¡Ay, Dios mío, qué torta! Resulta que los bomberos nos han echado agua fría con unas revelaciones bomba sobre las oficinas centrales del Patronato Nacional de la Infancia (PANI). Parece que nuestros niños y las personas que trabajan ahí andan correteando por edificios que, pa' colmo, tienen más fallas que un queso añejo. La cosa es seria, má’ porque hablamos de lugares donde atienden casos delicados y hay familias buscando apoyo.
Según informes técnicos que salieron a luz hace poquito, los edificios del PANI en Barrio Luján –la Presidencia Ejecutiva, el área Financiero-Contable y el Centro de Cultura– tienen problemas gordísimos en cuanto a seguridad. No estamos hablando de rayones en la pared, sino de cosas que pueden ponerle el dedo encima a la integridad física de todos los que frecuentan esos sitios. Al parecer, la Unidad de Ingeniería del Cuerpo de Bomberos hizo unas revisiones en abril pasado y encontraron un montón de cositas turbias.
Empecemos por el Centro de Cultura, que parece sacado de una película de terror. Ahí le encontraron 38 disposiciones de incumplimiento, ¡imagínate!, y 16 de esas son consideradas críticas. ¿Y qué significa eso en cristiano? Pues que el segundo nivel, donde caben más de 50 personas, no tiene ni siquiera un sistema de alarma contra incendios. Además, solo hay una salida de emergencia cuando la ley exige al menos dos. Lo peor de todo: las escaleras internas están hechas de madera, ¡madera!, que es como invitar al fuego a entrar a bailar. Y la escalera exterior, pa' rematarlo, carece de una puerta resistente al fuego.
Ahora vayamos al Edificio Financiero-Contable, que tampoco se queda atrás. Aquí encontraron 33 incumplimientos, y 14 de ellos también son críticos. Lo más preocupante es que el edificio está prácticamente pegado al edificio vecino, ¡cero metros de separación!, lo que significa que necesitan un sistema de protección contra incendios especial. Además, los recorridos de evacuación son demasiado largos, superando los límites permitidos por la normativa. Y, para añadir más leña al fuego, en algunas zonas donde la gente calienta comida, los enchufes no tienen protección contra fallos a tierra, lo que aumenta el riesgo de accidentes eléctricos. Qué sal!
Pero la pesadilla continúa en la Presidencia Ejecutiva y el Centro de Orientación. Aquí le encontraron 40 incumplimientos, con 17 considerados críticos. Una de las escaleras de emergencia está inhabilitada, ¡y debería estar lista para usarse en caso de necesidad!. También hay un atrio que conecta los diferentes niveles, y ese espacio necesita cumplir con ciertos requisitos de seguridad que, aparentemente, no cumple. En resumen, la situación es caótica y pone en peligro a todos.
El Cuerpo de Bomberos, con toda la razón del mundo, ha pedido a gritos que se tomen cartas en el asunto y se implementen medidas correctivas urgentes. Hablan de reforzar los sistemas de alarma, mejorar las rutas de evacuación, adecuar los materiales de construcción y asegurarse de que todas las salidas de emergencia estén funcionando correctamente. Es imperativo actuar rápido, porque aquí no podemos jugar con la vida de nadie, mucho menos de los niños que dependen del PANI.
Hasta ahora, el Patronato Nacional de la Infancia no ha querido dar la cara. Le preguntamos si ya habían hecho algo para solucionar estos problemas, pero hasta el momento no hemos recibido respuesta. Esto es bien curioso, ¿no creen? Uno esperaría que ante una situación así, se movieran solitos a aclarar la cosa, pero parece que prefieren hacerse los locos. Total, el problema no es visible, pero la responsabilidad es enorme.
