Ay, mi gente, parece que el Poder Judicial está pasando por un brete que ni Don Chepe figuro. La Anejud, esos panas que defienden los derechos de los judiciales, prendieron las alarmas llevándoles la solicitud de una política de salud mental a Corte Plena. Y no es pa’ bromear, la cosa está seria.
Según cuentan, la bronca viene desde todos lados: la ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, que dejó a to’a la judicatura con los salarios congelados (¡qué torta!), los ataques constantes del gobierno al rol del Poder Judicial… bueno, ya saben, la novela de siempre. Pero encima de eso, se les suma un desgaste tremendo en las condiciones de trabajo. Imagínense, jueces, defensores, fiscales, todo el mundo técnico, trabajando hasta morir, y encima con este estrés acumulado.
Para darle más cuerpo a la historia, la Anejud sacó a relucir un informe del Poder Judicial mismo –el ClI-010-2022– que revela cifras escalofriantes. En el primer semestre del 2022, ¡más de ocho mil personas quedaron incapacitadas!, casi el 63% de la población judicial. Y la mayoría, diay, por problemas de salud mental. Ahí sí te quedas pensando qué barbaridad.
La propuesta que le metieron a Corte Plena es un “Programa Integral de Salud Mental Judicial”. Queremos que nos copien el modelo Oxford Hoshin Kanri-Kaizen, que usan en Japón y en algunas universidades. Es decir, quieren meterle disciplina y método a esto del bienestar mental. Aunque a ver cómo le hacen a implementar esas cosas por acá, ¡con tantas vueltas que dan!
Pero no solo la Anejud está preocupada. El Colegio de Abogados también se sumó a la movida. Ellos sugirieron crear un “Plan Conjunto de Atención Psicológica Integral” para los jueces, en respuesta a la lamentable muerte del juez Sergio Quesadita. Un recordatorio bien duro de que hasta los profesionales más preparados pueden ceder ante la presión.
El Colegio reconoció que la labor de los jueces es una carga emocional enorme, llena de responsabilidades y decisiones difíciles en casos complicadísimos. Dicen que es fundamental cuidar la salud mental para evitar el desgaste y atender cualquier problema psicosocial antes de que sea demasiado tarde. Ya ven, hasta ellos admitiendo que la vara está dura para nuestros jueces.
Y claro, la propuesta no se queda en palabras bonitas. Hablan de evaluaciones de riesgo psicosocial en el ambiente judicial, programas preventivos y líneas de apoyo psicológico accesibles de inmediato. Suena bien en papel, pero a ver si realmente se ponen manos a la obra y dejan de prometer y empiezan a actuar. Porque sinceramente, con la pinta que tiene la cosa, necesitamos soluciones YA.
En fin, un panorama sombrío para el Poder Judicial. Entre propuestas, informes y tragedias, queda claro que el estrés y la falta de apoyo están afectando gravemente a quienes administran justicia en nuestro país. Con tanta crisis económica y política, ¿creen que estas iniciativas llegarán a buen término y lograrán aliviar la presión sobre el personal judicial o será otro plan que se va al traste?
Según cuentan, la bronca viene desde todos lados: la ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, que dejó a to’a la judicatura con los salarios congelados (¡qué torta!), los ataques constantes del gobierno al rol del Poder Judicial… bueno, ya saben, la novela de siempre. Pero encima de eso, se les suma un desgaste tremendo en las condiciones de trabajo. Imagínense, jueces, defensores, fiscales, todo el mundo técnico, trabajando hasta morir, y encima con este estrés acumulado.
Para darle más cuerpo a la historia, la Anejud sacó a relucir un informe del Poder Judicial mismo –el ClI-010-2022– que revela cifras escalofriantes. En el primer semestre del 2022, ¡más de ocho mil personas quedaron incapacitadas!, casi el 63% de la población judicial. Y la mayoría, diay, por problemas de salud mental. Ahí sí te quedas pensando qué barbaridad.
La propuesta que le metieron a Corte Plena es un “Programa Integral de Salud Mental Judicial”. Queremos que nos copien el modelo Oxford Hoshin Kanri-Kaizen, que usan en Japón y en algunas universidades. Es decir, quieren meterle disciplina y método a esto del bienestar mental. Aunque a ver cómo le hacen a implementar esas cosas por acá, ¡con tantas vueltas que dan!
Pero no solo la Anejud está preocupada. El Colegio de Abogados también se sumó a la movida. Ellos sugirieron crear un “Plan Conjunto de Atención Psicológica Integral” para los jueces, en respuesta a la lamentable muerte del juez Sergio Quesadita. Un recordatorio bien duro de que hasta los profesionales más preparados pueden ceder ante la presión.
El Colegio reconoció que la labor de los jueces es una carga emocional enorme, llena de responsabilidades y decisiones difíciles en casos complicadísimos. Dicen que es fundamental cuidar la salud mental para evitar el desgaste y atender cualquier problema psicosocial antes de que sea demasiado tarde. Ya ven, hasta ellos admitiendo que la vara está dura para nuestros jueces.
Y claro, la propuesta no se queda en palabras bonitas. Hablan de evaluaciones de riesgo psicosocial en el ambiente judicial, programas preventivos y líneas de apoyo psicológico accesibles de inmediato. Suena bien en papel, pero a ver si realmente se ponen manos a la obra y dejan de prometer y empiezan a actuar. Porque sinceramente, con la pinta que tiene la cosa, necesitamos soluciones YA.
En fin, un panorama sombrío para el Poder Judicial. Entre propuestas, informes y tragedias, queda claro que el estrés y la falta de apoyo están afectando gravemente a quienes administran justicia en nuestro país. Con tanta crisis económica y política, ¿creen que estas iniciativas llegarán a buen término y lograrán aliviar la presión sobre el personal judicial o será otro plan que se va al traste?