¡Ay, Dios mío! Esto sí que es jugadita, pura vaca. Resulta que mientras nosotros, los mortales, nos retorcíamos buscando dónde aparcar para ver a Bad Bunny en La Sabana, unos cuantos afortunados funcionarios de la Contraloría General de la República (CGR) estaban relajados, metidos en el parqueo de la propia institución. Sí, así como lo leen, utilizando un beneficio que parece sacado de un cuento chino.
Una investigación periodística destapó este asunto que dejó a muchos con la boca abierta. Al parecer, siete empleados de la Contraloría aprovecharon un permiso que existe desde 2017 para resguardar sus vehículos mientras disfrutaban del espectáculo del Conejo Malo. Imaginen la escena: gente sudando la gota gorda tratando de meter sus carros en cualquier hueco y estos señores entrando tranquilamente al edificio estatal a recoger sus carros, con sus luces de concierto y toda la onda.
La explicación oficial, según la División de Gestión de Apoyo de la Contraloría, es que todo está dentro de la ley. Se refugian en el apartado 5.2.2 de los lineamientos de uso de parqueos, donde dice que se pueden otorgar permisos para estacionar en horarios fuera de la jornada laboral si se trata de eventos extra laborales. Pero bueno, díganme ustedes… ¿qué tan justo es que quienes deberían estar cuidando el erario público se estén beneficiando de estas facilidades?
De acuerdo con la información recopilada, se recibieron ocho solicitudes formales y siete vehículos entraron al edificio. La regulación es clara: el funcionario debe estar dentro del carro y no se puede ceder el espacio a nadie más. Lo que ha encendido las alarmas es que, en medio de una crisis económica y de llamados a la austeridad, estos privilegios siguen vigentes. ¿No es acaso un poquito despaché tener un 'parqueo VIP' gratis cuando la mayoría de la gente apenas alcanza a pagar los gastos básicos?
Pero ojo, que esto no es exclusivo de la Contraloría. Parece ser que varias instituciones públicas, ubicadas cerca de lugares de entretenimiento, tienen reglas similares. Esto abre un debate ético importantísimo: ¿Es correcto que los servidores públicos reciban beneficios de este tipo, especialmente cuando afectan directamente al bolsillo de los ciudadanos?
Esta controversia llega en un momento delicado para el país. Apenas estamos recuperándonos de la pandemia y la economía aún no anda a todo dar. Que los funcionarios encargados de garantizar el buen manejo de los recursos públicos sean vistos como quienes disfrutan de ventajas injustificadas, deja un sabor amargo en la boca. Uno no quiere pensar mal, pero esto da pie a sospechas y pone en tela de juicio la transparencia del sector público.
Y hablando de eso, me pregunto si otros sectores también tienen estas comodidades ocultas. Seguro hay más cosas turbias por descubrir, esos políticos siempre andan maquinando algo. Ya saben, la política es un brete complicado y difícil de navegar, lleno de curvas y desvíos inesperados. Uno ya casi no sabe en quién confiar…
En fin, el caso de la Contraloría y el concierto de Bad Bunny es un ejemplo claro de cómo un simple privilegio puede convertirse en un escándalo nacional. ¿Ustedes qué opinan? ¿Creen que los funcionarios de la Contraloría debieron haber usado el parqueo de la institución? ¿Será hora de revisar estas regulaciones y ponerle un alto a estos beneficios injustificados, o simplemente es un detalle menor en medio de tanta crisis? ¡Den su opinión!
Una investigación periodística destapó este asunto que dejó a muchos con la boca abierta. Al parecer, siete empleados de la Contraloría aprovecharon un permiso que existe desde 2017 para resguardar sus vehículos mientras disfrutaban del espectáculo del Conejo Malo. Imaginen la escena: gente sudando la gota gorda tratando de meter sus carros en cualquier hueco y estos señores entrando tranquilamente al edificio estatal a recoger sus carros, con sus luces de concierto y toda la onda.
La explicación oficial, según la División de Gestión de Apoyo de la Contraloría, es que todo está dentro de la ley. Se refugian en el apartado 5.2.2 de los lineamientos de uso de parqueos, donde dice que se pueden otorgar permisos para estacionar en horarios fuera de la jornada laboral si se trata de eventos extra laborales. Pero bueno, díganme ustedes… ¿qué tan justo es que quienes deberían estar cuidando el erario público se estén beneficiando de estas facilidades?
De acuerdo con la información recopilada, se recibieron ocho solicitudes formales y siete vehículos entraron al edificio. La regulación es clara: el funcionario debe estar dentro del carro y no se puede ceder el espacio a nadie más. Lo que ha encendido las alarmas es que, en medio de una crisis económica y de llamados a la austeridad, estos privilegios siguen vigentes. ¿No es acaso un poquito despaché tener un 'parqueo VIP' gratis cuando la mayoría de la gente apenas alcanza a pagar los gastos básicos?
Pero ojo, que esto no es exclusivo de la Contraloría. Parece ser que varias instituciones públicas, ubicadas cerca de lugares de entretenimiento, tienen reglas similares. Esto abre un debate ético importantísimo: ¿Es correcto que los servidores públicos reciban beneficios de este tipo, especialmente cuando afectan directamente al bolsillo de los ciudadanos?
Esta controversia llega en un momento delicado para el país. Apenas estamos recuperándonos de la pandemia y la economía aún no anda a todo dar. Que los funcionarios encargados de garantizar el buen manejo de los recursos públicos sean vistos como quienes disfrutan de ventajas injustificadas, deja un sabor amargo en la boca. Uno no quiere pensar mal, pero esto da pie a sospechas y pone en tela de juicio la transparencia del sector público.
Y hablando de eso, me pregunto si otros sectores también tienen estas comodidades ocultas. Seguro hay más cosas turbias por descubrir, esos políticos siempre andan maquinando algo. Ya saben, la política es un brete complicado y difícil de navegar, lleno de curvas y desvíos inesperados. Uno ya casi no sabe en quién confiar…
En fin, el caso de la Contraloría y el concierto de Bad Bunny es un ejemplo claro de cómo un simple privilegio puede convertirse en un escándalo nacional. ¿Ustedes qué opinan? ¿Creen que los funcionarios de la Contraloría debieron haber usado el parqueo de la institución? ¿Será hora de revisar estas regulaciones y ponerle un alto a estos beneficios injustificados, o simplemente es un detalle menor en medio de tanta crisis? ¡Den su opinión!
