¡Aguante Río de Janeiro! Parece que nuestros vecinos sudamericanos saben cómo celebrar el Año Nuevo como Dios manda. El Libro Guinness de los Récords le dio el espaldarazo oficial a la fiesta de Copacabana como la más grande del planeta. Imagínate, señores, ¡más de dos millones y medio de personas tirándose la espuma y recibiendo el 2026 a lo grande! Nos da que pensar, diay, si nuestra celebración acá es pan comido.
La cosa es así: desde hace años, Río ha sido un imán para gente que quiere despedir el año con música, fuegos artificiales y una vibra que te mete hasta en los huesos. Este año no fue la excepción, y pa’ rematar, se llevaron el título Guinness. El alcalde Eduardo Paes estaba más contento que tres naranjas con el certificado en mano, presumiento frente al hotel Copacabana Palace, justo donde se armaba toda la pachanga.
Y ni hablar de la producción, ¡eso sí es brete! Tres escenarios con conciertos encabezados por el mismísimo Gilberto Gil –el mae ese canta como ángel–, un despliegue de mil doscientos drones formando figuras en el cielo, y por supuesto, el clásico espectáculo de fuegos artificiales que ilumina toda la costa. De verdad, ¡qué lujo!
Pero no todo es fiesta y baile, porque hay que ponerle atención a la seguridad. Con tanto jale, más de tres mil policías estaban encargados de mantener el orden y evitar cualquier bronca. La ciudad está viviendo un boom turístico importante, aunque también lidia con problemas de violencia que han dejado, lamentablemente, más de cien muertos en operativos policiales. Un panorama complicado, sin duda.
Lo curioso es que, pese a todo eso, Río sigue siendo un destino atractivo para miles de turistas de todo el mundo. Demuestra que la resiliencia y el espíritu festivo de la gente pueden superar muchas adversidades. Uno se queda pensando qué podemos aprender nosotros de ellos, porque a veces nos vamos a jalar por cosas pequeñas y dejamos pasar oportunidades de celebrar la vida a lo grande, ¿no?
Ahora, hablando de números, Guinness confirmó oficialmente la asistencia masiva gracias a mediciones con drones. Dos millones quinientos mil personas, exactito, fueron los que se dieron cita a la playa de Copacabana el primero de enero de 2025. ¡Una locura! Lo bueno es que esperan un número similar para este año, así que la fiesta promete estar más cargada que nunca.
Comparándolo con nuestras fiestas acá en Costa Rica, uno piensa que podríamos inspirarnos un poquito en la organización y el despliegue de Río. Claro, nosotros tenemos nuestro encanto, con las tradiciones y la cultura local, pero quizás podríamos inyectarle un poco más de energía y espectacularidad. Sería interesante ver una celebración nacional que realmente atraiga a turistas de todas partes, ¿no creen?
En fin, ¡felicidades a Río por este merecido reconocimiento! Que sigan echándole ganas y celebrando a lo grande. Pero ahora, les dejo una preguntita para todos ustedes: ¿cree usted que Costa Rica podría organizar una fiesta de Año Nuevo comparable a la de Río, y qué elementos serían indispensables para lograrlo?
La cosa es así: desde hace años, Río ha sido un imán para gente que quiere despedir el año con música, fuegos artificiales y una vibra que te mete hasta en los huesos. Este año no fue la excepción, y pa’ rematar, se llevaron el título Guinness. El alcalde Eduardo Paes estaba más contento que tres naranjas con el certificado en mano, presumiento frente al hotel Copacabana Palace, justo donde se armaba toda la pachanga.
Y ni hablar de la producción, ¡eso sí es brete! Tres escenarios con conciertos encabezados por el mismísimo Gilberto Gil –el mae ese canta como ángel–, un despliegue de mil doscientos drones formando figuras en el cielo, y por supuesto, el clásico espectáculo de fuegos artificiales que ilumina toda la costa. De verdad, ¡qué lujo!
Pero no todo es fiesta y baile, porque hay que ponerle atención a la seguridad. Con tanto jale, más de tres mil policías estaban encargados de mantener el orden y evitar cualquier bronca. La ciudad está viviendo un boom turístico importante, aunque también lidia con problemas de violencia que han dejado, lamentablemente, más de cien muertos en operativos policiales. Un panorama complicado, sin duda.
Lo curioso es que, pese a todo eso, Río sigue siendo un destino atractivo para miles de turistas de todo el mundo. Demuestra que la resiliencia y el espíritu festivo de la gente pueden superar muchas adversidades. Uno se queda pensando qué podemos aprender nosotros de ellos, porque a veces nos vamos a jalar por cosas pequeñas y dejamos pasar oportunidades de celebrar la vida a lo grande, ¿no?
Ahora, hablando de números, Guinness confirmó oficialmente la asistencia masiva gracias a mediciones con drones. Dos millones quinientos mil personas, exactito, fueron los que se dieron cita a la playa de Copacabana el primero de enero de 2025. ¡Una locura! Lo bueno es que esperan un número similar para este año, así que la fiesta promete estar más cargada que nunca.
Comparándolo con nuestras fiestas acá en Costa Rica, uno piensa que podríamos inspirarnos un poquito en la organización y el despliegue de Río. Claro, nosotros tenemos nuestro encanto, con las tradiciones y la cultura local, pero quizás podríamos inyectarle un poco más de energía y espectacularidad. Sería interesante ver una celebración nacional que realmente atraiga a turistas de todas partes, ¿no creen?
En fin, ¡felicidades a Río por este merecido reconocimiento! Que sigan echándole ganas y celebrando a lo grande. Pero ahora, les dejo una preguntita para todos ustedes: ¿cree usted que Costa Rica podría organizar una fiesta de Año Nuevo comparable a la de Río, y qué elementos serían indispensables para lograrlo?