¡Ay, Dios mío! Parece que KFC no se cansa de echarle ganas a este brete en Costa Rica. Acaban de abrir su séptimo restaurante en Ciudad del Este, Curridabat, cerrando así un año que, pa’ algunos, puede parecer pollo frito normal, pero para ellos es pura expansión.
La verdad, es que no es poca cosa. Seis siete pelones repartidos por todo el país, una inversión que rozó los nueve milloncitos y encima, 175 nuevos trabajos directos. ¡Eso sí es meterle pata!”, dirían mis abuelos. Claro, también hay muchísimos empleos indirectos, porque entre proveedores, transporte y toda esa vaina, se mueve bastante lana, chunches y gente.
Y ni hablar de la nueva sucursal en Curridabat, que viene con todo: espacios para comer ahí mismo, sistema de autoservicio que ya está muy bacán, unos kioscos digitales pa’ ordenar rápido y, por supuesto, la opción de pedir a domicilio. Porque vamos, nadie quiere salir de la casa si no tiene que hacerlo, diay.
Según los encargados, esta expansión va más allá de simplemente poner otro restaurante. Están buscando modernizarse, traer cosas nuevas y ofrecer una experiencia diferente a sus clientes. Y eso incluye la aplicación móvil y las plataformas de delivery, para que te pidas el bucket desde la cama mientras miras Netflix. ¿Quién puede resistirse?
Alfonso Gutiérrez, el jefe de KFC Costa Rica, estaba super contento con los resultados. Dijo que este año ha sido un reflejo de “compromiso, esfuerzo e innovación”. Uno se anima a creerle, porque si estuvieran haciendo las cosas mal, no estarían abriendo tantos restaurantes, ¿verdad, maes? Aunque claro, el negocio del pollo siempre anda bien, qué le vamos a hacer.
La verdad, es que no es poca cosa. Seis siete pelones repartidos por todo el país, una inversión que rozó los nueve milloncitos y encima, 175 nuevos trabajos directos. ¡Eso sí es meterle pata!”, dirían mis abuelos. Claro, también hay muchísimos empleos indirectos, porque entre proveedores, transporte y toda esa vaina, se mueve bastante lana, chunches y gente.
Y ni hablar de la nueva sucursal en Curridabat, que viene con todo: espacios para comer ahí mismo, sistema de autoservicio que ya está muy bacán, unos kioscos digitales pa’ ordenar rápido y, por supuesto, la opción de pedir a domicilio. Porque vamos, nadie quiere salir de la casa si no tiene que hacerlo, diay.
Según los encargados, esta expansión va más allá de simplemente poner otro restaurante. Están buscando modernizarse, traer cosas nuevas y ofrecer una experiencia diferente a sus clientes. Y eso incluye la aplicación móvil y las plataformas de delivery, para que te pidas el bucket desde la cama mientras miras Netflix. ¿Quién puede resistirse?
Alfonso Gutiérrez, el jefe de KFC Costa Rica, estaba super contento con los resultados. Dijo que este año ha sido un reflejo de “compromiso, esfuerzo e innovación”. Uno se anima a creerle, porque si estuvieran haciendo las cosas mal, no estarían abriendo tantos restaurantes, ¿verdad, maes? Aunque claro, el negocio del pollo siempre anda bien, qué le vamos a hacer.
