¡Ay, Dios mío! Se armó un bronca tremenda en este país, má! Resulta que la señora que denunció presiones del gobierno para acusar al director del OIJ, Randall Zúñiga, soltó la bomba: la presidenta del Inamu, Yerlin Zúñiga, llegó a su casa con una denuncia ya escrita, lista para que ella la firmara. ¡Imagínate el papelón!
Según la denunciante, la visita se realizó el pasado miércoles, acompañada de Claudia Blanco, asistente legal del Inamu. Lo que parece un trámite ordinario se convirtió en un circo mediático cuando la mujer relató cómo las funcionarias intentaron convencerla con promesas jugosas: una casita en otro lado y hasta becas para estudiar Derecho. ¡Duro, duro! Como diría mi abu, "pa’ qué tanto favor si no lo piden".
La denunciante detalló que, a pesar de negarse a presentar la denuncia contra Zúñiga, las mujeres insistieron en ofrecerle ayuda económica y educativa. Parece que querían comprar su silencio, ¿eh? Pero la dama se mantuvo firme, diciendo que no quería que el asunto se hiciera público. El problema es que, al parecer, alguien filtró la información a Douglas Ortuño, el famoso reportero de OPA, que mandó todo a los medios.
Esto ha levantado ampollas, má. Según la denunciante, incluso le prometieron que el IMAS le ayudaría con el traslado. Una vara impresionante, considerando que ella estaba clara desde el principio en que no quería involucrarse en el caso. ¿Será que hay gente muy desesperada por hundir a Zúñiga? El caso es que, ahora, estamos todos pegados a la tele viendo cómo se desarrolla esta novela.
Lo curioso es que Zúñiga ya está siendo investigado por otras tres denuncias de índole sexual, presentadas en diferentes localidades. El OIJ allanó su apartamento buscando pruebas, decomisando aparatos electrónicos y documentos que podrían aportar a la investigación. ¡Qué sal! Ya ven cómo los casos de violencia de género se están manejando con lupa y rigor, y eso nos alegra a todos.
La Fiscalía Adjunta contra la Violencia de Género confirmó el decomiso de pruebas y citó a Zúñiga para que declare. Le van a hacer todas las preguntas necesarias para aclarar esta vara. Y ni hablar del escándalo político que esto ha generado. Imaginen la presión que tendrá Yerlin Zúñiga, con toda esta controversia encima. ¡Tremendo brete!
Algunos expertos legales señalan que estas acciones del Inamu podrían constituir un delito de coacción e intimidación, además de posibles influencias indebidas en la administración de justicia. Y es que, si se confirma que efectivamente hubo intentos de manipular a la denunciante, esto podría tener consecuencias graves para los implicados. ¡Menos mal que ahora tenemos herramientas legales para combatir estas prácticas!
En fin, este caso ha puesto a Costa Rica en alerta. Nos deja pensando en hasta dónde puede llegar la desesperación de algunas personas para lograr sus objetivos. ¿Creen ustedes que estas acusaciones podrían afectar la credibilidad de las instituciones públicas? ¿Debería haber una investigación exhaustiva sobre las acciones del Inamu en este caso?
Según la denunciante, la visita se realizó el pasado miércoles, acompañada de Claudia Blanco, asistente legal del Inamu. Lo que parece un trámite ordinario se convirtió en un circo mediático cuando la mujer relató cómo las funcionarias intentaron convencerla con promesas jugosas: una casita en otro lado y hasta becas para estudiar Derecho. ¡Duro, duro! Como diría mi abu, "pa’ qué tanto favor si no lo piden".
La denunciante detalló que, a pesar de negarse a presentar la denuncia contra Zúñiga, las mujeres insistieron en ofrecerle ayuda económica y educativa. Parece que querían comprar su silencio, ¿eh? Pero la dama se mantuvo firme, diciendo que no quería que el asunto se hiciera público. El problema es que, al parecer, alguien filtró la información a Douglas Ortuño, el famoso reportero de OPA, que mandó todo a los medios.
Esto ha levantado ampollas, má. Según la denunciante, incluso le prometieron que el IMAS le ayudaría con el traslado. Una vara impresionante, considerando que ella estaba clara desde el principio en que no quería involucrarse en el caso. ¿Será que hay gente muy desesperada por hundir a Zúñiga? El caso es que, ahora, estamos todos pegados a la tele viendo cómo se desarrolla esta novela.
Lo curioso es que Zúñiga ya está siendo investigado por otras tres denuncias de índole sexual, presentadas en diferentes localidades. El OIJ allanó su apartamento buscando pruebas, decomisando aparatos electrónicos y documentos que podrían aportar a la investigación. ¡Qué sal! Ya ven cómo los casos de violencia de género se están manejando con lupa y rigor, y eso nos alegra a todos.
La Fiscalía Adjunta contra la Violencia de Género confirmó el decomiso de pruebas y citó a Zúñiga para que declare. Le van a hacer todas las preguntas necesarias para aclarar esta vara. Y ni hablar del escándalo político que esto ha generado. Imaginen la presión que tendrá Yerlin Zúñiga, con toda esta controversia encima. ¡Tremendo brete!
Algunos expertos legales señalan que estas acciones del Inamu podrían constituir un delito de coacción e intimidación, además de posibles influencias indebidas en la administración de justicia. Y es que, si se confirma que efectivamente hubo intentos de manipular a la denunciante, esto podría tener consecuencias graves para los implicados. ¡Menos mal que ahora tenemos herramientas legales para combatir estas prácticas!
En fin, este caso ha puesto a Costa Rica en alerta. Nos deja pensando en hasta dónde puede llegar la desesperación de algunas personas para lograr sus objetivos. ¿Creen ustedes que estas acusaciones podrían afectar la credibilidad de las instituciones públicas? ¿Debería haber una investigación exhaustiva sobre las acciones del Inamu en este caso?
