¡Ay, Dios mío! Aquí andamos, a pocos días de diciembre y con la gente ya planeando dónde ir de vacaciones. Todos queremos disfrutar, salirnos un ratito de la rutina y desconectarnos, ¿verdad? Pero parece que tenemos un brete importante por delante: cómo balancear el deseo de impulsar la economía con la necesidad urgente de cuidar nuestros parques nacionales, esos rincones que nos hacen orgullosos de ser ticos.
El SINAC, echándole ganas como siempre, ha lanzado una campaña buscando que usemos nuestras Áreas Silvestres Protegidas (ASP) como el lugar número uno para pasar las fiestas. No es solo una estrategia de marketing, ¿eh? Hay mucha tela que cortar porque el MINAE quiere, y con razón, evitar que ese montón de gente que viene a admirar nuestra naturaleza termine siendo la causa de su destrucción. Porque, díganlo en voz baja, algunos turistas llegan y actúan como si estuvieran en su patio trasero, dejando basura, molestando a los animales… ¡una torta!
La idea es clara: aprovechar que Costa Rica tiene una red de parques que cubre to’ los ecosistemas – playitas paradisíacas, volcanes humeantes, bosques nubosos misteriosos, montañas imponentes – muchos a poca distancia de donde vivimos. Además, las tarifas son bastante decentes, así que no hay excusa para no poder ir. Lo bueno es que esto no se trata solo de pasarlo bien; cada visita genera un impacto económico directo en las comunidades cercanas. Cada entrada comprada, cada guía contratado, cada alojamiento reservado… todo eso le da un empujón al bolsillo de la gente que vive de eso, que depende directamente del turismo para sobrevivir. ¡Y qué carga de importancia tiene eso!
Pero aquí viene el puntito delicado: si queremos que este modelo siga funcionando, necesitamos un cambio de mentalidad. No podemos seguir pensando que los parques nacionales son lugares donde podemos hacer lo que se nos antoje. El SINAC ha sacado un “manual de la visitación responsable”, que básicamente es una lista de normas básicas para no joder el ambiente. Así que, pónganse las pilas, porque no es broma.
Primero, planifiquen con anticipación. Olvídate de llegar a última hora y esperar encontrar espacio. Entren a www.sinac.go.cr, revisen los horarios, las tarifas y compren sus entradas online para evitar filas y decepciones. Segundo, ¡por favor!, no alimenten a los animales. Sé que es tentador querer darle una galleta a un monosito o acariciar a un perezoso, pero les aseguro que solo les están haciendo daño. Alteran su comportamiento natural y los vuelven dependientes de nosotros. Tercero, recojan su propia basura. No sean desechables. Cuarto, respeten los senderos y las zonas habilitadas. No se aventuren a explorar la selva solos, porque además de peligroso para ustedes, pueden causar daños irreparables al ecosistema.
Vamos a ser honestos, maes: el reto es grande. Tenemos que lograr que más y más personas visiten nuestros parques, pero sin que la afluencia masiva termine por destruirlos. Es un acto de equilibrista, como andar sobre una cuerda floja. El éxito de esta temporada alta dependerá de nuestro compromiso individual de ser ciudadanos responsables, tanto en casa como en la naturaleza. Piensen que estamos protegiendo el futuro de nuestros hijos, el legado que les dejaremos.
¿Y qué tal si nos ponemos las pilas y hacemos que estas vacaciones sean un ejemplo de cómo el turismo puede ser una fuerza positiva para la conservación? Porque, al final del día, somos nosotros quienes decidimos si queremos mantener viva esta joya de Costa Rica o dejarla morir de éxito. Entonces, dime, ¿crees que los costarricenses estamos realmente preparados para asumir esta responsabilidad y demostrar que somos guardianes de nuestra naturaleza o seguiremos cometiéndole broncas al planeta?
El SINAC, echándole ganas como siempre, ha lanzado una campaña buscando que usemos nuestras Áreas Silvestres Protegidas (ASP) como el lugar número uno para pasar las fiestas. No es solo una estrategia de marketing, ¿eh? Hay mucha tela que cortar porque el MINAE quiere, y con razón, evitar que ese montón de gente que viene a admirar nuestra naturaleza termine siendo la causa de su destrucción. Porque, díganlo en voz baja, algunos turistas llegan y actúan como si estuvieran en su patio trasero, dejando basura, molestando a los animales… ¡una torta!
La idea es clara: aprovechar que Costa Rica tiene una red de parques que cubre to’ los ecosistemas – playitas paradisíacas, volcanes humeantes, bosques nubosos misteriosos, montañas imponentes – muchos a poca distancia de donde vivimos. Además, las tarifas son bastante decentes, así que no hay excusa para no poder ir. Lo bueno es que esto no se trata solo de pasarlo bien; cada visita genera un impacto económico directo en las comunidades cercanas. Cada entrada comprada, cada guía contratado, cada alojamiento reservado… todo eso le da un empujón al bolsillo de la gente que vive de eso, que depende directamente del turismo para sobrevivir. ¡Y qué carga de importancia tiene eso!
Pero aquí viene el puntito delicado: si queremos que este modelo siga funcionando, necesitamos un cambio de mentalidad. No podemos seguir pensando que los parques nacionales son lugares donde podemos hacer lo que se nos antoje. El SINAC ha sacado un “manual de la visitación responsable”, que básicamente es una lista de normas básicas para no joder el ambiente. Así que, pónganse las pilas, porque no es broma.
Primero, planifiquen con anticipación. Olvídate de llegar a última hora y esperar encontrar espacio. Entren a www.sinac.go.cr, revisen los horarios, las tarifas y compren sus entradas online para evitar filas y decepciones. Segundo, ¡por favor!, no alimenten a los animales. Sé que es tentador querer darle una galleta a un monosito o acariciar a un perezoso, pero les aseguro que solo les están haciendo daño. Alteran su comportamiento natural y los vuelven dependientes de nosotros. Tercero, recojan su propia basura. No sean desechables. Cuarto, respeten los senderos y las zonas habilitadas. No se aventuren a explorar la selva solos, porque además de peligroso para ustedes, pueden causar daños irreparables al ecosistema.
Vamos a ser honestos, maes: el reto es grande. Tenemos que lograr que más y más personas visiten nuestros parques, pero sin que la afluencia masiva termine por destruirlos. Es un acto de equilibrista, como andar sobre una cuerda floja. El éxito de esta temporada alta dependerá de nuestro compromiso individual de ser ciudadanos responsables, tanto en casa como en la naturaleza. Piensen que estamos protegiendo el futuro de nuestros hijos, el legado que les dejaremos.
¿Y qué tal si nos ponemos las pilas y hacemos que estas vacaciones sean un ejemplo de cómo el turismo puede ser una fuerza positiva para la conservación? Porque, al final del día, somos nosotros quienes decidimos si queremos mantener viva esta joya de Costa Rica o dejarla morir de éxito. Entonces, dime, ¿crees que los costarricenses estamos realmente preparados para asumir esta responsabilidad y demostrar que somos guardianes de nuestra naturaleza o seguiremos cometiéndole broncas al planeta?
