¡Ay, Dios mío, qué momento! Ya estamos pensando en las próximas elecciones, allá por el 2026, y resulta que todavía tenemos brechas enormes en cuanto a inclusión para las personas con discapacidad. El Consejo Nacional de Personas con Discapacidad (Conapdis), esos luchadores sociales, soltaron la bomba hace unos días: exigieron a los partidos y candidatos que pongan el acelerador en materia de accesibilidad, porque sino, ¡qué pena!, nos vamos al traste como país.
La verdad, huele a quemado. Como bien sabemos, Costa Rica presume de ser progresista y todo eso, pero cuando toca meterle mano a los temas de diversidad e inclusión, ahí sí que empezamos a ver que queda mucho por hacer. Según Conapdis, ¡más de 670 mil personas con discapacidad vivimos acá! Eso significa casi un tercio de la población, chavos. Y ni hablar de sus derechos: todos tenemos derecho a informarnos y votar, pero claro, ¿cómo lo hacemos si ni siquiera podemos acceder a la información o llegar al centro de votación?
Ana Leonor Sanabria Romero, la directora ejecutiva interina de Conapdis, lo dejó bien clarito: “La omisión o negativa a realizar ajustes razonables es discriminación”. ¡Zascanduz! Y no es solamente cosa de decirlo, sino que hay que ponerle empeño. Conapdis ya sacó la lista de cosas que necesitan cambiar: intérpretes de Lesco en todos los debates y materiales audiovisuales, planes de gobierno en formato accesible (audio, braille, lector de pantalla), páginas web y redes sociales que funcionen bien para todos, y hasta transporte adecuado para quienes tienen problemas de movilidad. ¡Todo pa’ que nadie se quede afuera!
Me imagino la bronca de querer seguir las noticias de campaña y no poder entender nada porque no hay subtítulos en lengua de señas, o de tener que depender de otra persona para leer el plan de gobierno. ¡Eso quita dignidad! La ley 7600 y la 8661 ya dicen cómo se debe hacer esto, pero parece que algunos prefieren hacerse los dormidos. A veces me pregunto, ¿nosotros sí queremos construir una sociedad realmente justa e igualitaria o solo lo decimos para quedar bien en las fotos?
Ahora, hablemos de los detalles prácticos. Imaginen, chavos, ir a una actividad de campaña y que no haya rampas ni ascensores. ¿Cómo llegamos? ¿Nos quedamos mirando desde la puerta? O peor aún, descubrir que el sitio de votación es un laberinto lleno de escaleras. ¡Qué torta! Conapdis le está echándole ganas para asesorar a los partidos y explicarles cómo hacerlo bien. Pero bueno, ahí viene la pregunta clave: ¿están dispuestos a escuchar o van a seguir haciendo lo mismo de siempre?
Lo que más me preocupa es la falta de conciencia. Muchos candidatos creen que la accesibilidad es un lujo, algo que se hace si sobra tiempo y dinero. Pero no entienden que es un derecho fundamental, un requisito básico para cualquier democracia que se precie. Una vez escuché a un político decir que 'eso de la discapacidad es un problema menor'. ¡No puede ser! ¿Cómo pueden minimizar la realidad de tantas personas?
Más allá de la ley, creo que necesitamos un cambio cultural profundo. Hay que dejar de ver la discapacidad como una limitación y empezar a valorarla como parte de nuestra diversidad. Las personas con discapacidad tienen mucho que aportar a la sociedad, pero para eso necesitan oportunidades reales. Y esas oportunidades empiezan garantizando el acceso a la información, la educación, el empleo y la participación política. Si seguimos ignorando sus voces, nos perdemos de experiencias valiosas y limitamos nuestro propio crecimiento como nación.
En fin, la pelota está en la cancha de los partidos y candidatos. Esperemos que esta vez sí hagan caso a las exigencias de Conapdis y demuestren que realmente les importa la inclusión. ¿Ustedes qué piensan, compas? ¿Creen que estas elecciones serán diferentes o seguiremos viendo las mismas viejas caras prometiendo lo de siempre sin cumplirlo?
La verdad, huele a quemado. Como bien sabemos, Costa Rica presume de ser progresista y todo eso, pero cuando toca meterle mano a los temas de diversidad e inclusión, ahí sí que empezamos a ver que queda mucho por hacer. Según Conapdis, ¡más de 670 mil personas con discapacidad vivimos acá! Eso significa casi un tercio de la población, chavos. Y ni hablar de sus derechos: todos tenemos derecho a informarnos y votar, pero claro, ¿cómo lo hacemos si ni siquiera podemos acceder a la información o llegar al centro de votación?
Ana Leonor Sanabria Romero, la directora ejecutiva interina de Conapdis, lo dejó bien clarito: “La omisión o negativa a realizar ajustes razonables es discriminación”. ¡Zascanduz! Y no es solamente cosa de decirlo, sino que hay que ponerle empeño. Conapdis ya sacó la lista de cosas que necesitan cambiar: intérpretes de Lesco en todos los debates y materiales audiovisuales, planes de gobierno en formato accesible (audio, braille, lector de pantalla), páginas web y redes sociales que funcionen bien para todos, y hasta transporte adecuado para quienes tienen problemas de movilidad. ¡Todo pa’ que nadie se quede afuera!
Me imagino la bronca de querer seguir las noticias de campaña y no poder entender nada porque no hay subtítulos en lengua de señas, o de tener que depender de otra persona para leer el plan de gobierno. ¡Eso quita dignidad! La ley 7600 y la 8661 ya dicen cómo se debe hacer esto, pero parece que algunos prefieren hacerse los dormidos. A veces me pregunto, ¿nosotros sí queremos construir una sociedad realmente justa e igualitaria o solo lo decimos para quedar bien en las fotos?
Ahora, hablemos de los detalles prácticos. Imaginen, chavos, ir a una actividad de campaña y que no haya rampas ni ascensores. ¿Cómo llegamos? ¿Nos quedamos mirando desde la puerta? O peor aún, descubrir que el sitio de votación es un laberinto lleno de escaleras. ¡Qué torta! Conapdis le está echándole ganas para asesorar a los partidos y explicarles cómo hacerlo bien. Pero bueno, ahí viene la pregunta clave: ¿están dispuestos a escuchar o van a seguir haciendo lo mismo de siempre?
Lo que más me preocupa es la falta de conciencia. Muchos candidatos creen que la accesibilidad es un lujo, algo que se hace si sobra tiempo y dinero. Pero no entienden que es un derecho fundamental, un requisito básico para cualquier democracia que se precie. Una vez escuché a un político decir que 'eso de la discapacidad es un problema menor'. ¡No puede ser! ¿Cómo pueden minimizar la realidad de tantas personas?
Más allá de la ley, creo que necesitamos un cambio cultural profundo. Hay que dejar de ver la discapacidad como una limitación y empezar a valorarla como parte de nuestra diversidad. Las personas con discapacidad tienen mucho que aportar a la sociedad, pero para eso necesitan oportunidades reales. Y esas oportunidades empiezan garantizando el acceso a la información, la educación, el empleo y la participación política. Si seguimos ignorando sus voces, nos perdemos de experiencias valiosas y limitamos nuestro propio crecimiento como nación.
En fin, la pelota está en la cancha de los partidos y candidatos. Esperemos que esta vez sí hagan caso a las exigencias de Conapdis y demuestren que realmente les importa la inclusión. ¿Ustedes qué piensan, compas? ¿Creen que estas elecciones serán diferentes o seguiremos viendo las mismas viejas caras prometiendo lo de siempre sin cumplirlo?
