¡Ay, Dios mío! El ambiente en el Plenario Legislativo explotó este martes, pura tensión y bronca, después de que el diputado José Pablo Sibaja soltara la bomba: varios de nuestros representantes andan con causas pendientes en la Fiscalía. Parece sacado de novela, pero así amanecimos, con medio Congreso en la mira del Ministerio Público. ¡Qué torta!
Todo empezó después de que aprobaramos a regañadientes levantarle la inmunidad al exdiputado Fabricio Alvarado por esas cosas turbias con la jovencita. Ya estaban las aguas revueltas por unos comentarios salados de David Segura llamando corruptos a los liberacionistas – ¡qué maquina! – y ahora esto… Un plomazo directo al corazón del poder legislativo.
Pero ahí no quedó la cosa. Sibaja, con toda la intención, empezó a leer nombres, uno tras otro. ¡Un arsenal de diputados! De Liberación Nacional, la Unidad Social Conservadora, Frente Amplio... hasta independientes andan metidos en el brete. Claramente buscaba sembrar la controversia y, pues vaya, lo logró a cabalidad.
Rodrigo Arias, Danny Vargas, Montserrat Ruiz, Óscar Izquierdo... la lista parecía interminable. Hasta la propia presidenta legislativa, Vanessa Castro, salió en defensa propia, argumentando que Sibaja estaba jugando con la selectividad y dejando pasar otros casos. ¡Qué carga! Pero ella misma reconoció tener una causa compartida con Sibaja, eso sí puso a sudar a más de uno.
Y ni hablar de las reacciones. Pedro Rojas, del PLN, exigiendo saber quién lo había denunciado. Gloria Navas, echándole la culpa a David Segura y calificándolo de "pendejo" – sí, llegó hasta ahí la cosa – , defendiéndose con uñas y dientes. Kattia Cambronero, apuntando que Sibaja fue selectivo y escondió nombres del oficialismo y de su propia fracción, ¡y vaya si tenía razón!
La verdad es que este episodio refleja una crisis de confianza profunda en nuestras instituciones. Cuando los que deberían estar legislando, resultan estar bajo la lupa de la justicia, la cosa se pone fea. Se demuestra que la famosa “doble moral” existe y que algunos diputados se creen dueños de la verdad, olvidándose de que son servidores públicos.
Y claro, las implicaciones son enormes. Algunos ya hablan de renuncias, de solicitudes de juicio político, incluso de una posible intervención del Tribunal Supremo de Elecciones. Hay quienes dicen que esto podría acelerar las reformas electorales que tanto necesitamos para limpiar la barnizada política y darle más transparencia al proceso democrático. Es un momento crucial para el país, diay.
En fin, qué movida nos cayó encima, ¿verdad, compas? La cosa está que arde, y queda mucho por verse. Pero una pregunta les dejo a ustedes: ¿Creen que esta ola de denuncias marcará un punto de inflexión en la forma en que elegimos a nuestros representantes y exigirles mayor responsabilidad?
Todo empezó después de que aprobaramos a regañadientes levantarle la inmunidad al exdiputado Fabricio Alvarado por esas cosas turbias con la jovencita. Ya estaban las aguas revueltas por unos comentarios salados de David Segura llamando corruptos a los liberacionistas – ¡qué maquina! – y ahora esto… Un plomazo directo al corazón del poder legislativo.
Pero ahí no quedó la cosa. Sibaja, con toda la intención, empezó a leer nombres, uno tras otro. ¡Un arsenal de diputados! De Liberación Nacional, la Unidad Social Conservadora, Frente Amplio... hasta independientes andan metidos en el brete. Claramente buscaba sembrar la controversia y, pues vaya, lo logró a cabalidad.
Rodrigo Arias, Danny Vargas, Montserrat Ruiz, Óscar Izquierdo... la lista parecía interminable. Hasta la propia presidenta legislativa, Vanessa Castro, salió en defensa propia, argumentando que Sibaja estaba jugando con la selectividad y dejando pasar otros casos. ¡Qué carga! Pero ella misma reconoció tener una causa compartida con Sibaja, eso sí puso a sudar a más de uno.
Y ni hablar de las reacciones. Pedro Rojas, del PLN, exigiendo saber quién lo había denunciado. Gloria Navas, echándole la culpa a David Segura y calificándolo de "pendejo" – sí, llegó hasta ahí la cosa – , defendiéndose con uñas y dientes. Kattia Cambronero, apuntando que Sibaja fue selectivo y escondió nombres del oficialismo y de su propia fracción, ¡y vaya si tenía razón!
La verdad es que este episodio refleja una crisis de confianza profunda en nuestras instituciones. Cuando los que deberían estar legislando, resultan estar bajo la lupa de la justicia, la cosa se pone fea. Se demuestra que la famosa “doble moral” existe y que algunos diputados se creen dueños de la verdad, olvidándose de que son servidores públicos.
Y claro, las implicaciones son enormes. Algunos ya hablan de renuncias, de solicitudes de juicio político, incluso de una posible intervención del Tribunal Supremo de Elecciones. Hay quienes dicen que esto podría acelerar las reformas electorales que tanto necesitamos para limpiar la barnizada política y darle más transparencia al proceso democrático. Es un momento crucial para el país, diay.
En fin, qué movida nos cayó encima, ¿verdad, compas? La cosa está que arde, y queda mucho por verse. Pero una pregunta les dejo a ustedes: ¿Creen que esta ola de denuncias marcará un punto de inflexión en la forma en que elegimos a nuestros representantes y exigirles mayor responsabilidad?
