques y espacios públicos me parece una medida mucho más sensata y beneficiosa para todos.
Ahora, algunos podrían decir que Miranda está haciendo ruido innecesario, que debería aceptar la sanción y seguir adelante. Pero otros, como yo, creo que es bueno que alguien se ponga firme frente a estas decisiones cuestionables. Al final, el pueblo necesita ver que sus representantes defienden sus intereses y priorizan el bienestar común, y no los caprichos de unos cuantos.
Este asunto nos recuerda que la política a veces es un circo, un verdadero espectáculo donde los protagonistas se pelean por el control y olvidan lo que realmente importa: servir a la comunidad. Vemos cómo se manejan los recursos públicos, como toman las decisiones y, a veces, uno se pregunta si están realmente pensando en nosotros, los ciudadanos. Mira tú, que a veces las cosas parecen irse al traste por temas tan triviales.
¿Ustedes qué piensan? ¿Creen que el Concejo tuvo razón en sancionar al alcalde Miranda, o fue una exageración producto de intereses políticos? ¿Debería el alcalde haber cedido ante la presión, o tiene razón al defender su postura y priorizar la inversión en infraestructura básica y espacios públicos? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios!
