¡Ay, Dios mío, qué torta! El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) está temblando como gelatina en concierto. Resulta que Randall Zúñiga, el mismísimo director, amaneció temporalmente fuera de sus funciones tras un escándalo sexual que, uy, parece sacado de novela. La Corte Suprema de Justicia, viendo la cosa revuelta, decidió suspenderlo por quince días mientras investigan si realmente pasó lo que se dice.
Según fuentes judiciales, y vaya que han salido unas cuantas, Zúñiga enfrenta al menos tres denuncias penales por cosas serias: presuntos delitos sexuales. Y eso no es todo, también anda metido en un buen brete administrativo por estos mismos asuntos. Parece que el pobre hombre tiene muchos churches encima, ¡qué sal!
Todo empezó hace unos días, cuando salió a luz la primera denuncia, presentada ante la Fiscalía de Corredores. Al parecer, el señore tuvo un encuentro turbio que dejó a una dama bastante resentida. Luego vinieron las capturas de pantalla de conversaciones de WhatsApp, esas sí que echaron chispa, donde el director intercambiaba mensajitos, digamos, comprometedores con varias mujeres. La Fiscalía movilizó al personal y decomisó su celular, buscando pistas entre los pixeles.
Después apareció otra denuncia en Cartago, esta vez por violación y contagio venéreo. ¡Imagínate el jale! Y la tercera, que tampoco ayudó mucho, llegó a Goicoechea, con acusaciones similares. En fin, el señor Zúñiga andaba con la soga al cuello, rodeado de expedientes y miradas reprobatorias.
Pero el director, lejos de amilanarse, salió a defenderse diciendo que todo esto es un ataque político orquestado para destruirlo. “Esto ya mutó a un ataque político de mi persona”, declaró con convicción. Asegura que ha colaborado con la investigación y que no se ha inmiscido en el proceso judicial. Su estrategia parece ser lavarse las manos argumentando que es víctima de una conspiración.
Entre otras defensas, Zúñiga dice que dos fotos íntimas que circulan por WhatsApp son un montaje burdo, un intento de desacreditarlo. También afirma que hay un video editado digitalmente en el que lo muestran besándose de forma exagerada. Respecto a las acusaciones de compartir información judicial con ciertas damas, asegura que solo envió datos menores, como la ubicación de un allanamiento que se hizo una hora y cuarenta y dos minutos antes, o una foto de Hatillo bajo la lluvia. ¡Una explicación rebuscada, diay!
Y como si fuera poco, el director trató de restarle importancia al hecho de haber compartido fotos de personas asesinadas, alegando que era solo un chat de temas de sucesos. Incluso tocó el tema de una conversación donde se mencionaban “treinta agentes” y rápidamente aclaró que nunca mencionó al presidente Chaves. Bueno, vamos, que el mae está tratando de salir del quiebre como pueda, usando todos los argumentos a su alcance. La verdad es que la situación es un verdadero brete para el OIJ y para todo el sistema de justicia.
Con todo este drama, nos queda preguntarnos: ¿Es Randall Zúñiga una víctima de un complot político para manchar su imagen, o estamos ante un caso de corrupción y abuso de poder que necesita ser desenmascarado? ¿Creen que la suspensión es suficiente medida o deberían considerar acciones más drásticas? Dejen sus opiniones en el foro, ¡y a ver qué sale!
Según fuentes judiciales, y vaya que han salido unas cuantas, Zúñiga enfrenta al menos tres denuncias penales por cosas serias: presuntos delitos sexuales. Y eso no es todo, también anda metido en un buen brete administrativo por estos mismos asuntos. Parece que el pobre hombre tiene muchos churches encima, ¡qué sal!
Todo empezó hace unos días, cuando salió a luz la primera denuncia, presentada ante la Fiscalía de Corredores. Al parecer, el señore tuvo un encuentro turbio que dejó a una dama bastante resentida. Luego vinieron las capturas de pantalla de conversaciones de WhatsApp, esas sí que echaron chispa, donde el director intercambiaba mensajitos, digamos, comprometedores con varias mujeres. La Fiscalía movilizó al personal y decomisó su celular, buscando pistas entre los pixeles.
Después apareció otra denuncia en Cartago, esta vez por violación y contagio venéreo. ¡Imagínate el jale! Y la tercera, que tampoco ayudó mucho, llegó a Goicoechea, con acusaciones similares. En fin, el señor Zúñiga andaba con la soga al cuello, rodeado de expedientes y miradas reprobatorias.
Pero el director, lejos de amilanarse, salió a defenderse diciendo que todo esto es un ataque político orquestado para destruirlo. “Esto ya mutó a un ataque político de mi persona”, declaró con convicción. Asegura que ha colaborado con la investigación y que no se ha inmiscido en el proceso judicial. Su estrategia parece ser lavarse las manos argumentando que es víctima de una conspiración.
Entre otras defensas, Zúñiga dice que dos fotos íntimas que circulan por WhatsApp son un montaje burdo, un intento de desacreditarlo. También afirma que hay un video editado digitalmente en el que lo muestran besándose de forma exagerada. Respecto a las acusaciones de compartir información judicial con ciertas damas, asegura que solo envió datos menores, como la ubicación de un allanamiento que se hizo una hora y cuarenta y dos minutos antes, o una foto de Hatillo bajo la lluvia. ¡Una explicación rebuscada, diay!
Y como si fuera poco, el director trató de restarle importancia al hecho de haber compartido fotos de personas asesinadas, alegando que era solo un chat de temas de sucesos. Incluso tocó el tema de una conversación donde se mencionaban “treinta agentes” y rápidamente aclaró que nunca mencionó al presidente Chaves. Bueno, vamos, que el mae está tratando de salir del quiebre como pueda, usando todos los argumentos a su alcance. La verdad es que la situación es un verdadero brete para el OIJ y para todo el sistema de justicia.
Con todo este drama, nos queda preguntarnos: ¿Es Randall Zúñiga una víctima de un complot político para manchar su imagen, o estamos ante un caso de corrupción y abuso de poder que necesita ser desenmascarado? ¿Creen que la suspensión es suficiente medida o deberían considerar acciones más drásticas? Dejen sus opiniones en el foro, ¡y a ver qué sale!