¡Ay, Dios mío! Esto del Banco Nacional no para de dar sorpresas, ¿eh? Resulta que los exdirectores, esos que echó Chaves y luego la Sala les dio vía libre pa’ seguir, se juntaron a discutir y aprobar… ¡su propia experiencia! Sí, así como lo oyes, se revisaron solos para ver si calificaban para el brete. ¡Una torta!
La movida salió a la luz gracias a documentos oficiales, específicamente el acta número 12.769 de la reunión del 2 de septiembre. Parece que Max Ulate, el exprésidente, propuso meter esto en la agenda ‘con carácter confidencial’. ¡Imagínate la urgencia! Que querían que nadie se diera cuenta de qué estaban tramando.
Y ahí empieza el circo. Según el acta, preguntaron si tenían que votar “de viva voz” o si bastaba con que nadie objetara. ¡Parecía una rifa! Al final, aprobaron la propuesta por unanimidad. Unanimidad, vamos, porque quién iba a querer ir en contra de validarse uno mismo. ¡Eso es planear! Pero claro, todo bajo cuerda, 'por tratarse de un asunto propio de la junta'.
Lo curioso es que Alvarado, el exprésidente, confirmó que ese documento servía para comprobar si cumplían con la experiencia requerida. Dice que él, por supuesto, “no se cuestionó”, y que los demás... bueno, él no sabe los detalles. ¡Que es información muy personal! Uno se queda pensando, ¿será que alguien no estaba tan seguro de sus credenciales?
Pero aquí viene la verdadera ’carga’: la Superintendencia ahora dice que la mayoría de estos exdirectores no cumplen con todos los requisitos. Cuatro de los siete, según Hazel Valverde, la jefa de la Sugef, carecen de la idoneidad necesaria. Noylin Cruz, Milagro Solórzano, Anabelle Chaves y Rolando Saborío serían los señalados. ¡Parece que hubo algunas debilidades en su experiencia y formación!
Para ser presidente de la Junta Directiva de un banco, la normativa exige al menos ocho años de experiencia en puestos directivos en los últimos diez. Los demás miembros necesitan al menos tres años. ¡Y parece que algunos no anduvieron cumpliendo! Esto ha levantado polvareda desde que los juramentó Chaves, y ahora la cosa se pone aún más fea.
Desde entonces, montones de preguntas han surgido. La diputada Montserrat Ruiz ya pidió una investigación hace meses, y resulta que la secretaria general de la Junta Directiva, Cinthia Vega, admitió que ella misma reportó la idoneidad de sus jefes a la Sugef. ¡Imagínate el chunche! Además, aseguraron que varios directores pidieron ajustar su información antes de que llegara a la Sugef. ¡Un brete de movidas!
¡Qué pena ajena! Todo este rollo demuestra que hay cosas raras pasando en el Banco Nacional. Se supone que estas personas debían velar por los intereses del país y de los ciudadanos, pero parece que terminaron preocupándose más por validar sus propios currículums. ¿Crees que la Sala Constitucional debería reconsiderar su decisión de reinstalar a estos directores a la luz de estas revelaciones, o deberían dejar que la Sugef siga investigando a fondo? ¡Danos tu opinión!
La movida salió a la luz gracias a documentos oficiales, específicamente el acta número 12.769 de la reunión del 2 de septiembre. Parece que Max Ulate, el exprésidente, propuso meter esto en la agenda ‘con carácter confidencial’. ¡Imagínate la urgencia! Que querían que nadie se diera cuenta de qué estaban tramando.
Y ahí empieza el circo. Según el acta, preguntaron si tenían que votar “de viva voz” o si bastaba con que nadie objetara. ¡Parecía una rifa! Al final, aprobaron la propuesta por unanimidad. Unanimidad, vamos, porque quién iba a querer ir en contra de validarse uno mismo. ¡Eso es planear! Pero claro, todo bajo cuerda, 'por tratarse de un asunto propio de la junta'.
Lo curioso es que Alvarado, el exprésidente, confirmó que ese documento servía para comprobar si cumplían con la experiencia requerida. Dice que él, por supuesto, “no se cuestionó”, y que los demás... bueno, él no sabe los detalles. ¡Que es información muy personal! Uno se queda pensando, ¿será que alguien no estaba tan seguro de sus credenciales?
Pero aquí viene la verdadera ’carga’: la Superintendencia ahora dice que la mayoría de estos exdirectores no cumplen con todos los requisitos. Cuatro de los siete, según Hazel Valverde, la jefa de la Sugef, carecen de la idoneidad necesaria. Noylin Cruz, Milagro Solórzano, Anabelle Chaves y Rolando Saborío serían los señalados. ¡Parece que hubo algunas debilidades en su experiencia y formación!
Para ser presidente de la Junta Directiva de un banco, la normativa exige al menos ocho años de experiencia en puestos directivos en los últimos diez. Los demás miembros necesitan al menos tres años. ¡Y parece que algunos no anduvieron cumpliendo! Esto ha levantado polvareda desde que los juramentó Chaves, y ahora la cosa se pone aún más fea.
Desde entonces, montones de preguntas han surgido. La diputada Montserrat Ruiz ya pidió una investigación hace meses, y resulta que la secretaria general de la Junta Directiva, Cinthia Vega, admitió que ella misma reportó la idoneidad de sus jefes a la Sugef. ¡Imagínate el chunche! Además, aseguraron que varios directores pidieron ajustar su información antes de que llegara a la Sugef. ¡Un brete de movidas!
¡Qué pena ajena! Todo este rollo demuestra que hay cosas raras pasando en el Banco Nacional. Se supone que estas personas debían velar por los intereses del país y de los ciudadanos, pero parece que terminaron preocupándose más por validar sus propios currículums. ¿Crees que la Sala Constitucional debería reconsiderar su decisión de reinstalar a estos directores a la luz de estas revelaciones, o deberían dejar que la Sugef siga investigando a fondo? ¡Danos tu opinión!