¡Ay, Dios mío! Qué manera de empezar la semana. La Cruz Roja tuvo un brete este lunes por la mañana atendiendo una seguidilla de accidentes de tránsito que dejó a varios familias destrozadas. Entre la noche del domingo y la madrugada del lunes, ni se imaginan, nueve choques sacudieron diferentes puntos del país, dejando un saldo tristísimo de cuatro personas fallecidas y once más con heridas de gravedad. ¡Parece que la carretera se nos vino encima!
Según el reporte oficial de la Cruz Roja, la cosa empezó a picar desde las siete de la tarde del domingo. Tres atropellos ocurrieron rapidito, casi uno tras otro. En Guápiles, Limón, un pobre hombre no pudo evitarlo y encontró la muerte en el lugar. Jacó también sufrió, donde una mujer recibió golpes fuertes y tuvieron que trasladarla urgente a la clínica. Y luego, en San Pablo de Heredia, los paramédicos corrían contra el tiempo para llevar a una jota de 28 años al hospital, visiblemente afectada.
Pero eso no era todo, pues entre las nueve y las diez de la noche se registraron otros tres accidentes por colisión. En la ruta 27, cerca de Coyolar en Orotina, Alajuela, dos carros se dieron un golpezo de esos feos, y lamentablemente un hombre murió en el acto. Las autoridades tuvieron que movilizarse para atender a las tres personas que resultaron heridas y trasladarlas al Hospital Monseñor Sanabria. Después, en Barreal de Heredia, una moto se cruzó con un bus; el conductor de la moto, un tipo alrededor de los 35 años, salió peor parado y lo llevaron corriendo al Hospital San Vicente de Paúl.
Y seguimos con la lista negra, porque en Colorado de Abangares, dos motocicletas protagonizaron un choque aparatoso. Ahí, los equipos de emergencia atendieron a cuatro personas, todas con lesiones considerables, y las trasladaron a la Clínica de Abangares. Ya se les hacía agua en la boca a los ambulanceros, llevando y trayendo gente herida de un lado para otro. ¡Qué pesar!
Cuando ya pensábamos que lo peor había pasado, amanecimos con otras tres colisiones más. En Santa Rita de Coyolar, una moto chocó contra un carro, y otra vez, la muerte tocó la puerta. En La Cuesta de Corredores, un vehículo se estampó contra un muro, y el conductor terminó siendo llevado de emergencia al Hospital Ciudad Neily. Para rematar, en la autopista Florencio del Castillo, a la altura de San Nicolás de Cartago, un motoconductor perdió el control y se fue al suelo, muriendo en el lugar.
Estos hechos nos recuerdan, una vez más, la importancia de conducir con precaución y respetar las normas de tránsito. No es solamente cuidar nuestra propia seguridad, sino también la de los demás. Muchos de estos accidentes podrían haberse evitado si todos fuéramos un poco más responsables al volante, respetando los límites de velocidad y evitando distracciones. Las estadísticas reflejan un aumento preocupante en siniestralidad en carreteras, especialmente involucrando motocicletas, y esto debería encender todas las alarmas.
Además, hay que preguntarnos si la infraestructura vial es adecuada, si existe suficiente señalización y si las campañas de concientización son realmente efectivas. A veces parece que hablamos en chino con algunos conductores que siguen pensando que la calle es su patio trasero. La Dirección General de Tránsito necesita replantear sus estrategias y buscar soluciones innovadoras para reducir estos índices tan dolorosos. Es vital que se intensifiquen los controles y que se apliquen sanciones más severas a los infractores.
Con todo este panorama tan triste, me pregunto: ¿Creen ustedes que las multas actuales son suficientes para disuadir a los imprudentes al volante, o deberíamos considerar medidas más drásticas como decomisos de vehículos reincidentes? ¿Qué otras acciones creen que podría tomar el gobierno para mejorar la seguridad vial en nuestro país y evitar que tragedias como esta se repitan?
Según el reporte oficial de la Cruz Roja, la cosa empezó a picar desde las siete de la tarde del domingo. Tres atropellos ocurrieron rapidito, casi uno tras otro. En Guápiles, Limón, un pobre hombre no pudo evitarlo y encontró la muerte en el lugar. Jacó también sufrió, donde una mujer recibió golpes fuertes y tuvieron que trasladarla urgente a la clínica. Y luego, en San Pablo de Heredia, los paramédicos corrían contra el tiempo para llevar a una jota de 28 años al hospital, visiblemente afectada.
Pero eso no era todo, pues entre las nueve y las diez de la noche se registraron otros tres accidentes por colisión. En la ruta 27, cerca de Coyolar en Orotina, Alajuela, dos carros se dieron un golpezo de esos feos, y lamentablemente un hombre murió en el acto. Las autoridades tuvieron que movilizarse para atender a las tres personas que resultaron heridas y trasladarlas al Hospital Monseñor Sanabria. Después, en Barreal de Heredia, una moto se cruzó con un bus; el conductor de la moto, un tipo alrededor de los 35 años, salió peor parado y lo llevaron corriendo al Hospital San Vicente de Paúl.
Y seguimos con la lista negra, porque en Colorado de Abangares, dos motocicletas protagonizaron un choque aparatoso. Ahí, los equipos de emergencia atendieron a cuatro personas, todas con lesiones considerables, y las trasladaron a la Clínica de Abangares. Ya se les hacía agua en la boca a los ambulanceros, llevando y trayendo gente herida de un lado para otro. ¡Qué pesar!
Cuando ya pensábamos que lo peor había pasado, amanecimos con otras tres colisiones más. En Santa Rita de Coyolar, una moto chocó contra un carro, y otra vez, la muerte tocó la puerta. En La Cuesta de Corredores, un vehículo se estampó contra un muro, y el conductor terminó siendo llevado de emergencia al Hospital Ciudad Neily. Para rematar, en la autopista Florencio del Castillo, a la altura de San Nicolás de Cartago, un motoconductor perdió el control y se fue al suelo, muriendo en el lugar.
Estos hechos nos recuerdan, una vez más, la importancia de conducir con precaución y respetar las normas de tránsito. No es solamente cuidar nuestra propia seguridad, sino también la de los demás. Muchos de estos accidentes podrían haberse evitado si todos fuéramos un poco más responsables al volante, respetando los límites de velocidad y evitando distracciones. Las estadísticas reflejan un aumento preocupante en siniestralidad en carreteras, especialmente involucrando motocicletas, y esto debería encender todas las alarmas.
Además, hay que preguntarnos si la infraestructura vial es adecuada, si existe suficiente señalización y si las campañas de concientización son realmente efectivas. A veces parece que hablamos en chino con algunos conductores que siguen pensando que la calle es su patio trasero. La Dirección General de Tránsito necesita replantear sus estrategias y buscar soluciones innovadoras para reducir estos índices tan dolorosos. Es vital que se intensifiquen los controles y que se apliquen sanciones más severas a los infractores.
Con todo este panorama tan triste, me pregunto: ¿Creen ustedes que las multas actuales son suficientes para disuadir a los imprudentes al volante, o deberíamos considerar medidas más drásticas como decomisos de vehículos reincidentes? ¿Qué otras acciones creen que podría tomar el gobierno para mejorar la seguridad vial en nuestro país y evitar que tragedias como esta se repitan?