¡Ay, Dios mío, qué vara! La política nacional sigue dando de qué hablar, y ahora resulta que Álvaro Ramos, el candidato liberacionista, está llevando todos los palitos. Una encuesta del CIEP de la UCR reveló que él es el aspirante que más rechazo genera entre los votantes. ¡Imagínate!, parece que muchos ticos ya saben que no quieren verlo en Casa Amarilla.
Para entender bien el panorama, el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) hizo una pregunta bastante directa: “¿Por quién no votaría?”. De ahí salió que el 30.9% de los encuestados respondió que jamás votaría por Ramos. ¡Un porcentaje considerable, mae! Lo que demuestra que la campaña del PLN necesita echarle ojo a estas cifras si quieren tener alguna esperanza de llegar a las siguientes etapas del proceso electoral.
Pero no todo es culpa de Ramos, claro. Después del liberacionista, la categoría “No sabe” ocupó el segundo lugar con un 29.6%, lo cual indica un alto nivel de indecisión o quizá… ¿desinterés generalizado? Bueno, eso nos dice que hay mucho trabajo por hacer para informar y movilizar a los votantes. Porque al final, nadie quiere irse al traste en las urnas, ¿verdad?
Luego vienen otros nombres que también generan cierto rechazo, aunque en menor medida. Ariel Robles, del Frente Amplio, acumula un 8.4% de respuestas negativas. Claudia Dobles, de la Coalición Agenda Ciudadana, tampoco anda muy bien parada. Fabricio Alvarado (Nueva República) tiene un 2.7% de rechazo, mientras que Juan Carlos Hidalgo (PUCS) suma 2.1%. El resto de los candidatos se quedan con porcentajes aún más bajos, alrededor del 2% o incluso menos.
Estos datos son cruciales porque reflejan el hartazgo de mucha gente con la clase política. Se percibe una frustración palpable ante los mismos problemas recurrentes y las promesas incumplidas. Además, la polarización política ha llevado a que muchos votantes se aferren a sus ideas y rechacen cualquier propuesta que vaya en contra de sus convicciones. ¡Qué torta!
Lo interesante de esta encuesta es que pone de relieve la importancia de conectar con los ciudadanos de manera auténtica. Ya no basta con discursos vacíos y promesas grandilocuentes. La gente quiere ver propuestas concretas, soluciones reales y, sobre todo, transparencia y honestidad. Esa es la vara que se está midiendo hoy en día, y parece que algunos candidatos aún no han entendido el mensaje.
Analizando estos resultados, podríamos decir que la elección de 2026 se presenta como una contienda reñida, llena de incertidumbre y con un electorado cada vez más exigente. La capacidad de cada candidato para persuadir, convencer y ofrecer una visión clara y creíble del futuro será determinante para alcanzar el éxito. Al final del día, todos queremos un país mejor, ¿no?
Y tú, ¿qué opinas de estos resultados? ¿Crees que Álvaro Ramos puede remontar en las encuestas o este rechazo es irreversible? ¿Consideras que la apatía política refleja una crisis mayor en nuestra sociedad o simplemente es parte del ciclo democrático? ¡Déjanos tus comentarios y participemos en el debate!
Para entender bien el panorama, el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) hizo una pregunta bastante directa: “¿Por quién no votaría?”. De ahí salió que el 30.9% de los encuestados respondió que jamás votaría por Ramos. ¡Un porcentaje considerable, mae! Lo que demuestra que la campaña del PLN necesita echarle ojo a estas cifras si quieren tener alguna esperanza de llegar a las siguientes etapas del proceso electoral.
Pero no todo es culpa de Ramos, claro. Después del liberacionista, la categoría “No sabe” ocupó el segundo lugar con un 29.6%, lo cual indica un alto nivel de indecisión o quizá… ¿desinterés generalizado? Bueno, eso nos dice que hay mucho trabajo por hacer para informar y movilizar a los votantes. Porque al final, nadie quiere irse al traste en las urnas, ¿verdad?
Luego vienen otros nombres que también generan cierto rechazo, aunque en menor medida. Ariel Robles, del Frente Amplio, acumula un 8.4% de respuestas negativas. Claudia Dobles, de la Coalición Agenda Ciudadana, tampoco anda muy bien parada. Fabricio Alvarado (Nueva República) tiene un 2.7% de rechazo, mientras que Juan Carlos Hidalgo (PUCS) suma 2.1%. El resto de los candidatos se quedan con porcentajes aún más bajos, alrededor del 2% o incluso menos.
Estos datos son cruciales porque reflejan el hartazgo de mucha gente con la clase política. Se percibe una frustración palpable ante los mismos problemas recurrentes y las promesas incumplidas. Además, la polarización política ha llevado a que muchos votantes se aferren a sus ideas y rechacen cualquier propuesta que vaya en contra de sus convicciones. ¡Qué torta!
Lo interesante de esta encuesta es que pone de relieve la importancia de conectar con los ciudadanos de manera auténtica. Ya no basta con discursos vacíos y promesas grandilocuentes. La gente quiere ver propuestas concretas, soluciones reales y, sobre todo, transparencia y honestidad. Esa es la vara que se está midiendo hoy en día, y parece que algunos candidatos aún no han entendido el mensaje.
Analizando estos resultados, podríamos decir que la elección de 2026 se presenta como una contienda reñida, llena de incertidumbre y con un electorado cada vez más exigente. La capacidad de cada candidato para persuadir, convencer y ofrecer una visión clara y creíble del futuro será determinante para alcanzar el éxito. Al final del día, todos queremos un país mejor, ¿no?
Y tú, ¿qué opinas de estos resultados? ¿Crees que Álvaro Ramos puede remontar en las encuestas o este rechazo es irreversible? ¿Consideras que la apatía política refleja una crisis mayor en nuestra sociedad o simplemente es parte del ciclo democrático? ¡Déjanos tus comentarios y participemos en el debate!