¡Ay, Dios mío! Quién se lo iba a creer, el Poder Judicial ya llegó a los 199 años. Una época, chavos, una época. Celebraron el 1 de octubre con un mondongo de discurso y promesas, pero la verdad es que uno se queda pensando si todo eso va a llegar a buen puerto. Magistrados, consejeros, funcionarios... toda la crema anduvo ahí, hablando de independencia judicial y modernización.
Orlando Aguirre Gómez, el Presidente de la Corte, soltó unas verdades bien fuertes sobre cómo honrar esta fecha implica asumir el compromiso de tener una justicia confiable. Dijo que quieren que sea un lugar donde uno pueda confiar, donde no haya corrupción ni impunidad. ¡Qué carga!, suena lindo en el papel, ¿no?
Pero claro, no todo es color de rosa. El mae también sacó a relucir los problemas que tienen: falta de plata, el aumento de la delincuencia organizada… todo ese brete que tiene al país así, sudando frío. Agregó que cualquier trabe que le pongan al Poder Judicial afecta directo a la gente, especialmente a las víctimas y a la policía. Uno piensa, y es pura verdad, ¿dónde vamos a parar con tanto problema?
La visión del Presidente, según lo que contaron, tiene tres pilares: un Gobierno Judicial sólido y transparente, una transformación digital profunda y una justicia centrada en la persona. Promete que van a modernizar los procesos, fortalecerse desde adentro y ser más eficientes. Suena a planazo, pero la ejecución es otra vaina… ¿No será que nos están vendiendo humo, diay?
Ahora, uno se acuerda de todas las veces que hemos escuchado estas promesas. Cada gobierno llega diciendo que va a arreglar la justicia, pero al final siempre terminamos en el mismo lugar. Hay que darle crédito, claro, la tecnología puede ayudar mucho a agilizar los trámites y hacer el sistema más transparente, pero sin voluntad política de fondo, todo esto se queda en migajas. ¿Será posible realmente cambiar las cosas con software?
Y no hablemos del presupuesto. Que digan que quieren modernizar y mejorar, pero si no les dan la lana necesaria, ¿cómo esperan lograrlo? Porque pa’ qué le compras computadoras nuevas si luego no hay técnicos capacitados pa' usarlas o no tienen internet estable. Eso sí da risa, ¿no creen? Un proyecto ambicioso sin el respaldo financiero adecuado es como ir a pescar con una chinchorrita en mano.
Además, tenemos que hablar del tema de la confianza. La gente ya perdió la fe en muchas instituciones, incluido el Poder Judicial. Necesitan recuperar esa credibilidad, demostrar que son capaces de impartir justicia de manera imparcial y eficiente. No basta con decir que son independientes, tienen que actuar como tal. Necesitamos ver resultados tangibles, casos resueltos, corruptos tras las rejas, jueces actuando con rectitud…
Así que, chavos, mientras celebramos estos 199 años del Poder Judicial, la pregunta que me hago es: ¿será que estas promesas de modernización y transparencia realmente llegarán a materializarse, o seguiremos viendo la misma novela año tras año? ¿Ustedes creen que el Poder Judicial podrá realmente ganarse de nuevo la confianza de los costarricenses o estamos condenados a repetir la historia?
Orlando Aguirre Gómez, el Presidente de la Corte, soltó unas verdades bien fuertes sobre cómo honrar esta fecha implica asumir el compromiso de tener una justicia confiable. Dijo que quieren que sea un lugar donde uno pueda confiar, donde no haya corrupción ni impunidad. ¡Qué carga!, suena lindo en el papel, ¿no?
Pero claro, no todo es color de rosa. El mae también sacó a relucir los problemas que tienen: falta de plata, el aumento de la delincuencia organizada… todo ese brete que tiene al país así, sudando frío. Agregó que cualquier trabe que le pongan al Poder Judicial afecta directo a la gente, especialmente a las víctimas y a la policía. Uno piensa, y es pura verdad, ¿dónde vamos a parar con tanto problema?
La visión del Presidente, según lo que contaron, tiene tres pilares: un Gobierno Judicial sólido y transparente, una transformación digital profunda y una justicia centrada en la persona. Promete que van a modernizar los procesos, fortalecerse desde adentro y ser más eficientes. Suena a planazo, pero la ejecución es otra vaina… ¿No será que nos están vendiendo humo, diay?
Ahora, uno se acuerda de todas las veces que hemos escuchado estas promesas. Cada gobierno llega diciendo que va a arreglar la justicia, pero al final siempre terminamos en el mismo lugar. Hay que darle crédito, claro, la tecnología puede ayudar mucho a agilizar los trámites y hacer el sistema más transparente, pero sin voluntad política de fondo, todo esto se queda en migajas. ¿Será posible realmente cambiar las cosas con software?
Y no hablemos del presupuesto. Que digan que quieren modernizar y mejorar, pero si no les dan la lana necesaria, ¿cómo esperan lograrlo? Porque pa’ qué le compras computadoras nuevas si luego no hay técnicos capacitados pa' usarlas o no tienen internet estable. Eso sí da risa, ¿no creen? Un proyecto ambicioso sin el respaldo financiero adecuado es como ir a pescar con una chinchorrita en mano.
Además, tenemos que hablar del tema de la confianza. La gente ya perdió la fe en muchas instituciones, incluido el Poder Judicial. Necesitan recuperar esa credibilidad, demostrar que son capaces de impartir justicia de manera imparcial y eficiente. No basta con decir que son independientes, tienen que actuar como tal. Necesitamos ver resultados tangibles, casos resueltos, corruptos tras las rejas, jueces actuando con rectitud…
Así que, chavos, mientras celebramos estos 199 años del Poder Judicial, la pregunta que me hago es: ¿será que estas promesas de modernización y transparencia realmente llegarán a materializarse, o seguiremos viendo la misma novela año tras año? ¿Ustedes creen que el Poder Judicial podrá realmente ganarse de nuevo la confianza de los costarricenses o estamos condenados a repetir la historia?
