¡Ay, Dios mío! Esto del PANI se ha puesto más caliente que gallina pochada. Resulta que el sindicato está echándole fuego a la Presidencia de la institución, acusándola de meterse en casos que no le incumben y de tratar distinto a los hijos de políticos. Una vara muy rara, díganle.
Todo comenzó con el revuelo por el video de la hija del candidato presidencial Álvaro Ramos, donde la niña criticaba al mismísimo presidente Chaves. El PANI reaccionó rápido, divulgando un video oficial con la presidenta Kennly Garza anunciando una investigación. Pero aquí viene la bronca: mientras tanto, el candidato a diputado Robert Barrantes, quien andaba produciendo videos pro-Gobierno con su hija opinando sobre política, quedó impune hasta hace poquito, cuando la gente empezó a reclamar en redes sociales, preguntándose por qué tanta diligencia con Ramos y cero interés con Barrantes.
Carlos Cabezas Mora, del Sindicato de Empleados del PANI (SEPI), no se mordió la lengua. Según él, lo del PANI es un “despropicio”, una clara violación del principio de autonomía de la institución. “No le pueden andar consultando al Presidente de la República si se abre o no una investigación”, recalcó Cabezas. “Eso es potestad exclusiva del PANI, basada en denuncias y discusiones internas entre sus técnicos. Meterse ahí la Presidencia es pura politiquería”.
Para colmo, CR Hoy descubrió que el candidato Barrantes Camacho anduvo visitando las oficinas centrales del PANI, precisamente al edificio donde está la Presidencia Ejecutiva. Lo que resulta aún más raro es que, según la normativa interna, esos casos deberían tramitarse en las oficinas locales, no en la sede central, que ni siquiera tiene competencia para atender expedientes individuales. ¡Un brete!, señores.
Lo que es peor, la cobertura mediática fue totalmente diferente. Con el caso de Ramos, el PANI lanzó comunicados, videos oficiales y hasta hubo rueda de prensa en Casa Presidencial. En cambio, con el caso de la hija de Barrantes, silencio absoluto. Nadie del PANI soltó ni una palabra hasta que los medios empezamos a preguntar. Preguntamos al PANI sobre este trato diferenciado, y la respuesta fue un clásico: dijeron que atendieron las consultas de los medios...pero el hecho es que ellos mismos mandaron el video de Ramos sin que nadie les pidiera eso. ¡Qué carga!
Este escándalo llega justo cuando el PANI enfrenta otras críticas, incluyendo denuncias de falta de recursos y personal capacitado para atender a los niños y adolescentes en riesgo. Ahora, encima, tienen que lidiar con estas acusaciones de favoritismo y politización. Parece que el PANI necesita urgentemente un buen ajuste, una limpieza a fondo para recuperar la confianza de la población y demostrar que realmente vela por los intereses de la niñez costarricense.
Muchos analistas políticos ven estos hechos como una estrategia para influir en el ambiente electoral previo a las próximas elecciones. Se habla de desgaste intencionado de candidatos y manipulación de la opinión pública. Ya veremos cómo termina esta novela, pero lo que sí es seguro es que el PANI ha perdido mucho crédito y tendrá que trabajar duro para recuperarlo. Al final del día, lo que importa es proteger a nuestros niños, pero a veces da la impresión de que hay intereses más poderosos moviéndose detrás del telón. ¿Será posible limpiar el PANI de toda esta mugre?
Con todo este panorama, me pregunto: ¿Consideran que la politización del PANI afecta negativamente la protección de los derechos de la infancia en Costa Rica, o creen que son simplemente desaciertos aislados en un sistema que en general funciona bien? ¡Den su opinión, compas!
Todo comenzó con el revuelo por el video de la hija del candidato presidencial Álvaro Ramos, donde la niña criticaba al mismísimo presidente Chaves. El PANI reaccionó rápido, divulgando un video oficial con la presidenta Kennly Garza anunciando una investigación. Pero aquí viene la bronca: mientras tanto, el candidato a diputado Robert Barrantes, quien andaba produciendo videos pro-Gobierno con su hija opinando sobre política, quedó impune hasta hace poquito, cuando la gente empezó a reclamar en redes sociales, preguntándose por qué tanta diligencia con Ramos y cero interés con Barrantes.
Carlos Cabezas Mora, del Sindicato de Empleados del PANI (SEPI), no se mordió la lengua. Según él, lo del PANI es un “despropicio”, una clara violación del principio de autonomía de la institución. “No le pueden andar consultando al Presidente de la República si se abre o no una investigación”, recalcó Cabezas. “Eso es potestad exclusiva del PANI, basada en denuncias y discusiones internas entre sus técnicos. Meterse ahí la Presidencia es pura politiquería”.
Para colmo, CR Hoy descubrió que el candidato Barrantes Camacho anduvo visitando las oficinas centrales del PANI, precisamente al edificio donde está la Presidencia Ejecutiva. Lo que resulta aún más raro es que, según la normativa interna, esos casos deberían tramitarse en las oficinas locales, no en la sede central, que ni siquiera tiene competencia para atender expedientes individuales. ¡Un brete!, señores.
Lo que es peor, la cobertura mediática fue totalmente diferente. Con el caso de Ramos, el PANI lanzó comunicados, videos oficiales y hasta hubo rueda de prensa en Casa Presidencial. En cambio, con el caso de la hija de Barrantes, silencio absoluto. Nadie del PANI soltó ni una palabra hasta que los medios empezamos a preguntar. Preguntamos al PANI sobre este trato diferenciado, y la respuesta fue un clásico: dijeron que atendieron las consultas de los medios...pero el hecho es que ellos mismos mandaron el video de Ramos sin que nadie les pidiera eso. ¡Qué carga!
Este escándalo llega justo cuando el PANI enfrenta otras críticas, incluyendo denuncias de falta de recursos y personal capacitado para atender a los niños y adolescentes en riesgo. Ahora, encima, tienen que lidiar con estas acusaciones de favoritismo y politización. Parece que el PANI necesita urgentemente un buen ajuste, una limpieza a fondo para recuperar la confianza de la población y demostrar que realmente vela por los intereses de la niñez costarricense.
Muchos analistas políticos ven estos hechos como una estrategia para influir en el ambiente electoral previo a las próximas elecciones. Se habla de desgaste intencionado de candidatos y manipulación de la opinión pública. Ya veremos cómo termina esta novela, pero lo que sí es seguro es que el PANI ha perdido mucho crédito y tendrá que trabajar duro para recuperarlo. Al final del día, lo que importa es proteger a nuestros niños, pero a veces da la impresión de que hay intereses más poderosos moviéndose detrás del telón. ¿Será posible limpiar el PANI de toda esta mugre?
Con todo este panorama, me pregunto: ¿Consideran que la politización del PANI afecta negativamente la protección de los derechos de la infancia en Costa Rica, o creen que son simplemente desaciertos aislados en un sistema que en general funciona bien? ¡Den su opinión, compas!
