¡Ay, Dios mío, qué torta! La Asamblea Legislativa hizo historia... otra vez. Resulta que, en plena recta final de las sesiones ordinarias, los diputados se dedicaron a mandar pa' abajo 32 mociones relacionadas con el polémico proyecto de las jornadas laborales 4x3. Un verdadero chinamanche, mánguido, porque ni siquiera pudieron mantener el quórum en pie. Parece que algunos prefirieron ir a tomar café con pan tresillos en lugar de trabajar.
Como si fuera poco, la cosa está tan fea que el quórum se rompió como seis veces durante la sesión de este lunes. Imagínate el panorama: llegar al Capitolio con la ilusión de cambiarle la vida al trabajador tolimense y terminar discutiendo quién se come el último casado. ¡Qué pena ajena, raza!
Todo esto sucede justo cuando el Plenario Legislativo ya está entregándole las riendas del país al Poder Ejecutivo, al menos por unos tres meses. Así que prepárense, porque lo que venga ahora puede ser aún más complicado. Ya saben cómo es la cosa, cuando el gato no está, los ratones bailan... y en este caso, los diputados se fueron de fiesta.
La semana pasada tampoco fue fácil. El jueves 23 de octubre, directamente no hubo sesión en la tarde porque faltaba gente. Y el lunes anterior, apenas trabajaron media hora antes de que todo se viniera abajo. ¡Una pena!, porque el expediente 24.290 todavía tiene pendiente resolver unas 1.750 mociones de fondo y 2.564 revisiones. Eso es más papeleo que las facturas del SETENA en diciembre.
¿Y qué decir de los temas que quedaron paralizados? Que ahí se van, espero que alguien tenga buenos ánimos para volver a retomar estos proyectos pronto, aunque conociéndonos, vamos a seguir dando vueltas como pez en un estanque. Esto del trabajo, parece que siempre es un brete encontrarle solución definitiva y satisfactoria a todos.
Algunos analistas políticos comentan que este lío es resultado de una falta de diálogo entre las diferentes bancadas. Otros dicen que es simple falta de compromiso de algunos diputados. Lo cierto es que la ciudadanía se queda con la sensación de que sus representantes no están haciendo bien su trabajo. Una vara muy baja, la verdad. Y cuando uno espera soluciones, así terminamos, con pura promesa sin entrega concreta.
En medio de este panorama, los lectores seguramente estarán preguntándose qué pasará con el proyecto de las jornadas 4x3. ¿Se archivará definitivamente? ¿Volverá a resurgir en algún momento futuro? ¿O simplemente se convertirá en otro capítulo más de la novela interminable de la política nacional? Este plenario va parrandón y deja varados los temas importantes.
Con todo este jale, me pregunto: ¿Ustedes creen que es justo que los diputados reciban un salario digno mientras demuestran esta incapacidad para cumplir con sus deberes? ¿O deberían empezar a devolverles el dinero a los contribuyentes?
Como si fuera poco, la cosa está tan fea que el quórum se rompió como seis veces durante la sesión de este lunes. Imagínate el panorama: llegar al Capitolio con la ilusión de cambiarle la vida al trabajador tolimense y terminar discutiendo quién se come el último casado. ¡Qué pena ajena, raza!
Todo esto sucede justo cuando el Plenario Legislativo ya está entregándole las riendas del país al Poder Ejecutivo, al menos por unos tres meses. Así que prepárense, porque lo que venga ahora puede ser aún más complicado. Ya saben cómo es la cosa, cuando el gato no está, los ratones bailan... y en este caso, los diputados se fueron de fiesta.
La semana pasada tampoco fue fácil. El jueves 23 de octubre, directamente no hubo sesión en la tarde porque faltaba gente. Y el lunes anterior, apenas trabajaron media hora antes de que todo se viniera abajo. ¡Una pena!, porque el expediente 24.290 todavía tiene pendiente resolver unas 1.750 mociones de fondo y 2.564 revisiones. Eso es más papeleo que las facturas del SETENA en diciembre.
¿Y qué decir de los temas que quedaron paralizados? Que ahí se van, espero que alguien tenga buenos ánimos para volver a retomar estos proyectos pronto, aunque conociéndonos, vamos a seguir dando vueltas como pez en un estanque. Esto del trabajo, parece que siempre es un brete encontrarle solución definitiva y satisfactoria a todos.
Algunos analistas políticos comentan que este lío es resultado de una falta de diálogo entre las diferentes bancadas. Otros dicen que es simple falta de compromiso de algunos diputados. Lo cierto es que la ciudadanía se queda con la sensación de que sus representantes no están haciendo bien su trabajo. Una vara muy baja, la verdad. Y cuando uno espera soluciones, así terminamos, con pura promesa sin entrega concreta.
En medio de este panorama, los lectores seguramente estarán preguntándose qué pasará con el proyecto de las jornadas 4x3. ¿Se archivará definitivamente? ¿Volverá a resurgir en algún momento futuro? ¿O simplemente se convertirá en otro capítulo más de la novela interminable de la política nacional? Este plenario va parrandón y deja varados los temas importantes.
Con todo este jale, me pregunto: ¿Ustedes creen que es justo que los diputados reciban un salario digno mientras demuestran esta incapacidad para cumplir con sus deberes? ¿O deberían empezar a devolverles el dinero a los contribuyentes?