¡Ay, Dios mío, qué situación! Parece que el puente sobre el río Azufrado, ahí en la Interamericana Norte, está pidiendo a gritos que le echenle unas manií! Un reporte del Lanamme, ese laboratorio que siempre nos pone las cosas claras, descubrió que el pobre puente está medio despistado. No es cuento, señores; la infraestructura está presentando varios problemas que podrían ponernos a todos en riesgo si no se toman cartas en el asunto ya mismo.
Como bien saben, este puente es una arteria vital para conectar varias zonas del país. Imagínense la bronca si se cierra por reparaciones o peor... Por eso, la información del Lanamme nos preocupa bastante. Ya les digo, no estamos hablando de rayones, sino de cosas serias, como la ausencia del sistema de contención vehicular. Eso significa que si algún vehículo pierde el control, ¡corre peligro de irse al diablo literalmente! Un despiste y listo, directito al río. Da escalofríos pensar en ello, ¿verdad?
El estudio del Lanamme, que hicieron con lupa, reveló que no solo faltan esas barreras de seguridad, también hay deterioros en las juntas de expansión, esas que ayudan a que el puente se mueva con los cambios de temperatura. Además, encontraron algunas grietas, ¡y eso nunca es bueno en una estructura así! Las juntas tienen sellos dañados en casi todas, y algunas están bloqueadas con asfalto. Eso no suena nada prometedor, mándale saludos al ingeniero que diseñó eso.
Pero la cosa no termina ahí, chunches. Resulta que el sistema de drenaje del puente está hecho un desastre. No tienen bajantes, entonces el agua cae directo sobre la estructura. ¡Imaginen cuánto daño puede hacer eso con el tiempo! Como si tuviera que aguantar latigazos de agua constante. Eso, sumado a los pequeños desperfectos en la pasarela peatonal –donde, por cierto, nadie camina porque no hay aceras–, hace que la situación sea todavía más preocupante. ¡Qué carga! Que ni siquiera pensaron en las personas que pudieran necesitar caminar por ahí, mae.
Y ni hablar de la señalización. Según el reporte, ¡la demarcación horizontal está borrosa y hecha polvo! Ni loco se puede distinguir las líneas, y eso aumenta el riesgo de accidentes. También hay problemas con la barandilla peatonal, donde se ha perdido parte de la protección por descascarillamiento y hay corrosión localizada. ¡Parece que alguien le escupió al puente!
Ahora bien, ¿qué podemos esperar? Bueno, el Lanamme, con toda su sapiencia, recomienda meter el puente en un programa de mantenimiento basado en condición. Es decir, revisarle las cosas regularmente y arreglarlas cuando sea necesario. También sugieren un plan de trabajo específico para cada elemento del puente, desde las juntas hasta la baranda. Aparentemente no necesitan hacer más estudios, aunque insisten en que si no lo meten en un programa de mantenimiento cíclico, se van a seguir tragando las lágrimas.
Lo importante es que esto salga adelante, bretes. Porque no es ningún secreto que nuestras carreteras necesitan mucha atención. Siempre andamos esquivando baches y preocupándonos por la seguridad. Este puente es otro recordatorio de que debemos exigirle a nuestros gobernantes que inviertan en infraestructura y que mantengan las cosas en buen estado. No queremos terminar lamentando alguna tragedia evitable.
Con tanta preocupación en el aire, me pregunto: ¿Creen ustedes que el Ministerio de Transportes tomará medidas urgentes para solucionar estos problemas en el puente sobre el río Azufrado o seguirá siendo otro ejemplo de abandono de la infraestructura clave en nuestro país? ¡Compártanme sus opiniones en los comentarios!
Como bien saben, este puente es una arteria vital para conectar varias zonas del país. Imagínense la bronca si se cierra por reparaciones o peor... Por eso, la información del Lanamme nos preocupa bastante. Ya les digo, no estamos hablando de rayones, sino de cosas serias, como la ausencia del sistema de contención vehicular. Eso significa que si algún vehículo pierde el control, ¡corre peligro de irse al diablo literalmente! Un despiste y listo, directito al río. Da escalofríos pensar en ello, ¿verdad?
El estudio del Lanamme, que hicieron con lupa, reveló que no solo faltan esas barreras de seguridad, también hay deterioros en las juntas de expansión, esas que ayudan a que el puente se mueva con los cambios de temperatura. Además, encontraron algunas grietas, ¡y eso nunca es bueno en una estructura así! Las juntas tienen sellos dañados en casi todas, y algunas están bloqueadas con asfalto. Eso no suena nada prometedor, mándale saludos al ingeniero que diseñó eso.
Pero la cosa no termina ahí, chunches. Resulta que el sistema de drenaje del puente está hecho un desastre. No tienen bajantes, entonces el agua cae directo sobre la estructura. ¡Imaginen cuánto daño puede hacer eso con el tiempo! Como si tuviera que aguantar latigazos de agua constante. Eso, sumado a los pequeños desperfectos en la pasarela peatonal –donde, por cierto, nadie camina porque no hay aceras–, hace que la situación sea todavía más preocupante. ¡Qué carga! Que ni siquiera pensaron en las personas que pudieran necesitar caminar por ahí, mae.
Y ni hablar de la señalización. Según el reporte, ¡la demarcación horizontal está borrosa y hecha polvo! Ni loco se puede distinguir las líneas, y eso aumenta el riesgo de accidentes. También hay problemas con la barandilla peatonal, donde se ha perdido parte de la protección por descascarillamiento y hay corrosión localizada. ¡Parece que alguien le escupió al puente!
Ahora bien, ¿qué podemos esperar? Bueno, el Lanamme, con toda su sapiencia, recomienda meter el puente en un programa de mantenimiento basado en condición. Es decir, revisarle las cosas regularmente y arreglarlas cuando sea necesario. También sugieren un plan de trabajo específico para cada elemento del puente, desde las juntas hasta la baranda. Aparentemente no necesitan hacer más estudios, aunque insisten en que si no lo meten en un programa de mantenimiento cíclico, se van a seguir tragando las lágrimas.
Lo importante es que esto salga adelante, bretes. Porque no es ningún secreto que nuestras carreteras necesitan mucha atención. Siempre andamos esquivando baches y preocupándonos por la seguridad. Este puente es otro recordatorio de que debemos exigirle a nuestros gobernantes que inviertan en infraestructura y que mantengan las cosas en buen estado. No queremos terminar lamentando alguna tragedia evitable.
Con tanta preocupación en el aire, me pregunto: ¿Creen ustedes que el Ministerio de Transportes tomará medidas urgentes para solucionar estos problemas en el puente sobre el río Azufrado o seguirá siendo otro ejemplo de abandono de la infraestructura clave en nuestro país? ¡Compártanme sus opiniones en los comentarios!
