¡Ay, Dios mío! Aquí seguimos con este caso que da qué pensar. Resulta que el profe Galo Reyes, ese que encontraron en un motel en San Francisco de Dos Ríos con una menor, sigue campante, prófugo de la justicia ya van cumpliendo un buen mes. Imagínate el brío, ¿eh? La Fiscalía anda buscando como loca, pero hasta ahora nada, cero novedad. Esto pinta feísimo, mae.
Para refrescarle la memoria a algunos, el Tribunal de Flagrancia ya mandó capturarlo desde el 11 de octubre, pero el señor parece haberse esfumado. Según la Fiscalía Adjunta de Goicoechea, y vaya que nos dieron lata sacándoles la información, aún no tienen nada concreto sobre dónde pueda estar. Es decir, andan tan perdidos como yo buscando estacionamiento en el aeropuerto durante Navidad.
Este tipo, que trabajaba como profesor de inglés en el IPEC, fue pillado in fraganti en dicho motel, y ahora enfrenta cargos serios: abuso sexual y seducción de una persona menor de edad. No es precisamente un currículum vitae que te haga sentir orgulloso, ¿verdad? Y eso que algunos dicen que “todos merecemos una segunda oportunidad”, pero en casos así… ¡uff!
Reyes, que tiene 42 añitos, no se presentó a una audiencia programada para principios de octubre, lo cual agrava aún más su situación. Ahora es buscado a nivel nacional e internacional, porque claro, nadie quiere darle refugio a un tipo con estos problemas. El caso, por cierto, lleva la numeración 25-000803-1898-PE, para los curiosos que quieran seguirle la pista.
Lo curioso de todo esto, y lo que pone los pelos de punta, es que este no sería el primer desliz de Don Galo. Resulta que, allá por el 2024, también fue denunciado por hostigamiento sexual. Pero atención a esta vaina: ¡resultó absuelto! El Departamento de Asuntos Disciplinarios del Ministerio de Educación Pública (MEP) lo confirmó a través de su oficina de prensa, revisando el sistema INTEGRA2. Así que, pa’lante, ¿cómo puede alguien terminar en un motel con una menor si ya tenía un historial?
El MEP señaló que, aunque fue denunciado, el caso concluyó con una sentencia absolutoria. Esto levanta muchas sospechas, ¿no creen? Uno se queda pensando qué pasó realmente ahí, si hubo encubrimiento, o simplemente la defensa hizo un trabajo excelente. Lo que sí sabemos es que el mae estaba trabajando para la cartera educativa desde hace cinco años. Cinco años dando clases, quién sabe con cuántos otros estudiantes... ¡qué sal!
Las medidas cautelares que le impusieron antes de huirse eran bastante estrictas: debía mantener un domicilio fijo, presentarse a firmar semanalmente, no podía salir del país y, obviamente, no podía tener ningún contacto con la víctima ni con su familia. Además, le prohibieron impartir clases durante un mes. Parece que no le bastaron esas restricciones, ¡el mae decidió tomarse unas vacaciones largas!
En fin, este caso es un verdadero mamotreto. Una historia llena de preguntas, de abusos posibles, de fallas en el sistema... Y hablando de sistemas, me pregunto, ¿creen ustedes que realmente estamos haciendo lo suficiente para proteger a nuestros niños y jóvenes de este tipo de depredadores, o nos conformamos con reaccionar tarde cuando ya es demasiado tarde? Díganme, ¿cuáles son sus ideas para fortalecer la seguridad de los menores en nuestras escuelas y comunidades?
Para refrescarle la memoria a algunos, el Tribunal de Flagrancia ya mandó capturarlo desde el 11 de octubre, pero el señor parece haberse esfumado. Según la Fiscalía Adjunta de Goicoechea, y vaya que nos dieron lata sacándoles la información, aún no tienen nada concreto sobre dónde pueda estar. Es decir, andan tan perdidos como yo buscando estacionamiento en el aeropuerto durante Navidad.
Este tipo, que trabajaba como profesor de inglés en el IPEC, fue pillado in fraganti en dicho motel, y ahora enfrenta cargos serios: abuso sexual y seducción de una persona menor de edad. No es precisamente un currículum vitae que te haga sentir orgulloso, ¿verdad? Y eso que algunos dicen que “todos merecemos una segunda oportunidad”, pero en casos así… ¡uff!
Reyes, que tiene 42 añitos, no se presentó a una audiencia programada para principios de octubre, lo cual agrava aún más su situación. Ahora es buscado a nivel nacional e internacional, porque claro, nadie quiere darle refugio a un tipo con estos problemas. El caso, por cierto, lleva la numeración 25-000803-1898-PE, para los curiosos que quieran seguirle la pista.
Lo curioso de todo esto, y lo que pone los pelos de punta, es que este no sería el primer desliz de Don Galo. Resulta que, allá por el 2024, también fue denunciado por hostigamiento sexual. Pero atención a esta vaina: ¡resultó absuelto! El Departamento de Asuntos Disciplinarios del Ministerio de Educación Pública (MEP) lo confirmó a través de su oficina de prensa, revisando el sistema INTEGRA2. Así que, pa’lante, ¿cómo puede alguien terminar en un motel con una menor si ya tenía un historial?
El MEP señaló que, aunque fue denunciado, el caso concluyó con una sentencia absolutoria. Esto levanta muchas sospechas, ¿no creen? Uno se queda pensando qué pasó realmente ahí, si hubo encubrimiento, o simplemente la defensa hizo un trabajo excelente. Lo que sí sabemos es que el mae estaba trabajando para la cartera educativa desde hace cinco años. Cinco años dando clases, quién sabe con cuántos otros estudiantes... ¡qué sal!
Las medidas cautelares que le impusieron antes de huirse eran bastante estrictas: debía mantener un domicilio fijo, presentarse a firmar semanalmente, no podía salir del país y, obviamente, no podía tener ningún contacto con la víctima ni con su familia. Además, le prohibieron impartir clases durante un mes. Parece que no le bastaron esas restricciones, ¡el mae decidió tomarse unas vacaciones largas!
En fin, este caso es un verdadero mamotreto. Una historia llena de preguntas, de abusos posibles, de fallas en el sistema... Y hablando de sistemas, me pregunto, ¿creen ustedes que realmente estamos haciendo lo suficiente para proteger a nuestros niños y jóvenes de este tipo de depredadores, o nos conformamos con reaccionar tarde cuando ya es demasiado tarde? Díganme, ¿cuáles son sus ideas para fortalecer la seguridad de los menores en nuestras escuelas y comunidades?