Esta maraña de fallas de seguridad es un verdadero mojón. Pa' qué vamos a tener instituciones públicas si luego no les ponemos el presupuesto y la atención que merecen? Es hora de exigirle cuentas a los responsables y de asegurarnos de que el PANI tenga las condiciones necesarias para proteger a los niños y brindarles el apoyo que necesitan. Entonces, mi pregunta para ustedes: ¿creen que el PANI tomará medidas urgentes para solucionar estas fallas o esto seguirá siendo una vara pendiente?”,
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Según informes técnicos que salieron a luz hace poquito, los edificios del PANI en Barrio Luján –la Presidencia Ejecutiva, el área Financiero-Contable y el Centro de Cultura– tienen problemas gordísimos en cuanto a seguridad. No estamos hablando de rayones en la pared, sino de cosas que pueden ponerle el dedo encima a la integridad física de todos los que frecuentan esos sitios. Al parecer, la Unidad de Ingeniería del Cuerpo de Bomberos hizo unas revisiones en abril pasado y encontraron un montón de cositas turbias.
Empecemos por el Centro de Cultura, que parece sacado de una película de terror. Ahí le encontraron 38 disposiciones de incumplimiento, ¡imagínate!, y 16 de esas son consideradas críticas. ¿Y qué significa eso en cristiano? Pues que el segundo nivel, donde caben más de 50 personas, no tiene ni siquiera un sistema de alarma contra incendios. Además, solo hay una salida de emergencia cuando la ley exige al menos dos. Lo peor de todo: las escaleras internas están hechas de madera, ¡madera!, que es como invitar al fuego a entrar a bailar. Y la escalera exterior, pa' rematarlo, carece de una puerta resistente al fuego.
Ahora vayamos al Edificio Financiero-Contable, que tampoco se queda atrás. Aquí encontraron 33 incumplimientos, y 14 de ellos también son críticos. Lo más preocupante es que el edificio está prácticamente pegado al edificio vecino, ¡cero metros de separación!, lo que significa que necesitan un sistema de protección contra incendios especial. Además, los recorridos de evacuación son demasiado largos, superando los límites permitidos por la normativa. Y, para añadir más leña al fuego, en algunas zonas donde la gente calienta comida, los enchufes no tienen protección contra fallos a tierra, lo que aumenta el riesgo de accidentes eléctricos. Qué sal!
Pero la pesadilla continúa en la Presidencia Ejecutiva y el Centro de Orientación. Aquí le encontraron 40 incumplimientos, con 17 considerados críticos. Una de las escaleras de emergencia está inhabilitada, ¡y debería estar lista para usarse en caso de necesidad!. También hay un atrio que conecta los diferentes niveles, y ese espacio necesita cumplir con ciertos requisitos de seguridad que, aparentemente, no cumple. En resumen, la situación es caótica y pone en peligro a todos.
El Cuerpo de Bomberos, con toda la razón del mundo, ha pedido a gritos que se tomen cartas en el asunto y se implementen medidas correctivas urgentes. Hablan de reforzar los sistemas de alarma, mejorar las rutas de evacuación, adecuar los materiales de construcción y asegurarse de que todas las salidas de emergencia estén funcionando correctamente. Es imperativo actuar rápido, porque aquí no podemos jugar con la vida de nadie, mucho menos de los niños que dependen del PANI.
Hasta ahora, el Patronato Nacional de la Infancia no ha querido dar la cara. Le preguntamos si ya habían hecho algo para solucionar estos problemas, pero hasta el momento no hemos recibido respuesta. Esto es bien curioso, ¿no creen? Uno esperaría que ante una situación así, se movieran solitos a aclarar la cosa, pero parece que prefieren hacerse los locos. Total, el problema no es visible, pero la responsabilidad es enorme.
Esta maraña de fallas de seguridad es un verdadero mojón. Pa' qué vamos a tener instituciones públicas si luego no les ponemos el presupuesto y la atención que merecen? Es hora de exigirle cuentas a los responsables y de asegurarnos de que el PANI tenga las condiciones necesarias para proteger a los niños y brindarles el apoyo que necesitan. Entonces, mi pregunta para ustedes: ¿creen que el PANI tomará medidas urgentes para solucionar estas fallas o esto seguirá siendo una vara pendiente?”,
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