¡Aguafiestas! Resulta que Estados Unidos, pa' sorpresa de muchos, bajó el acelerador en la entrega de visas de estudiante. Según datos recientes, emitieron casi un 20% menos de permisos en agosto pasado, después de que el señor Trump volviera a poner sus garras encima. Esto, amigos, significa que muchos jóvenes aspirantes a estudiar allá tendrán que aguantarse un brete.
La cosa se puso fea especialmente para los indios, que siempre han sido los reyes mandando estudiantes al norte. Su porcentaje de rechazo saltó hasta un 44%, ¡una verdadera torta! Le siguen los chinos, con una caída del 12%, aunque ahí ya no es tan dramático. Aparentemente, hay más control y restricciones que nunca, y eso preocupa a varias partes del mundo.
Y no crean que solo les pasa a los de Asia. Países de Latinoamérica también sintieron el pinchazo. Brasil anduvo medio salado con una baja de 6.8%, México tampoco tuvo un buen año con un retroceso del 10%, Colombia lamentablemente sufrió un golpe del 16%, Perú quedó atrás con un 11% y Bahamas, aunque menos afectada, también vio cómo descendía el número de estudiantes que van por allá.
Dicen que todo esto tiene que ver con la estrategia del presidente Trump de cerrar llaves a la inmigración y meterle presión a las universidades, que él considera centros de influencia de la “izquierda”. Parece que quiere mandar un mensaje claro: “Aquí mando yo, y si critican mi política, ¡me voy!”. Hasta suspenderon temporalmente el proceso de algunas visas para revisar las redes sociales de los aspirantes, ¡una invasión de privacidad digna de película!
Ahora bien, hay que aclarar que estas cifras no representan el número total de estudiantes que ya están estudiando en Estados Unidos. Muchos de ellos siguen con visas antiguas, así que todavía hay mucha gente de diferentes partes del mundo dando cátedra por allá. Pero la tendencia es clara: el acceso a educación superior en Estados Unidos se ha complicado considerablemente.
La embajada china ha soltado varios comunicados quejándose del trato que reciben sus ciudadanos cuando intentan entrar o permanecer en territorio americano. Dicen que hay discriminación y prejuicios injustificados, y que el gobierno estadounidense debería ponerle un alto a esas prácticas. Obviamente, esto suma tensión a una relación bilateral que ya estaba bastante complicada por otras razones.
Además, no nos olvidemos que esta disminución es aún más alarmante si miramos otros países de mayoría musulmana, donde las bajas fueron abismales. Irán, por ejemplo, vio caer sus admitidos en un impresionante 86%. Definitivamente, parece que hay un patrón preocupante detrás de estas estadísticas, y no pinta precisamente para un intercambio cultural enriquecedor. Parece que algunos políticos prefieren levantar muros en lugar de construir puentes.
Con todo esto, la gran pregunta queda en el aire: ¿Estamos viendo el principio de una nueva era de restricciones a la movilidad académica internacional? ¿Cómo afectará esto al futuro de nuestros jóvenes costarricenses que sueñan con estudiar en el extranjero? ¿Creen ustedes que las universidades americanas perderán competitividad si limitan el ingreso de estudiantes internacionales?
La cosa se puso fea especialmente para los indios, que siempre han sido los reyes mandando estudiantes al norte. Su porcentaje de rechazo saltó hasta un 44%, ¡una verdadera torta! Le siguen los chinos, con una caída del 12%, aunque ahí ya no es tan dramático. Aparentemente, hay más control y restricciones que nunca, y eso preocupa a varias partes del mundo.
Y no crean que solo les pasa a los de Asia. Países de Latinoamérica también sintieron el pinchazo. Brasil anduvo medio salado con una baja de 6.8%, México tampoco tuvo un buen año con un retroceso del 10%, Colombia lamentablemente sufrió un golpe del 16%, Perú quedó atrás con un 11% y Bahamas, aunque menos afectada, también vio cómo descendía el número de estudiantes que van por allá.
Dicen que todo esto tiene que ver con la estrategia del presidente Trump de cerrar llaves a la inmigración y meterle presión a las universidades, que él considera centros de influencia de la “izquierda”. Parece que quiere mandar un mensaje claro: “Aquí mando yo, y si critican mi política, ¡me voy!”. Hasta suspenderon temporalmente el proceso de algunas visas para revisar las redes sociales de los aspirantes, ¡una invasión de privacidad digna de película!
Ahora bien, hay que aclarar que estas cifras no representan el número total de estudiantes que ya están estudiando en Estados Unidos. Muchos de ellos siguen con visas antiguas, así que todavía hay mucha gente de diferentes partes del mundo dando cátedra por allá. Pero la tendencia es clara: el acceso a educación superior en Estados Unidos se ha complicado considerablemente.
La embajada china ha soltado varios comunicados quejándose del trato que reciben sus ciudadanos cuando intentan entrar o permanecer en territorio americano. Dicen que hay discriminación y prejuicios injustificados, y que el gobierno estadounidense debería ponerle un alto a esas prácticas. Obviamente, esto suma tensión a una relación bilateral que ya estaba bastante complicada por otras razones.
Además, no nos olvidemos que esta disminución es aún más alarmante si miramos otros países de mayoría musulmana, donde las bajas fueron abismales. Irán, por ejemplo, vio caer sus admitidos en un impresionante 86%. Definitivamente, parece que hay un patrón preocupante detrás de estas estadísticas, y no pinta precisamente para un intercambio cultural enriquecedor. Parece que algunos políticos prefieren levantar muros en lugar de construir puentes.
Con todo esto, la gran pregunta queda en el aire: ¿Estamos viendo el principio de una nueva era de restricciones a la movilidad académica internacional? ¿Cómo afectará esto al futuro de nuestros jóvenes costarricenses que sueñan con estudiar en el extranjero? ¿Creen ustedes que las universidades americanas perderán competitividad si limitan el ingreso de estudiantes internacionales?