Ay, Dios mío... qué pesar la que nos cayó acá en Costa Rica. Una tragedia así en víspera de Navidad, ni en novela de Televisa se cuenta. Un triple homicidio sacudió a Parrita, en Puntarenas, dejando a todos boquiabiertos y con el corazón encogido. Imagínate, justo cuando la gente estaba celebrando, poniendo manitos y preparando el tamal, ocurre esto. ¡Qué sal!
Según el OIJ, todo empezó pasadas las nueve y media de la noche del 24 de diciembre. Dos tipos llegaron encima de una moto a una casa donde había varias personas reunidas. No sé si eran borrachos, desesperados o qué onda, pero empezaron a dispararle a diablura contra la gente inocente. Parece que querían hacer daño y no le importó quién caía.
Las víctimas, identificadas como Navarro, un mae de 38 años; Marín, de 45; y Rojas, de 52, quedaron tirados ahí mismo. Tres vidas truncadas injustamente. El dolor de sus familias es inconmensurable, imagínate perder a un ser querido así, de forma tan repentina y violenta. ¿Quién habrá mandado a esos tipos? ¿Y por qué?
Pero eso no es todo, porque además de los tres fallecidos, dos personas más resultaron heridas en medio del tiroteo. Las tuvieron que llevar corriendo al hospital, agarrándoles las manos para que aguantaran. Esperemos que se recuperen pronto y puedan contarnos lo que vieron. Con razón los doctores andan hasta arriba, entre eso y toda la gente que se lastimó jugando pólvora.
Los judiciales llegaron rápido al lugar, hicieron el levantamiento de los cuerpos y se los llevaron a la morgue para la autopsia. Buscaron huellas, rastros, cualquier pista que les ayude a identificar a los culpables. Ya saben, los del OIJ no descansarán hasta encontrar a estos maleantes y meterlos tras las rejas. Que los agarren pronto, pa’ que paguen por lo que hicieron.
Ahora, muchos se preguntan: ¿qué pasó aquí? ¿Fue una venganza, un ajuste de cuentas, un negocio que salió mal? Lo cierto es que Parrita nunca había visto algo así. Antes era un pueblito tranquilo, donde la gente se conocía y se ayudaba. Pero parece que la violencia está llegando hasta nuestros rincones más recónditos. ¡Qué torta!
Este caso es una muestra más de la inseguridad que estamos viviendo en Costa Rica. Hay que ponerle lomo al gobierno, a la policía, a todos los niveles, para que hagan algo al respecto. Necesitamos más patrullaje, más presencia policial en las calles, más programas sociales para ayudar a los jóvenes a salir adelante. Porque si no hacemos algo ahora, la cosa va a seguir empeorando. Este brete nos toca a todos, vamos a tener que ponernos las pilas.
En fin, una Navidad triste y amarga para la comunidad de Parrita. Una tragedia que nos recuerda lo frágil que es la vida y lo importante que es valorar a quienes amamos. Se nos hace difícil entender cómo alguien puede llegar a actuar de esa manera, quitarle la vida a otros sin ninguna justificación. Ahora bien, pensando en todo esto, ¿cree usted que las medidas actuales de seguridad pública son suficientes para prevenir este tipo de tragedias y proteger a los ciudadanos costarricenses?
Según el OIJ, todo empezó pasadas las nueve y media de la noche del 24 de diciembre. Dos tipos llegaron encima de una moto a una casa donde había varias personas reunidas. No sé si eran borrachos, desesperados o qué onda, pero empezaron a dispararle a diablura contra la gente inocente. Parece que querían hacer daño y no le importó quién caía.
Las víctimas, identificadas como Navarro, un mae de 38 años; Marín, de 45; y Rojas, de 52, quedaron tirados ahí mismo. Tres vidas truncadas injustamente. El dolor de sus familias es inconmensurable, imagínate perder a un ser querido así, de forma tan repentina y violenta. ¿Quién habrá mandado a esos tipos? ¿Y por qué?
Pero eso no es todo, porque además de los tres fallecidos, dos personas más resultaron heridas en medio del tiroteo. Las tuvieron que llevar corriendo al hospital, agarrándoles las manos para que aguantaran. Esperemos que se recuperen pronto y puedan contarnos lo que vieron. Con razón los doctores andan hasta arriba, entre eso y toda la gente que se lastimó jugando pólvora.
Los judiciales llegaron rápido al lugar, hicieron el levantamiento de los cuerpos y se los llevaron a la morgue para la autopsia. Buscaron huellas, rastros, cualquier pista que les ayude a identificar a los culpables. Ya saben, los del OIJ no descansarán hasta encontrar a estos maleantes y meterlos tras las rejas. Que los agarren pronto, pa’ que paguen por lo que hicieron.
Ahora, muchos se preguntan: ¿qué pasó aquí? ¿Fue una venganza, un ajuste de cuentas, un negocio que salió mal? Lo cierto es que Parrita nunca había visto algo así. Antes era un pueblito tranquilo, donde la gente se conocía y se ayudaba. Pero parece que la violencia está llegando hasta nuestros rincones más recónditos. ¡Qué torta!
Este caso es una muestra más de la inseguridad que estamos viviendo en Costa Rica. Hay que ponerle lomo al gobierno, a la policía, a todos los niveles, para que hagan algo al respecto. Necesitamos más patrullaje, más presencia policial en las calles, más programas sociales para ayudar a los jóvenes a salir adelante. Porque si no hacemos algo ahora, la cosa va a seguir empeorando. Este brete nos toca a todos, vamos a tener que ponernos las pilas.
En fin, una Navidad triste y amarga para la comunidad de Parrita. Una tragedia que nos recuerda lo frágil que es la vida y lo importante que es valorar a quienes amamos. Se nos hace difícil entender cómo alguien puede llegar a actuar de esa manera, quitarle la vida a otros sin ninguna justificación. Ahora bien, pensando en todo esto, ¿cree usted que las medidas actuales de seguridad pública son suficientes para prevenir este tipo de tragedias y proteger a los ciudadanos costarricenses?
