¡Diganme una cosa, compas! ¿Quién iba a pensar que íbamos a estar liderando el mundo en cuidado digno? Pero así es, Costa Rica sigue haciendo historia. Ocho cantones nuevos se sumaron al movimiento Ciudades Compasivas, acercándonos a la meta de tener una red nacional que le dé una mano a quienes más lo necesitan. Esto sí que es ponerle corazón al bache.
Todo empezó hace unos años con la idea de crear un país donde la gente se preocupe por el vecino, especialmente cuando enfrenta momentos difíciles de salud o al final de la vida. La Fundación New Health, desde España, nos echó un empujón con su modelo de Ciudades Compasivas, y vaya si le pegamos. Ahora tenemos nueve cantones certificados, demostrando que el “pura vida” va mucho más allá de las playas y el sol.
Alvarado, Curridabat, Oreamuno, Paraíso, San Rafael de Heredia, Turrialba, Jiménez y Upala… ¡una lista larga de lugares que se están esforzando por brindar acompañamiento y atención digna a sus habitantes! No es fácil, brete importante, pero estos municipios han demostrado que están dispuestos a darlo todo. Este tipo de iniciativas me dan esperanza, la verdad.
Y ni hablar del reconocimiento a Cartago Provincia Compasiva. ¡Qué se merecen! Eso demuestra que el esfuerzo provincial está dando frutos. Además, un aplauso para la Fundación Partir Con Dignidad y Coopenae Wink, que con su proyecto Todos Con Vos están trabajando incansablemente para convertirnos en el primer país compasivo del planeta. ¡A huevo!
Gustavo Ulloa, jefe de Sostenibilidad de Coopenae-Wink, lo expresó perfecto: estamos hablando de un compromiso profundo con nuestra humanidad. Él resaltó cómo Coopenae cree en la solidaridad y en preocuparnos por el prójimo, especialmente por aquellos que necesitan más ayuda, como nuestros adultos mayores y quienes viven sus últimos días. Un mensaje bien claro, ¿eh?
Pero ojo, compas, la realidad es dura. Según estudios del CCSS, hay más de 19 mil personas en Costa Rica que necesitan cuidados paliativos, y la mayoría padece enfermedades que no tienen relación con el cáncer. ¡Una carga tremenda! San José, Alajuela, Heredia y Cartago son las zonas donde se concentra la mayor necesidad, lo cual resalta aún más la importancia de estas iniciativas locales. Hay que darle caña.
Lo bueno de este modelo de Ciudades Compasivas es que fortalece los lazos entre los centros de salud y la comunidad. Así podemos detectar problemas a tiempo y evitar que la gente se sienta abandonada. Se trata de construir redes de apoyo sólidas y humanas, porque al final del día todos necesitamos una mano amiga. Además, facilita el acceso a especialistas, y eso es oro puro, diay.
Ahora dime, compas, ¿crees que Costa Rica realmente puede convertirse en el primer país compasivo del mundo? ¿Es posible generalizar este modelo a nivel nacional, o hay obstáculos insuperables? ¿Qué papel debemos jugar nosotros, como ciudadanos, para apoyar este movimiento y asegurarnos de que nadie se quede atrás?
Todo empezó hace unos años con la idea de crear un país donde la gente se preocupe por el vecino, especialmente cuando enfrenta momentos difíciles de salud o al final de la vida. La Fundación New Health, desde España, nos echó un empujón con su modelo de Ciudades Compasivas, y vaya si le pegamos. Ahora tenemos nueve cantones certificados, demostrando que el “pura vida” va mucho más allá de las playas y el sol.
Alvarado, Curridabat, Oreamuno, Paraíso, San Rafael de Heredia, Turrialba, Jiménez y Upala… ¡una lista larga de lugares que se están esforzando por brindar acompañamiento y atención digna a sus habitantes! No es fácil, brete importante, pero estos municipios han demostrado que están dispuestos a darlo todo. Este tipo de iniciativas me dan esperanza, la verdad.
Y ni hablar del reconocimiento a Cartago Provincia Compasiva. ¡Qué se merecen! Eso demuestra que el esfuerzo provincial está dando frutos. Además, un aplauso para la Fundación Partir Con Dignidad y Coopenae Wink, que con su proyecto Todos Con Vos están trabajando incansablemente para convertirnos en el primer país compasivo del planeta. ¡A huevo!
Gustavo Ulloa, jefe de Sostenibilidad de Coopenae-Wink, lo expresó perfecto: estamos hablando de un compromiso profundo con nuestra humanidad. Él resaltó cómo Coopenae cree en la solidaridad y en preocuparnos por el prójimo, especialmente por aquellos que necesitan más ayuda, como nuestros adultos mayores y quienes viven sus últimos días. Un mensaje bien claro, ¿eh?
Pero ojo, compas, la realidad es dura. Según estudios del CCSS, hay más de 19 mil personas en Costa Rica que necesitan cuidados paliativos, y la mayoría padece enfermedades que no tienen relación con el cáncer. ¡Una carga tremenda! San José, Alajuela, Heredia y Cartago son las zonas donde se concentra la mayor necesidad, lo cual resalta aún más la importancia de estas iniciativas locales. Hay que darle caña.
Lo bueno de este modelo de Ciudades Compasivas es que fortalece los lazos entre los centros de salud y la comunidad. Así podemos detectar problemas a tiempo y evitar que la gente se sienta abandonada. Se trata de construir redes de apoyo sólidas y humanas, porque al final del día todos necesitamos una mano amiga. Además, facilita el acceso a especialistas, y eso es oro puro, diay.
Ahora dime, compas, ¿crees que Costa Rica realmente puede convertirse en el primer país compasivo del mundo? ¿Es posible generalizar este modelo a nivel nacional, o hay obstáculos insuperables? ¿Qué papel debemos jugar nosotros, como ciudadanos, para apoyar este movimiento y asegurarnos de que nadie se quede atrás?
