¡Ay, mamita! Resulta que todos hemos escuchado a la abuela decir que comer piña en la noche te pone turbia, inflama, y te deja echao pa’ atrás. Pero, ¿es verdad eso? Parece mentira, pero la ciencia nos dice otra cosa, chava. Estamos hablando de una fruta rica en nutrientes que, bien aprovechada, podría hasta ayudarte a dormir mejor. Así que agárrense que vamos a destapar este rollo.
La piña, más allá de ser deliciosa en un picadillo o en jugo, es pura fibra, vitaminas y minerales. No es precisamente una bomba calórica, como algunos dicen, sino un buenísimo aporte para el cuerpo. Y lo más interesante es que lleva triptófano, un aminoácido que hace magia en nuestro cerebro. Ese triptófano, con la ayuda de nuestro cuerpo, se convierte en serotonina y melatonina. ¿Y qué hacen esos químicos, mae?
Pues, básicamente, regulan el estado de ánimo y el sueño. Expertos, como los de la Clínica Universidad de Navarra, han dicho que tener buen nivel de triptófano te ayuda a quedarte dormido rapidito y a descansar mejor. Imagínate, poder dormir plácidamente después de disfrutar de una rica tajadita de piña asada. ¡Eso sí es vivir!
Además, la vitamina C y el magnesio que trae la piña le dan un empujón al sistema inmunológico y ayudan a relajar los músculos. Entonces, ya no hay excusas para no darle una oportunidad a esta fruta a la hora de dormir. Algunos doctores incluso sugieren que si tienes problemas para pegar el ojo, probar con un trozo de piña podría hacer maravillas. ¡Quién lo diría!
Pero espera, que todavía hay más. Dentro de la piña encontramos la bromelina, una enzima que trabaja como lubricante para la digestión. Facilita la descomposición de las proteínas, combate la hinchazón y te deja con una sensación de ligereza después de comer. Eso significa que, en lugar de sentirte pesado y lleno, puedes relajarte y prepararte para un buen descanso. ¡Es como tener un ayudante personal en el estómago!
Ahora, hablemos de ese mito urbano de que comer fruta de noche te engorda. Pues, ¡mentira! Los nutricionistas, como la licenciada Lucía Bultó, aseguran que la piña, ni ella ni otras frutas, son culpables de subir de peso. Lo importante, señores, es combinarla con otros alimentos saludables, como un yogurt natural, unas nuevecitas, o algunas semillitas. Así mantendrás los niveles de azúcar estables y te sentirás satisfecho sin remordimientos.
Así que, ya lo saben, incluir piña en la cena no es pecado capital. Al contrario, puede ser una estrategia inteligente para mejorar la digestión, conciliar el sueño y sentirte mejor en general. Piensa en la piña como un aliado, un cómplice de tu bienestar nocturno. Olvídate de esas ideas preconcebidas y atrévete a darle una oportunidad a esta fruta tropical.
En fin, parece que la abuela estaba equivocada, ¿verdad? Comer piña a la noche no es tan malo como decían. Al contrario, tiene beneficios sorprendentes. Ahora me pregunto: ¿Se animarán nuestros viejitos a cambiar de opinión y a aceptar que la piña es una aliada para un sueño reparador, o seguirán aferrados a sus creencias ancestrales? ¡Déjenme saber qué piensan en los comentarios!
La piña, más allá de ser deliciosa en un picadillo o en jugo, es pura fibra, vitaminas y minerales. No es precisamente una bomba calórica, como algunos dicen, sino un buenísimo aporte para el cuerpo. Y lo más interesante es que lleva triptófano, un aminoácido que hace magia en nuestro cerebro. Ese triptófano, con la ayuda de nuestro cuerpo, se convierte en serotonina y melatonina. ¿Y qué hacen esos químicos, mae?
Pues, básicamente, regulan el estado de ánimo y el sueño. Expertos, como los de la Clínica Universidad de Navarra, han dicho que tener buen nivel de triptófano te ayuda a quedarte dormido rapidito y a descansar mejor. Imagínate, poder dormir plácidamente después de disfrutar de una rica tajadita de piña asada. ¡Eso sí es vivir!
Además, la vitamina C y el magnesio que trae la piña le dan un empujón al sistema inmunológico y ayudan a relajar los músculos. Entonces, ya no hay excusas para no darle una oportunidad a esta fruta a la hora de dormir. Algunos doctores incluso sugieren que si tienes problemas para pegar el ojo, probar con un trozo de piña podría hacer maravillas. ¡Quién lo diría!
Pero espera, que todavía hay más. Dentro de la piña encontramos la bromelina, una enzima que trabaja como lubricante para la digestión. Facilita la descomposición de las proteínas, combate la hinchazón y te deja con una sensación de ligereza después de comer. Eso significa que, en lugar de sentirte pesado y lleno, puedes relajarte y prepararte para un buen descanso. ¡Es como tener un ayudante personal en el estómago!
Ahora, hablemos de ese mito urbano de que comer fruta de noche te engorda. Pues, ¡mentira! Los nutricionistas, como la licenciada Lucía Bultó, aseguran que la piña, ni ella ni otras frutas, son culpables de subir de peso. Lo importante, señores, es combinarla con otros alimentos saludables, como un yogurt natural, unas nuevecitas, o algunas semillitas. Así mantendrás los niveles de azúcar estables y te sentirás satisfecho sin remordimientos.
Así que, ya lo saben, incluir piña en la cena no es pecado capital. Al contrario, puede ser una estrategia inteligente para mejorar la digestión, conciliar el sueño y sentirte mejor en general. Piensa en la piña como un aliado, un cómplice de tu bienestar nocturno. Olvídate de esas ideas preconcebidas y atrévete a darle una oportunidad a esta fruta tropical.
En fin, parece que la abuela estaba equivocada, ¿verdad? Comer piña a la noche no es tan malo como decían. Al contrario, tiene beneficios sorprendentes. Ahora me pregunto: ¿Se animarán nuestros viejitos a cambiar de opinión y a aceptar que la piña es una aliada para un sueño reparador, o seguirán aferrados a sus creencias ancestrales? ¡Déjenme saber qué piensan en los comentarios!
