¡Ay, Dios mío, qué cargada buena nos trajo Hacienda! Después de tanto apuro y preocupación por la economía, parece que finalmente le estamos agarrando el ritmo. Resulta que, al cerrar octubre pasado, el gobierno central acumuló un superávit primario de ¡nada más ni nada menos que ¢573.600 millones! Eso sí que es pan comido, como dicen por acá.
Para ponerle pausa, eso equivale al 1,1% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Lo que significa, traducido al idioma del pueblo, que Hacienda tuvo suficiente plata pa’ pagar los bretes del Estado sin tener que meterse de lleno en deudas nuevas. Algo que, díganlo ustedes, era urgente, porque andábamos bastante apretaditos con los compromisos financieros.
Según Hacienda, la explicación de esto es sencilla: entraron ¢6.074.460 millones (eso sí es un chimbo, ¡casi seis billones!) en ingresos totales, contra unos gastos primarios de ¢5.500.860 millones. O sea, pura ganancia neta, como cuando te rifas un premio gordo en el día de tu cumpleaños. Esto reafirma lo que muchos estábamos esperando, que el país estaba logrando enderezar el camino en temas fiscales.
Pero ojo, que no todo es miel sobre hojuelas, porque Hacienda también reconoce que la cosa se ha enfriado un poquito en cuanto a los ingresos. De crecer 3,5% en octubre del año pasado, ahora apenas estamos viendo un aumento del 0,4%. Una bajada considerable, y eso preocupa, porque si no cuidamos la gallina ponedora, podemos irnos al traste, ¿me entienden?
Dicen que parte de esta desaceleración se debe a los problemas que tuvimos con la transición del viejo sistema ATV al nuevo TRIBU-CR, que sí ha sido un maje. Ajustes, clasificaciones revueltas, registros perdidos… ¡Un quilombo! Pero bueno, supuestamente ya le están poniendo orden a la cosa y esperan que pronto volvamos a ver esos números chivísimos que teníamos antes.
Ahora bien, el déficit financiero, aunque sigue siendo alto, sí mostró una ligera mejoría, quedando en ¢1.342.134 millones (el 2,6% del PIB). Pese a que los gastos totales subieron a ¢7.416.594 millones, la disminución en el pago de intereses de la deuda jugó un papel importantísimo. ¡Eso sí que es aire fresco para las finanzas!
Y hablando de deudas, ahí viene la buena noticia: entre enero y octubre, pagamos ¢1.915.734 millones en intereses, ¡siete mil colones menos que el año pasado! Eso gracias a que encontramos mejores condiciones para nuestros préstamos, tanto internos como externos. Menos intereses significan más plata para invertir en cosas importantes, como salud, educación y obras públicas – ¡cosas que necesitamos urgentemente!
Total, la deuda pública llegó a ¢30.599.810 millones (unos 60.871 millones de dólares), representando un 59,9% del PIB. En el plano internacional, Costa Rica se ve relativamente bien, con un Índice EMBI de 161 puntos básicos, muy por debajo de otros países de la región. Pero a pesar de estos buenos datos, la realidad es que el panorama económico mundial sigue siendo incierto. Por eso, es crucial que sigamos manteniendo las riendas del gasto, asegurando que los ingresos sean consistentes y evitando caer en trampas de endeudamiento. Entonces, mi pregunta para ustedes, amigos del Foro: ¿creen que este superávit primario es sostenible a largo plazo o simplemente estamos disfrutando de un espejismo económico?
Para ponerle pausa, eso equivale al 1,1% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Lo que significa, traducido al idioma del pueblo, que Hacienda tuvo suficiente plata pa’ pagar los bretes del Estado sin tener que meterse de lleno en deudas nuevas. Algo que, díganlo ustedes, era urgente, porque andábamos bastante apretaditos con los compromisos financieros.
Según Hacienda, la explicación de esto es sencilla: entraron ¢6.074.460 millones (eso sí es un chimbo, ¡casi seis billones!) en ingresos totales, contra unos gastos primarios de ¢5.500.860 millones. O sea, pura ganancia neta, como cuando te rifas un premio gordo en el día de tu cumpleaños. Esto reafirma lo que muchos estábamos esperando, que el país estaba logrando enderezar el camino en temas fiscales.
Pero ojo, que no todo es miel sobre hojuelas, porque Hacienda también reconoce que la cosa se ha enfriado un poquito en cuanto a los ingresos. De crecer 3,5% en octubre del año pasado, ahora apenas estamos viendo un aumento del 0,4%. Una bajada considerable, y eso preocupa, porque si no cuidamos la gallina ponedora, podemos irnos al traste, ¿me entienden?
Dicen que parte de esta desaceleración se debe a los problemas que tuvimos con la transición del viejo sistema ATV al nuevo TRIBU-CR, que sí ha sido un maje. Ajustes, clasificaciones revueltas, registros perdidos… ¡Un quilombo! Pero bueno, supuestamente ya le están poniendo orden a la cosa y esperan que pronto volvamos a ver esos números chivísimos que teníamos antes.
Ahora bien, el déficit financiero, aunque sigue siendo alto, sí mostró una ligera mejoría, quedando en ¢1.342.134 millones (el 2,6% del PIB). Pese a que los gastos totales subieron a ¢7.416.594 millones, la disminución en el pago de intereses de la deuda jugó un papel importantísimo. ¡Eso sí que es aire fresco para las finanzas!
Y hablando de deudas, ahí viene la buena noticia: entre enero y octubre, pagamos ¢1.915.734 millones en intereses, ¡siete mil colones menos que el año pasado! Eso gracias a que encontramos mejores condiciones para nuestros préstamos, tanto internos como externos. Menos intereses significan más plata para invertir en cosas importantes, como salud, educación y obras públicas – ¡cosas que necesitamos urgentemente!
Total, la deuda pública llegó a ¢30.599.810 millones (unos 60.871 millones de dólares), representando un 59,9% del PIB. En el plano internacional, Costa Rica se ve relativamente bien, con un Índice EMBI de 161 puntos básicos, muy por debajo de otros países de la región. Pero a pesar de estos buenos datos, la realidad es que el panorama económico mundial sigue siendo incierto. Por eso, es crucial que sigamos manteniendo las riendas del gasto, asegurando que los ingresos sean consistentes y evitando caer en trampas de endeudamiento. Entonces, mi pregunta para ustedes, amigos del Foro: ¿creen que este superávit primario es sostenible a largo plazo o simplemente estamos disfrutando de un espejismo económico?
