¡Ay, Dios mío, qué carga nos espera! Parece mentira que somos un país que presume de ser verde, pero la verdad es que estamos sentados encima de una bomba ambiental que nadie quiere ver venir. Estamos hablando de la basura electrónica, esa que todos vamos juntando poco a poco, pensando que no es mucho, hasta que de pronto te das cuenta de que tienes un montón de celulares viejos, computadoras que ya no sirven y cables que ni siquiera sabes para qué eran.
La realidad es que cada tico, diay, produce unos 12 kilos de desechos electrónicos al año. ¡Doce kilos! Eso es más que suficiente para llenar unas cuantas varas, y la mayoría terminan tirados en cualquier lugar, en bodegas olvidadas, en patios traseros o directamente en el río abajo. Y eso, mis queridos, es un problema serio porque esos aparatos viejos están llenos de químicos peligrosos que le hacen daño al planeta y, peor aún, a nuestra salud.
¿Se imaginan el panorama? Plomo, mercurio, cadmio... una sopa de tóxicos que se filtra al suelo, contamina nuestros ríos y, eventualmente, llega a nuestra mesa. ¡No me digas que no te acuerdas de las historias del agua contaminada en distintos pueblos! Esto es igual, pero a largo plazo. Y ahí sí que nos vamos a ir al traste con problemas de salud que ni nos podemos imaginar. Vamos, que nos estamos haciendo un favor a nosotros mismos si tomamos cartas en el asunto.
El gobierno ha puesto algunas reglas y hay algunos lugares autorizados para dejar estos aparatos, pero la verdad es que la cobertura es mínima. En los cantones más remotos, casi no hay opciones. Entonces, ¿qué hacemos? Pues parece que la solución no va a caer del cielo. Tenemos que hacernos responsables nosotros mismos, comprar menos cosas innecesarias, prolongar la vida útil de nuestros aparatos y, cuando ya no sirvan, llevarlos a los puntos de reciclaje correspondientes. ¡Pero que se les ocurra hacerlo!
Y ojo, que no solo es cuestión de llevarlo al centro de reciclaje, sino también de exigirle a las empresas que fabriquen productos más duraderos y que tengan programas de devolución y reciclaje. Ellos también tienen que poner de su parte. No podemos seguir viviendo en la ilusión de que alguien más va a solucionar nuestro problema. Somos todos cómplices de esto, y todos tenemos que hacer algo para cambiar la vara.
Uno piensa, ¿por qué no seguimos el ejemplo de otros países que ya tienen sistemas de gestión de residuos electrónicos muy eficientes? Hay lugares donde las empresas se encargan de recolectar los aparatos viejos, desmontarlos y recuperar los materiales valiosos. Así, además de proteger el medio ambiente, generan empleos y recursos económicos. Sería un buen brete para Costa Rica, ¿verdad?
Pero volviendo a la realidad, todavía estamos muy verdes en este tema. Muchos desconocemos los riesgos, pocos reciclamos y la mayoría prefiere tirar todo a la basura. ¡Qué despiche! Necesitamos una campaña masiva de concientización, con mensajes claros y directos que lleguen a toda la población. Que sepan que reciclar es bueno para ellos, para sus hijos y para el futuro de Costa Rica. Porque, seamos honestos, si seguimos así, vamos a acabar ahogados en basura tecnológica.
Entonces, mi pregunta para ustedes, mis queridos lectores del Foro de Costa Rica: ¿Ustedes qué hacen con sus aparatos electrónicos viejos? ¿Reciclan, los guardan acumulando polvo o simplemente los tiran a la basura? Compartan sus experiencias y opiniones, ¡porque este es un tema que nos afecta a todos y necesitamos encontrar soluciones juntos!
La realidad es que cada tico, diay, produce unos 12 kilos de desechos electrónicos al año. ¡Doce kilos! Eso es más que suficiente para llenar unas cuantas varas, y la mayoría terminan tirados en cualquier lugar, en bodegas olvidadas, en patios traseros o directamente en el río abajo. Y eso, mis queridos, es un problema serio porque esos aparatos viejos están llenos de químicos peligrosos que le hacen daño al planeta y, peor aún, a nuestra salud.
¿Se imaginan el panorama? Plomo, mercurio, cadmio... una sopa de tóxicos que se filtra al suelo, contamina nuestros ríos y, eventualmente, llega a nuestra mesa. ¡No me digas que no te acuerdas de las historias del agua contaminada en distintos pueblos! Esto es igual, pero a largo plazo. Y ahí sí que nos vamos a ir al traste con problemas de salud que ni nos podemos imaginar. Vamos, que nos estamos haciendo un favor a nosotros mismos si tomamos cartas en el asunto.
El gobierno ha puesto algunas reglas y hay algunos lugares autorizados para dejar estos aparatos, pero la verdad es que la cobertura es mínima. En los cantones más remotos, casi no hay opciones. Entonces, ¿qué hacemos? Pues parece que la solución no va a caer del cielo. Tenemos que hacernos responsables nosotros mismos, comprar menos cosas innecesarias, prolongar la vida útil de nuestros aparatos y, cuando ya no sirvan, llevarlos a los puntos de reciclaje correspondientes. ¡Pero que se les ocurra hacerlo!
Y ojo, que no solo es cuestión de llevarlo al centro de reciclaje, sino también de exigirle a las empresas que fabriquen productos más duraderos y que tengan programas de devolución y reciclaje. Ellos también tienen que poner de su parte. No podemos seguir viviendo en la ilusión de que alguien más va a solucionar nuestro problema. Somos todos cómplices de esto, y todos tenemos que hacer algo para cambiar la vara.
Uno piensa, ¿por qué no seguimos el ejemplo de otros países que ya tienen sistemas de gestión de residuos electrónicos muy eficientes? Hay lugares donde las empresas se encargan de recolectar los aparatos viejos, desmontarlos y recuperar los materiales valiosos. Así, además de proteger el medio ambiente, generan empleos y recursos económicos. Sería un buen brete para Costa Rica, ¿verdad?
Pero volviendo a la realidad, todavía estamos muy verdes en este tema. Muchos desconocemos los riesgos, pocos reciclamos y la mayoría prefiere tirar todo a la basura. ¡Qué despiche! Necesitamos una campaña masiva de concientización, con mensajes claros y directos que lleguen a toda la población. Que sepan que reciclar es bueno para ellos, para sus hijos y para el futuro de Costa Rica. Porque, seamos honestos, si seguimos así, vamos a acabar ahogados en basura tecnológica.
Entonces, mi pregunta para ustedes, mis queridos lectores del Foro de Costa Rica: ¿Ustedes qué hacen con sus aparatos electrónicos viejos? ¿Reciclan, los guardan acumulando polvo o simplemente los tiran a la basura? Compartan sus experiencias y opiniones, ¡porque este es un tema que nos afecta a todos y necesitamos encontrar soluciones juntos!