¡Ay, Dios mío, qué día el que nos tocó vivir hoy en la Ciudad Universitaria! La Universidad de Costa Rica tuvo que parar todo este jueves gracias a un correo electrónico que puso a todos, desde el portero hasta el rector, sudando frío. Se hablaba de una posible amenaza de tiroteo en la sede Rodrigo Facio, y bueno, ahí nomás se activó el protocolo de emergencia. Imagínate el rollo, la UCR parada, todo el mundo corriendo...¡Un despiche!
Según Patricia Fumero, directora del Consejo Universitario, la evacuación se llevó a cabo bastante bien, aunque con nervios de sobra, claro está. Docentes, administrativos, estudiantes… todos tuvieron que salir pitando de la sede más grande de la universidad. Fumero explicó que, afortunadamente, todo parecía estar bajo control, pero la prevención es la clave, ¿verdad?
Y ni hablar del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), que llegó rapidísimo a poner orden en la casa. Agentes everywhere, revisando cada rincón para asegurarse de que no había ningún peligro acechando. La verdad es que esto de los mensajes anónimos amenazantes se ha vuelto costumbre, pero esta vez, la onda era diferente. Tenías la sensación de que algo podía pasar, diay.
Para evitar cualquier torpeza y darle tranquilidad a toda la comunidad universitaria, decidieron suspender todas las clases y actividades administrativas de manera virtual. Así, los estudiantes pudieron seguir sus cursos desde casa, evitando así exponerse a riesgos innecesarios. Aunque, a ver, ¿quién va a querer estudiar ahorita con tanto estrés en el ambiente? ¡Imagínate tratar de concentrarte en cálculo con eso dando vueltas en la cabeza!
Muchos estudiantes comentaban que estaban supernerviosos, unos preocupados por su seguridad, otros pensando si iban a poder entregar sus trabajos a tiempo. Las redes sociales explotaron con mensajes de apoyo y actualizaciones sobre la situación. Hubo incluso algunos que aprovecharon para hacer memes, porque, bueno, siempre hay espacio para reírse un poquito, aunque sea en medio del caos. Unos buscando compadecerse del brete y otros haciendo bromas blandas sobre la demora de las cosas.
Este tipo de situaciones, aunque lamentablemente cada vez más frecuentes en otras partes del mundo, nos recuerdan la importancia de mantenernos alerta y de tomar medidas preventivas. No podemos bajar la guardia, pues la seguridad de todos es responsabilidad de todos. Además, nos hace reflexionar sobre la facilidad con la que alguien puede sembrar pánico con un simple correo electrónico anónimo. ¡Que barbaridad!
Ahora, hablando de política pura, varios analistas han señalado que estos incidentes podrían estar relacionados con tensiones internas dentro de la universidad o con campañas de desprestigio dirigidas contra ciertas figuras. Claro, siempre hay alguien buscando sacarle raja a cualquier cosa. Algunos dicen que es campaña publicitaria barata para llamar la atención, o simplemente, gente aburrida buscando fastidiar a los demás. Hay de todo, chunches, ¡de todo!
Bueno, la UCR sigue cerrada, las autoridades investigando y nosotros, los estudiantes y profesores, esperando que pronto todo vuelva a la normalidad. Pero me pregunto… ¿cree usted que estas amenazas son parte de una tendencia creciente de violencia en nuestras universidades o es simplemente un caso aislado producto de alguna locura puntual? ¿Y cómo deberíamos fortalecer la seguridad en nuestros espacios educativos para prevenir futuros incidentes como este?
Según Patricia Fumero, directora del Consejo Universitario, la evacuación se llevó a cabo bastante bien, aunque con nervios de sobra, claro está. Docentes, administrativos, estudiantes… todos tuvieron que salir pitando de la sede más grande de la universidad. Fumero explicó que, afortunadamente, todo parecía estar bajo control, pero la prevención es la clave, ¿verdad?
Y ni hablar del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), que llegó rapidísimo a poner orden en la casa. Agentes everywhere, revisando cada rincón para asegurarse de que no había ningún peligro acechando. La verdad es que esto de los mensajes anónimos amenazantes se ha vuelto costumbre, pero esta vez, la onda era diferente. Tenías la sensación de que algo podía pasar, diay.
Para evitar cualquier torpeza y darle tranquilidad a toda la comunidad universitaria, decidieron suspender todas las clases y actividades administrativas de manera virtual. Así, los estudiantes pudieron seguir sus cursos desde casa, evitando así exponerse a riesgos innecesarios. Aunque, a ver, ¿quién va a querer estudiar ahorita con tanto estrés en el ambiente? ¡Imagínate tratar de concentrarte en cálculo con eso dando vueltas en la cabeza!
Muchos estudiantes comentaban que estaban supernerviosos, unos preocupados por su seguridad, otros pensando si iban a poder entregar sus trabajos a tiempo. Las redes sociales explotaron con mensajes de apoyo y actualizaciones sobre la situación. Hubo incluso algunos que aprovecharon para hacer memes, porque, bueno, siempre hay espacio para reírse un poquito, aunque sea en medio del caos. Unos buscando compadecerse del brete y otros haciendo bromas blandas sobre la demora de las cosas.
Este tipo de situaciones, aunque lamentablemente cada vez más frecuentes en otras partes del mundo, nos recuerdan la importancia de mantenernos alerta y de tomar medidas preventivas. No podemos bajar la guardia, pues la seguridad de todos es responsabilidad de todos. Además, nos hace reflexionar sobre la facilidad con la que alguien puede sembrar pánico con un simple correo electrónico anónimo. ¡Que barbaridad!
Ahora, hablando de política pura, varios analistas han señalado que estos incidentes podrían estar relacionados con tensiones internas dentro de la universidad o con campañas de desprestigio dirigidas contra ciertas figuras. Claro, siempre hay alguien buscando sacarle raja a cualquier cosa. Algunos dicen que es campaña publicitaria barata para llamar la atención, o simplemente, gente aburrida buscando fastidiar a los demás. Hay de todo, chunches, ¡de todo!
Bueno, la UCR sigue cerrada, las autoridades investigando y nosotros, los estudiantes y profesores, esperando que pronto todo vuelva a la normalidad. Pero me pregunto… ¿cree usted que estas amenazas son parte de una tendencia creciente de violencia en nuestras universidades o es simplemente un caso aislado producto de alguna locura puntual? ¿Y cómo deberíamos fortalecer la seguridad en nuestros espacios educativos para prevenir futuros incidentes como este?