¡Ay, Dios mío! Parece que la Asamblea Legislativa decidió convertir el tema de las jornadas 4-3 en una telenovela nacional. Después de meses de debates, mociones y revuelos, el asunto sigue atorado, consumiendo valioso tiempo y generando más incertidumbre de la que ya teníamos. Honestamente, uno se pregunta qué van a hacer esos diputados con el poquito tiempo que nos queda del año.
Todo empezó hace unos meses, allá por el 7 de julio, con la esperanza de agilizar el trabajo legislativo. Pero vaya que se han complicado las cosas. Desde el principio, el tema ha sido una maraña de textos sustitutivos, votaciones apretadas y cambios de opinión inesperados. Parece que a algunos diputados les gusta más discutir que trabajar, diay.
Recientemente, la marea de papeleo y discusiones se intensificó aún más con la aprobación de la moción 654, la cual intenta implementar jornadas de 12 horas. Un intento por parte del PLN para darle un empujón al tema, pero que resultó en más complicaciones. Entre consulta y otra consulta, la cosa se fue alargando tanto que hasta los más pacientes ya perdieron la paciencia. ¡Menuda vara!
Y ni hablar de la insistencia en la votación de los trabajadores dentro de cada empresa. Esa exigencia, impulsada por el PLN, solo sirvió para añadirle leña al fuego y prolongar el debate innecesariamente. Uno entiende la importancia de escuchar a los empleados, pero esto ya parece un pretexto para dilatar la decisión y evitar tomar una postura clara.
Intentaron sacarlo de la vía rápida, mandarlo a una comisión especial, incluso a una “vía ultra rápida” – como si eso fuera a solucionar algo. Pero no, los diputados se aferraron a seguir votando enmienda tras enmienda, una detrás de la otra, acumulándose a más de mil 900 propuestas pendientes. ¡Qué nivel de burocracia, wey! La verdad es que uno ya no sabe si reírse o llorar.
Lo peor de todo es que ahora, ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo, la Asamblea ha decidido volver a las sesiones de pura votación, sin espacio para ninguna discusión en el Plenario. Como si eso fuera a acelerar el proceso. Al final, parece que prefieren seguir votando a ciegas, sin tener en cuenta las implicaciones reales de sus decisiones. Esto sí que es irse al traste, compa.
Las jornadas laborales especiales, llamadas cariñosamente jornadas 4-3 por su esquema rotativo, prometían aliviar la carga laboral de muchos trabajadores y dinamizar la economía del país. Pero hasta ahora, solo han servido para generar frustración y decepción. ¿Será que realmente hay voluntad política para encontrar una solución viable, o simplemente estamos ante un juego de poder donde lo importante es aparentar más que resolver?
En fin, la situación es complicada, y sinceramente, uno se pregunta: ¿Creen ustedes que los diputados lograrán aprobar una versión definitiva de las jornadas 4-3 antes de que termine el año, o este tema seguirá siendo un dolor de cabeza legislativo durante mucho tiempo? ¡Compartan sus opiniones en el foro!
Todo empezó hace unos meses, allá por el 7 de julio, con la esperanza de agilizar el trabajo legislativo. Pero vaya que se han complicado las cosas. Desde el principio, el tema ha sido una maraña de textos sustitutivos, votaciones apretadas y cambios de opinión inesperados. Parece que a algunos diputados les gusta más discutir que trabajar, diay.
Recientemente, la marea de papeleo y discusiones se intensificó aún más con la aprobación de la moción 654, la cual intenta implementar jornadas de 12 horas. Un intento por parte del PLN para darle un empujón al tema, pero que resultó en más complicaciones. Entre consulta y otra consulta, la cosa se fue alargando tanto que hasta los más pacientes ya perdieron la paciencia. ¡Menuda vara!
Y ni hablar de la insistencia en la votación de los trabajadores dentro de cada empresa. Esa exigencia, impulsada por el PLN, solo sirvió para añadirle leña al fuego y prolongar el debate innecesariamente. Uno entiende la importancia de escuchar a los empleados, pero esto ya parece un pretexto para dilatar la decisión y evitar tomar una postura clara.
Intentaron sacarlo de la vía rápida, mandarlo a una comisión especial, incluso a una “vía ultra rápida” – como si eso fuera a solucionar algo. Pero no, los diputados se aferraron a seguir votando enmienda tras enmienda, una detrás de la otra, acumulándose a más de mil 900 propuestas pendientes. ¡Qué nivel de burocracia, wey! La verdad es que uno ya no sabe si reírse o llorar.
Lo peor de todo es que ahora, ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo, la Asamblea ha decidido volver a las sesiones de pura votación, sin espacio para ninguna discusión en el Plenario. Como si eso fuera a acelerar el proceso. Al final, parece que prefieren seguir votando a ciegas, sin tener en cuenta las implicaciones reales de sus decisiones. Esto sí que es irse al traste, compa.
Las jornadas laborales especiales, llamadas cariñosamente jornadas 4-3 por su esquema rotativo, prometían aliviar la carga laboral de muchos trabajadores y dinamizar la economía del país. Pero hasta ahora, solo han servido para generar frustración y decepción. ¿Será que realmente hay voluntad política para encontrar una solución viable, o simplemente estamos ante un juego de poder donde lo importante es aparentar más que resolver?
En fin, la situación es complicada, y sinceramente, uno se pregunta: ¿Creen ustedes que los diputados lograrán aprobar una versión definitiva de las jornadas 4-3 antes de que termine el año, o este tema seguirá siendo un dolor de cabeza legislativo durante mucho tiempo? ¡Compartan sus opiniones en el foro!
