¡Ay, Dios mío! Acá vamos de nuevo con el tema del presupuesto. Parece que nunca terminan estos debates, ¿verdad? Desde el 3 de noviembre, cuando arrancaron las sesiones extraordinarias, los diputados se han echado mano al pelo discutiendo cómo gastar nuestros bacanos colones para el 2026. Y vaya si lo están analizando a fondo, porque la ley exige que tengan esto listo antes del 30 de noviembre. ¡Agarrémonos!
La verdad es que la presión es grande, porque si no le dan luz verde antes de esa fecha, tendrán que armar sesiones extra, y eso nadie quiere. Imagínense tener que ir a la Asamblea a media noche…¡Qué torta! Dicen que en los próximos días van a darle el visto bueno al primer debate, y hasta tienen planeado discutirlo a toda marcha la semana entrante. Se dieron 20 minutitos a cada diputado para que expresaran sus ideas. Un tiempo justo, dirían algunos.
Pero fíjense bien, el asunto que más ha levantado polvo es la educación. Varios legisladores, especialmente del PLN – Kattia Rivera, Sonia Rojas y Geison Valverde – le metieron duro al gobierno, acusándolo de andar medio distraído con la educación. Hablan de falta de chinchorros, escuelas dañadas y todo lo demás. Parecía que estaban desenmascarando algo raro... ¿Será que realmente no quieren invertir en nuestra gente?
Rivera, con su acostumbrada energía, soltó unas verdades que resonaron fuerte. Citó al exministro Nogui Acosta, quien dijo que con la población actual deberíamos invertir menos en educación. ¡Imagínense! “Cuando hablamos de invertir en educación, lo que dijo el exministro es simplemente inaceptable”, recalcó Rivera, dejando claro que hay mucho que mejorar. A ver quién le responde ahora a eso, eh.
Y hablando de números, el presupuesto para el 2026 es de ¢12,8 billones, ¡una bocanada de aire fresco comparado con el año pasado! Son unos ¢400.000 millones más. Pero ojo, porque la Comisión de Hacendarios le hizo algunas modificaciones al borrador original que mandó el Ministerio de Hacienda. No todo es miel sobre hojuelas, ¿saben?
Lo más llamativo es que movieron casi ¢51.000 millones que iban destinados a pagar la deuda. ¡Sí, señores! Ese dinero ahora va a parar a la seguridad, la educación y programas sociales. Eso sí que es un cambio de rumbo, aunque algunos dicen que es solo maquillaje para quedar bien ante la galería. En seguridad, le dieron bastante lana: más plazas para la Fiscalía de Género, la Fiscalía General y el OIJ, además de equipamiento para la Policía Judicial. Una buena medida, aunque siempre queda la interrogante de si realmente llegará a buen destino.
En cuanto a la educación, le pusieron ¢2.962 millones para los comedores escolares – imagínense cuántos almuerzos pueden preparar con eso – , también para el transporte estudiantil, y unos buenos ¢4.900 millones al TEC para arreglarles la infraestructura. ¡Por fin algo para el TEC! Y ni hablar de las becas Avancemos, que recibieron ¢6.600 millones. ¡Qué tuanis! Además, le echaron unos cuantos miles a la Red de Cuido, a la Caja y a la Cruz Roja. Uno piensa, ¿serán suficientes todos estos fondos para resolver los problemas reales?
Bueno, después de tanto analizar cifras y escuchando los debates, me pregunto: ¿Realmente estas reasignaciones de presupuesto marcarán una diferencia tangible en la calidad de la educación y la seguridad pública, o seguiremos viendo promesas incumplidas y soluciones superficiales? ¿Ustedes qué opinan, colegas? ¡Déjenme sus comentarios!
La verdad es que la presión es grande, porque si no le dan luz verde antes de esa fecha, tendrán que armar sesiones extra, y eso nadie quiere. Imagínense tener que ir a la Asamblea a media noche…¡Qué torta! Dicen que en los próximos días van a darle el visto bueno al primer debate, y hasta tienen planeado discutirlo a toda marcha la semana entrante. Se dieron 20 minutitos a cada diputado para que expresaran sus ideas. Un tiempo justo, dirían algunos.
Pero fíjense bien, el asunto que más ha levantado polvo es la educación. Varios legisladores, especialmente del PLN – Kattia Rivera, Sonia Rojas y Geison Valverde – le metieron duro al gobierno, acusándolo de andar medio distraído con la educación. Hablan de falta de chinchorros, escuelas dañadas y todo lo demás. Parecía que estaban desenmascarando algo raro... ¿Será que realmente no quieren invertir en nuestra gente?
Rivera, con su acostumbrada energía, soltó unas verdades que resonaron fuerte. Citó al exministro Nogui Acosta, quien dijo que con la población actual deberíamos invertir menos en educación. ¡Imagínense! “Cuando hablamos de invertir en educación, lo que dijo el exministro es simplemente inaceptable”, recalcó Rivera, dejando claro que hay mucho que mejorar. A ver quién le responde ahora a eso, eh.
Y hablando de números, el presupuesto para el 2026 es de ¢12,8 billones, ¡una bocanada de aire fresco comparado con el año pasado! Son unos ¢400.000 millones más. Pero ojo, porque la Comisión de Hacendarios le hizo algunas modificaciones al borrador original que mandó el Ministerio de Hacienda. No todo es miel sobre hojuelas, ¿saben?
Lo más llamativo es que movieron casi ¢51.000 millones que iban destinados a pagar la deuda. ¡Sí, señores! Ese dinero ahora va a parar a la seguridad, la educación y programas sociales. Eso sí que es un cambio de rumbo, aunque algunos dicen que es solo maquillaje para quedar bien ante la galería. En seguridad, le dieron bastante lana: más plazas para la Fiscalía de Género, la Fiscalía General y el OIJ, además de equipamiento para la Policía Judicial. Una buena medida, aunque siempre queda la interrogante de si realmente llegará a buen destino.
En cuanto a la educación, le pusieron ¢2.962 millones para los comedores escolares – imagínense cuántos almuerzos pueden preparar con eso – , también para el transporte estudiantil, y unos buenos ¢4.900 millones al TEC para arreglarles la infraestructura. ¡Por fin algo para el TEC! Y ni hablar de las becas Avancemos, que recibieron ¢6.600 millones. ¡Qué tuanis! Además, le echaron unos cuantos miles a la Red de Cuido, a la Caja y a la Cruz Roja. Uno piensa, ¿serán suficientes todos estos fondos para resolver los problemas reales?
Bueno, después de tanto analizar cifras y escuchando los debates, me pregunto: ¿Realmente estas reasignaciones de presupuesto marcarán una diferencia tangible en la calidad de la educación y la seguridad pública, o seguiremos viendo promesas incumplidas y soluciones superficiales? ¿Ustedes qué opinan, colegas? ¡Déjenme sus comentarios!
