¡Ay, Dios mío! Ya estamos otra vez con esto de la Ruta 32. Parece que nunca vamos a tener paz con esta carreta. Después de dos días de festejos porque la habilitaron, resulta que ahora, con las lluvias de estos días, el MOPT decidió cerrarla nuevamente, alegando de que hay riesgo de derrumbes. ¡Qué torta! Uno ya ni sabe si salir de casa.
Para ponerlos al día, hace apenas unos días, el sábado pasado, nos dieron un respiro y volvieron a abrir toda la ruta después de que explotaran unas rocas peligrosas. Habíamos pensado que, finalmente, podíamos respirar tranquilos y empezar a mover mercancía sin tanto rollo. Pero no, la vida nos da giros inesperados, y parece que la 32 tiene sus propios planes.
Si les suena familiar, es porque no es la primera vez que pasa esto. En los últimos quince días, hemos vivido un estrés tremendo por culpa de una roca gigante que amenazaba con caerse y taponar toda la carretera. Imagínense, cortar así la comunicación entre San José y Limón... un verdadero desastre para el comercio y el turismo. Los camiones atascados, las pérdidas económicas... ¡un brete!
Y no es solo un problema para los transportistas, pues también afecta a todos nosotros que tenemos que viajar hacia la costa Caribe. Ya sea para ir a visitar familiares, para trabajar, o simplemente para disfrutar de una escapada playera, siempre estamos pendientes de cómo está la carretera. Un viaje que debería durar dos horas, puede convertirse en cuatro o incluso cinco, dependiendo del tráfico y de los imprevistos.
Ahora bien, qué pena para los que tenían planes de viaje prontamente, porque dicen que de momento no saben cuándo van a poder abrirla. Por supuesto, el anuncio lo hicieron a través de su página de Facebook, la forma más rápida de avisarnos cuando las cosas van mal, diay. Podríamos decir que la comunicación del MOPT está igual que la carretera: llena de baches y sorpresas.
Lo que más preocupa es la falta de soluciones a largo plazo. Explotar la roca es una medida temporal, pero ¿qué medidas se están tomando para prevenir futuros deslizamientos? ¿Se están haciendo estudios geotécnicos adecuados? ¿Se está invirtiendo en obras de mitigación? Estas son preguntas que debemos hacernos, porque no podemos seguir viviendo así, con la incertidumbre de saber si mañana podremos o no transitar por la 32.
Algunos expertos señalan que el problema radica en la falta de planificación y mantenimiento adecuado de la carretera. Que la infraestructura vial es antigua y vulnerable a las condiciones climáticas extremas. Y que, aunque se han realizado algunas mejoras, todavía queda mucho por hacer. Es un tema complejo que involucra varios factores, desde la geología del terreno hasta la gestión pública. Además, la creciente frecuencia e intensidad de las lluvias, producto del cambio climático, agrava aún más la situación.
¿Será que necesitamos buscar alternativas a la Ruta 32? ¿Quizás invertir en mejorar otras vías de acceso a Limón, como el ferrocarril? O, mejor aún, ¿creemos una nueva carretera que evite las zonas de mayor riesgo? En fin, ¿ustedes qué opinan? ¿Creen que el MOPT tomará medidas definitivas para solucionar este problema o seguiremos arrastrando este palo por años?
Para ponerlos al día, hace apenas unos días, el sábado pasado, nos dieron un respiro y volvieron a abrir toda la ruta después de que explotaran unas rocas peligrosas. Habíamos pensado que, finalmente, podíamos respirar tranquilos y empezar a mover mercancía sin tanto rollo. Pero no, la vida nos da giros inesperados, y parece que la 32 tiene sus propios planes.
Si les suena familiar, es porque no es la primera vez que pasa esto. En los últimos quince días, hemos vivido un estrés tremendo por culpa de una roca gigante que amenazaba con caerse y taponar toda la carretera. Imagínense, cortar así la comunicación entre San José y Limón... un verdadero desastre para el comercio y el turismo. Los camiones atascados, las pérdidas económicas... ¡un brete!
Y no es solo un problema para los transportistas, pues también afecta a todos nosotros que tenemos que viajar hacia la costa Caribe. Ya sea para ir a visitar familiares, para trabajar, o simplemente para disfrutar de una escapada playera, siempre estamos pendientes de cómo está la carretera. Un viaje que debería durar dos horas, puede convertirse en cuatro o incluso cinco, dependiendo del tráfico y de los imprevistos.
Ahora bien, qué pena para los que tenían planes de viaje prontamente, porque dicen que de momento no saben cuándo van a poder abrirla. Por supuesto, el anuncio lo hicieron a través de su página de Facebook, la forma más rápida de avisarnos cuando las cosas van mal, diay. Podríamos decir que la comunicación del MOPT está igual que la carretera: llena de baches y sorpresas.
Lo que más preocupa es la falta de soluciones a largo plazo. Explotar la roca es una medida temporal, pero ¿qué medidas se están tomando para prevenir futuros deslizamientos? ¿Se están haciendo estudios geotécnicos adecuados? ¿Se está invirtiendo en obras de mitigación? Estas son preguntas que debemos hacernos, porque no podemos seguir viviendo así, con la incertidumbre de saber si mañana podremos o no transitar por la 32.
Algunos expertos señalan que el problema radica en la falta de planificación y mantenimiento adecuado de la carretera. Que la infraestructura vial es antigua y vulnerable a las condiciones climáticas extremas. Y que, aunque se han realizado algunas mejoras, todavía queda mucho por hacer. Es un tema complejo que involucra varios factores, desde la geología del terreno hasta la gestión pública. Además, la creciente frecuencia e intensidad de las lluvias, producto del cambio climático, agrava aún más la situación.
¿Será que necesitamos buscar alternativas a la Ruta 32? ¿Quizás invertir en mejorar otras vías de acceso a Limón, como el ferrocarril? O, mejor aún, ¿creemos una nueva carretera que evite las zonas de mayor riesgo? En fin, ¿ustedes qué opinan? ¿Creen que el MOPT tomará medidas definitivas para solucionar este problema o seguiremos arrastrando este palo por años?