Mae, hay días en que uno se levanta, revisa las noticias de la Asamblea Legislativa y lo único que provoca es hacerse un cafecito bien cargado y volver a la cama. Hoy es uno de esos días. Resulta y acontece que ayer, en la Comisión de Gobierno y Administración, se decidieron jalar una torta de antología: mandaron a guardar, de un solo plumazo, un proyecto de ley que buscaba ponerle un poquito de orden a una vara que a todos nos huele feo: el "lobby" y las famosas "puertas giratorias". Así, sin más. El plan, que venía impulsando la gente del Frente Amplio, simplemente se fue al traste con los votos del oficialismo y de Liberación. ¡Qué sal!
La diputada Sofía Guillén, que no tiene pelos en la lengua, salió a decir lo que muchos pensamos: las excusas que dieron para matar el proyecto dan vergüenza ajena. Por un lado, el oficialismo, que en campaña se llenaba la boca prometiendo regular este despiche, ahora sale con que "no hace falta". ¡Diay! Por otro lado, un sector del PLN argumenta que una ley así "desincentiva el empleo de los jóvenes en la función pública". A ver, con todo respeto, ¿nos están viendo la cara? La idea de que regular un evidente conflicto de interés va a dejar a la juventud sin brete es, como mínimo, un chiste de muy mal gusto. Más bien parece una excusa sacada de la manga para no tocar intereses que, al parecer, son muy, pero muy poderosos.
Para los que no están muy enterados del asunto, expliquemos la vara en arroz y frijoles. Las "puertas giratorias" es ese truco de magia donde un alto funcionario que hoy bretea en, digamos, el ministerio que regula las telecomunicaciones, mañana aparece como gerente de una de las grandes empresas de telecomunicaciones a las que antes "regulaba". O al revés: el gerente de la empresa privada pasa a la silla del regulador. ¿Ven el problemita? El conflicto de interés es tan grande que se ve desde el Chirripó. El proyecto buscaba, entre otras cosas, ponerle un período de "enfriamiento" a esa gente, para que no puedan saltar de un lado al otro como si nada. Pura lógica, ¿no?
Y lo del "lobby" es igual de sencillo y de turbio. Se trata de transparentar quiénes son los maes que llegan a susurrarle al oído a los diputados y ministros para impulsar sus propios intereses. El proyecto proponía un registro público, para que usted y yo supiéramos que "Fulano de Tal, representante de la empresa X", se reunió con "el diputado Y" para hablar sobre el proyecto de ley Z. No es prohibir que hablen, es simplemente saber de qué hablan y en nombre de quién. Y para que la cosa duela más, no es una idea loca del FA. La misma OCDE, ese club de países ricos al que tanto nos costó entrar, ya nos había jalado las orejas en 2024 por no tener esta regulación. O sea, estamos haciendo el papelón a nivel internacional.
A pesar del portazo, Guillén no se quedó quieta y volvió a presentar el chunche, con un nuevo número de expediente, esperando que la próxima legislatura tenga, en sus propias palabras, "más sabiduría, sensatez y ética". La esperanza es lo último que se pierde, dicen. Pero cuesta no ser cínico cuando vemos estas jugadas. La lucha contra la corrupción no se gana con discursos bonitos en campaña ni con posts en redes sociales; se gana con leyes valientes y votos firmes. Y ayer, lamentablemente, lo que vimos fue todo lo contrario: un portazo a la transparencia y una caricia a los poderes de siempre.
Ahora la pregunta queda en el aire, para que la discutamos aquí en el foro: ¿Ustedes creen que un proyecto así de verdad tiene chance en Cuesta de Moras, o es pura hablada para la galería? ¿A quién le incomoda tanto que se regule el lobby en este país?
La diputada Sofía Guillén, que no tiene pelos en la lengua, salió a decir lo que muchos pensamos: las excusas que dieron para matar el proyecto dan vergüenza ajena. Por un lado, el oficialismo, que en campaña se llenaba la boca prometiendo regular este despiche, ahora sale con que "no hace falta". ¡Diay! Por otro lado, un sector del PLN argumenta que una ley así "desincentiva el empleo de los jóvenes en la función pública". A ver, con todo respeto, ¿nos están viendo la cara? La idea de que regular un evidente conflicto de interés va a dejar a la juventud sin brete es, como mínimo, un chiste de muy mal gusto. Más bien parece una excusa sacada de la manga para no tocar intereses que, al parecer, son muy, pero muy poderosos.
Para los que no están muy enterados del asunto, expliquemos la vara en arroz y frijoles. Las "puertas giratorias" es ese truco de magia donde un alto funcionario que hoy bretea en, digamos, el ministerio que regula las telecomunicaciones, mañana aparece como gerente de una de las grandes empresas de telecomunicaciones a las que antes "regulaba". O al revés: el gerente de la empresa privada pasa a la silla del regulador. ¿Ven el problemita? El conflicto de interés es tan grande que se ve desde el Chirripó. El proyecto buscaba, entre otras cosas, ponerle un período de "enfriamiento" a esa gente, para que no puedan saltar de un lado al otro como si nada. Pura lógica, ¿no?
Y lo del "lobby" es igual de sencillo y de turbio. Se trata de transparentar quiénes son los maes que llegan a susurrarle al oído a los diputados y ministros para impulsar sus propios intereses. El proyecto proponía un registro público, para que usted y yo supiéramos que "Fulano de Tal, representante de la empresa X", se reunió con "el diputado Y" para hablar sobre el proyecto de ley Z. No es prohibir que hablen, es simplemente saber de qué hablan y en nombre de quién. Y para que la cosa duela más, no es una idea loca del FA. La misma OCDE, ese club de países ricos al que tanto nos costó entrar, ya nos había jalado las orejas en 2024 por no tener esta regulación. O sea, estamos haciendo el papelón a nivel internacional.
A pesar del portazo, Guillén no se quedó quieta y volvió a presentar el chunche, con un nuevo número de expediente, esperando que la próxima legislatura tenga, en sus propias palabras, "más sabiduría, sensatez y ética". La esperanza es lo último que se pierde, dicen. Pero cuesta no ser cínico cuando vemos estas jugadas. La lucha contra la corrupción no se gana con discursos bonitos en campaña ni con posts en redes sociales; se gana con leyes valientes y votos firmes. Y ayer, lamentablemente, lo que vimos fue todo lo contrario: un portazo a la transparencia y una caricia a los poderes de siempre.
Ahora la pregunta queda en el aire, para que la discutamos aquí en el foro: ¿Ustedes creen que un proyecto así de verdad tiene chance en Cuesta de Moras, o es pura hablada para la galería? ¿A quién le incomoda tanto que se regule el lobby en este país?