¡Ay, Dios mío! Aquí seguimos raspando llanta, ¿eh? Casi una semana después de que el pequeño Leandro desapareciera tragándose el asfalto en Purral, la Municipalidad de Goicoechea se dio maña y tapó la alcantarilla. Como si eso fuera a solucionar todo el problema, mi clave. Parece que nos tardamos una tragedia para moverle el coro a alguien.
Como bien saben, el viernes pasado Leandro, de apenas cinco añitos, se le metió la tierra al pico por un caño y terminó en una alcantarilla. Una torta monumental, señores. Se movilizó la Cruz Roja, buscaron día y noche, pero lamentablemente suspendieron la búsqueda ayer. Un golpe muy duro para la familia y toda la comunidad de Purral, diay. Uno se queda pensando qué pudo haberle pasado al nene…
La Municipalidad dice que pusieron rejillas entre la alcantarilla y la cuneta, además de una parrilla justo donde estaba el agujero. Quieren que creamos que es suficiente, pero vamos, ¡qué carga! Eso es como ponerle curitas a un elefante con neumonía. La verdadera bronca es que la responsabilidad, según ellos, recae en el Conavi, porque la carretera es nacional. Pero ahí viene el clavo: ni siquiera se dignaron a contestar la solicitud de ayuda que les hicieron hace rato.
Mientras tanto, los inspectores de la Muni andan mapeando todas las alcantarillas que estén sin tapa en Goicoechea. Un brete inmenso, sin duda. Han abierto un correo electrónico, [email protected], para que la gente reporte cualquier problema. Buena iniciativa, pero me pregunto si realmente van a hacer caso a todos esos correos. A veces parece que estas cosas son solo para quedar bien ante la galería, ¿me entienden?
Y para rematar, quieren armar una mesa interinstitucional para combatir el robo de materiales. ¡Qué tuanis!, pero a ver, ¿quién va a estar vigilando esa mesa para que tampoco se vaya al traste? Porque ya sabemos cómo funcionan algunas de estas cosas, ¿verdad? Te prometen hasta la luna y al final te quedas con la manzana podrida. Imaginen que ahora tienen nuevo chunche en manos y se olvide de la realidad de los vecinos.
El Conavi, por supuesto, sigue calladito. Lo intentaron contactar, pero nadie responde. Ya sabemos cómo son, siempre buscando excusas para evadir responsabilidades. Son unos clásicos, diay. Uno se pregunta si alguna vez van a asumir la culpa por algo. A este paso, seguirán dejando que la infraestructura se deteriore hasta que ocurra otra tragedia. ¡Qué sal!
Ahora, hablando de tragedias, esto me recuerda a otros casos similares que hemos visto por Costa Rica. Alcantarillas abiertas, calles en pésimas condiciones, falta de mantenimiento… Parece que tenemos una cultura de esperar a que algo malo pase para reaccionar. Y eso, mi clave, es preocupante. Tenemos que exigirle más a nuestros gobernantes, no podemos permitirnos más negligencias. Que se espanten con las consecuencias y no esperen que alguien salga herido o peor para actuar.
En fin, toda esta vaina me deja pensando: ¿Deberíamos exigir auditorías públicas constantes de la infraestructura vial, para asegurar que se cumplan los estándares de seguridad y evitar futuras tragedias como la de Leandro? ¿O simplemente seguiremos esperando a que ocurra lo peor para empezar a mover el trasero?
Como bien saben, el viernes pasado Leandro, de apenas cinco añitos, se le metió la tierra al pico por un caño y terminó en una alcantarilla. Una torta monumental, señores. Se movilizó la Cruz Roja, buscaron día y noche, pero lamentablemente suspendieron la búsqueda ayer. Un golpe muy duro para la familia y toda la comunidad de Purral, diay. Uno se queda pensando qué pudo haberle pasado al nene…
La Municipalidad dice que pusieron rejillas entre la alcantarilla y la cuneta, además de una parrilla justo donde estaba el agujero. Quieren que creamos que es suficiente, pero vamos, ¡qué carga! Eso es como ponerle curitas a un elefante con neumonía. La verdadera bronca es que la responsabilidad, según ellos, recae en el Conavi, porque la carretera es nacional. Pero ahí viene el clavo: ni siquiera se dignaron a contestar la solicitud de ayuda que les hicieron hace rato.
Mientras tanto, los inspectores de la Muni andan mapeando todas las alcantarillas que estén sin tapa en Goicoechea. Un brete inmenso, sin duda. Han abierto un correo electrónico, [email protected], para que la gente reporte cualquier problema. Buena iniciativa, pero me pregunto si realmente van a hacer caso a todos esos correos. A veces parece que estas cosas son solo para quedar bien ante la galería, ¿me entienden?
Y para rematar, quieren armar una mesa interinstitucional para combatir el robo de materiales. ¡Qué tuanis!, pero a ver, ¿quién va a estar vigilando esa mesa para que tampoco se vaya al traste? Porque ya sabemos cómo funcionan algunas de estas cosas, ¿verdad? Te prometen hasta la luna y al final te quedas con la manzana podrida. Imaginen que ahora tienen nuevo chunche en manos y se olvide de la realidad de los vecinos.
El Conavi, por supuesto, sigue calladito. Lo intentaron contactar, pero nadie responde. Ya sabemos cómo son, siempre buscando excusas para evadir responsabilidades. Son unos clásicos, diay. Uno se pregunta si alguna vez van a asumir la culpa por algo. A este paso, seguirán dejando que la infraestructura se deteriore hasta que ocurra otra tragedia. ¡Qué sal!
Ahora, hablando de tragedias, esto me recuerda a otros casos similares que hemos visto por Costa Rica. Alcantarillas abiertas, calles en pésimas condiciones, falta de mantenimiento… Parece que tenemos una cultura de esperar a que algo malo pase para reaccionar. Y eso, mi clave, es preocupante. Tenemos que exigirle más a nuestros gobernantes, no podemos permitirnos más negligencias. Que se espanten con las consecuencias y no esperen que alguien salga herido o peor para actuar.
En fin, toda esta vaina me deja pensando: ¿Deberíamos exigir auditorías públicas constantes de la infraestructura vial, para asegurar que se cumplan los estándares de seguridad y evitar futuras tragedias como la de Leandro? ¿O simplemente seguiremos esperando a que ocurra lo peor para empezar a mover el trasero?