¡Ay, Dios mío, qué cosas se ven en esta vida! Aquí en Costa Rica, donde hasta las gallinas tienen derecho a cruzar la calle cuando les da la gana, nos topamos con un caso que dejó boquiabiertos a todos los que transitan la Ruta 27. Resulta que alguien decidió que sería buena idea disfrazarse de agente de tránsito y montar sus propios números de circo en medio de la autopista. ¡Una torta!
Según fuentes cercanas al asunto –léase gente que estaba ahí grabando con el celular, porque claro, hoy nadie deja pasar un buen chururrismo–, el personaje en cuestión andaba dando vueltas como loco en una motocicleta, haciendo piruetas y maniobras que ni en MotoGP ven. Todo esto, ojo, en horario nocturno, cuando la mayoría de la gente ya quiere llegar a casa a comer arroz y frijoles calentitos.
Y no era cualquier moto, chavos. Era una máquina potente, manejada por un tipo que parecía salido de una película de acción de Hollywood. Lo más preocupante es que iba acompañado de unos cuantos otros motociclistas, creando una especie de pandilla motorizada que puso en riesgo la seguridad de todos los que pasaban por allí. ¡Qué nivel de irresponsabilidad!
Ahora, entiendo que algunos pueden decir ‘ah, pura diversión’, pero piensen esto: el tipo llevaba un uniforme que imita al de nuestros agentes de tránsito, los mismos que se rompen el lomo cuidándonos. Esto crea confusión, maregando a la gente y pudiendo incluso llevar a situaciones peores, como que alguien confunda al falso policía con uno de verdad y le haga una vaca pensando que lo ayuda.
Más allá de las acrobacias y el show mediático, hay un problema serio aquí: la suplantación de autoridad. Este mae no solo ponía en peligro su propia vida y la de los demás, sino que también mancillaba la imagen de los oficiales de tránsito que trabajan honestamente. ¡Eso sí que es jalarse una torta, huele a problemas legales!
Por supuesto, las autoridades ya están investigando el caso. El Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), junto con la Policía de Tránsito, están revisando los videos que circularon en redes sociales para tratar de identificar al responsable y ponerlo tras las rejas. Esperemos que le caiga toda la ley encima, porque este tipo de actitudes no se pueden permitir en nuestras carreteras. Ya tenemos bastante con los camiones que se pasan de listo…
Este incidente me hace pensar en algo, chavos: ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar en nombre del entretenimiento? ¿Vale la pena poner en riesgo la seguridad de los demás por unas cuantas likes en TikTok o Instagram? Porque, díganme la verdad, el morbo nos mueve mucho a veces, ¡más de lo que deberíamos! Parece que ahora todo sirve para hacerse virales, sin importar las consecuencias.
En fin, espero que esta historia sirva como ejemplo de lo que NO se debe hacer en la carretera. Pero me pregunto, ¿creen ustedes que las sanciones actuales son suficientes para disuadir a personas de cometer este tipo de actos peligrosos y ilegales? ¿Deberíamos endurecer las penas para quienes se atreven a suplantar la identidad de funcionarios públicos y poner en riesgo la seguridad de todos?
Según fuentes cercanas al asunto –léase gente que estaba ahí grabando con el celular, porque claro, hoy nadie deja pasar un buen chururrismo–, el personaje en cuestión andaba dando vueltas como loco en una motocicleta, haciendo piruetas y maniobras que ni en MotoGP ven. Todo esto, ojo, en horario nocturno, cuando la mayoría de la gente ya quiere llegar a casa a comer arroz y frijoles calentitos.
Y no era cualquier moto, chavos. Era una máquina potente, manejada por un tipo que parecía salido de una película de acción de Hollywood. Lo más preocupante es que iba acompañado de unos cuantos otros motociclistas, creando una especie de pandilla motorizada que puso en riesgo la seguridad de todos los que pasaban por allí. ¡Qué nivel de irresponsabilidad!
Ahora, entiendo que algunos pueden decir ‘ah, pura diversión’, pero piensen esto: el tipo llevaba un uniforme que imita al de nuestros agentes de tránsito, los mismos que se rompen el lomo cuidándonos. Esto crea confusión, maregando a la gente y pudiendo incluso llevar a situaciones peores, como que alguien confunda al falso policía con uno de verdad y le haga una vaca pensando que lo ayuda.
Más allá de las acrobacias y el show mediático, hay un problema serio aquí: la suplantación de autoridad. Este mae no solo ponía en peligro su propia vida y la de los demás, sino que también mancillaba la imagen de los oficiales de tránsito que trabajan honestamente. ¡Eso sí que es jalarse una torta, huele a problemas legales!
Por supuesto, las autoridades ya están investigando el caso. El Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), junto con la Policía de Tránsito, están revisando los videos que circularon en redes sociales para tratar de identificar al responsable y ponerlo tras las rejas. Esperemos que le caiga toda la ley encima, porque este tipo de actitudes no se pueden permitir en nuestras carreteras. Ya tenemos bastante con los camiones que se pasan de listo…
Este incidente me hace pensar en algo, chavos: ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar en nombre del entretenimiento? ¿Vale la pena poner en riesgo la seguridad de los demás por unas cuantas likes en TikTok o Instagram? Porque, díganme la verdad, el morbo nos mueve mucho a veces, ¡más de lo que deberíamos! Parece que ahora todo sirve para hacerse virales, sin importar las consecuencias.
En fin, espero que esta historia sirva como ejemplo de lo que NO se debe hacer en la carretera. Pero me pregunto, ¿creen ustedes que las sanciones actuales son suficientes para disuadir a personas de cometer este tipo de actos peligrosos y ilegales? ¿Deberíamos endurecer las penas para quienes se atreven a suplantar la identidad de funcionarios públicos y poner en riesgo la seguridad de todos?
