¡Ay, Dios mío! Se armó un fajón, mi gente. Resulta que la Aresep soltó unas estadísticas que te dejan helao: de las 416 rutas de autobuses que andan rodando por Costa Rica, ¡más de cien están echándose floja! Un 25% del total, pa' que se hagan una idea, simplemente desaparecieron del mapa, dejando a mucha gente varada, especialmente en esos sectores más alejados.
Vamos por partes, porque esto es un brete. Según la Autoridad Reguladora, las empresas están incumpliendo con el servicio autorizado. Imagínate, te dan permiso para cubrir una ruta específica y luego, ¡zas!, la cancelan sin previo aviso. Eso sí que es despiste administrativo, ¿verdad?
Y lo peor de todo, mae, es dónde están concentradas estas rutas fantasmas. El problema más grande se encuentra en zonas rurales como Chorotega (con 27 rutas olvidadas), Huetar Norte (26), Central (23), Pacífico Central (17) y Brunca (7). En fin, donde más se necesita el transporte público, ahí es donde menos lo encontramos. ¡Qué bronca!
Paolo Varela, el intendente de Transporte, ya encendió todas las alarmas. Dijo que el asunto es “grave”, y vaya que lo es. Porque no estamos hablando solo de incomodidad, estamos hablando de accesibilidad a servicios básicos, educación, salud... ¡todo! Es una vara que afecta directamente la calidad de vida de la gente en esas comunidades.
Gabriela Prado, de Atención al Usuario de la Aresep, nos puso un ejemplo que te pone la piel de gallina. En Zapatón de Puriscal, una comunidad indígena, había una ruta que conectaba a los abuelitos con el banco para cobrar sus pensiones. Ahora, estos señores tienen que pagar casi la mitad de su pensión en transporte solo para llegar a la ciudad y volver. ¡Imagínate la jugada! Esa plata podrían usarla para comida o medicinas.
¿Pero qué pasó? Pues resulta que, según la investigación, la mayoría de las rutas murieron porque la poca gente que las usaba dejó de hacerlo. La demanda se desplomó, dicen, y las empresas prefirieron cerrar antes que seguir perdiendo plata. En la Chorotega, por ejemplo, fueron 22 rutas las que sufrieron ese destino; en la Huetar Norte, 10. Otro factor importante es el mal estado de los buses: muchos están chirriando tanto que ni para dar vueltas alrededor del parque sirven, ¡qué torta!
Además, sumemos la sal: tarifas altas, caminos en pésimas condiciones y, para colmo, la preocupación por la seguridad. Algunas rutas tuvieron que parar porque la gente tenía miedo de viajar de noche. El intendente Varela también comentó que muchas rutas tienen tarifas anticuadas y planes operativos obsoletos, lo que dificulta aún más la situación. Es como si estuvieran manejando con un volante roto, ¡qué nivel de desorganización!
Ahora, Aresep, el Consejo de Transporte Público (CTP) y el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) están juntando fuerzas para ver si se puede revivir alguna de estas rutas. Están estudiando si se pueden hacer ajustes, incentivos o cualquier otra cosa para convencer a los empresarios de que vale la pena volver a ofrecer el servicio. Pero dime, mi gente, ¿creen que realmente se podrán reactivar estas rutas abandonadas, o estamos condenados a tener comunidades enteras aisladas y desconectadas? ¿Qué medidas creen que deberían tomarse para solucionar este problemón y evitar que siga creciendo? Dejen sus opiniones abajo, ¡quiero saber qué piensan ustedes!
Vamos por partes, porque esto es un brete. Según la Autoridad Reguladora, las empresas están incumpliendo con el servicio autorizado. Imagínate, te dan permiso para cubrir una ruta específica y luego, ¡zas!, la cancelan sin previo aviso. Eso sí que es despiste administrativo, ¿verdad?
Y lo peor de todo, mae, es dónde están concentradas estas rutas fantasmas. El problema más grande se encuentra en zonas rurales como Chorotega (con 27 rutas olvidadas), Huetar Norte (26), Central (23), Pacífico Central (17) y Brunca (7). En fin, donde más se necesita el transporte público, ahí es donde menos lo encontramos. ¡Qué bronca!
Paolo Varela, el intendente de Transporte, ya encendió todas las alarmas. Dijo que el asunto es “grave”, y vaya que lo es. Porque no estamos hablando solo de incomodidad, estamos hablando de accesibilidad a servicios básicos, educación, salud... ¡todo! Es una vara que afecta directamente la calidad de vida de la gente en esas comunidades.
Gabriela Prado, de Atención al Usuario de la Aresep, nos puso un ejemplo que te pone la piel de gallina. En Zapatón de Puriscal, una comunidad indígena, había una ruta que conectaba a los abuelitos con el banco para cobrar sus pensiones. Ahora, estos señores tienen que pagar casi la mitad de su pensión en transporte solo para llegar a la ciudad y volver. ¡Imagínate la jugada! Esa plata podrían usarla para comida o medicinas.
¿Pero qué pasó? Pues resulta que, según la investigación, la mayoría de las rutas murieron porque la poca gente que las usaba dejó de hacerlo. La demanda se desplomó, dicen, y las empresas prefirieron cerrar antes que seguir perdiendo plata. En la Chorotega, por ejemplo, fueron 22 rutas las que sufrieron ese destino; en la Huetar Norte, 10. Otro factor importante es el mal estado de los buses: muchos están chirriando tanto que ni para dar vueltas alrededor del parque sirven, ¡qué torta!
Además, sumemos la sal: tarifas altas, caminos en pésimas condiciones y, para colmo, la preocupación por la seguridad. Algunas rutas tuvieron que parar porque la gente tenía miedo de viajar de noche. El intendente Varela también comentó que muchas rutas tienen tarifas anticuadas y planes operativos obsoletos, lo que dificulta aún más la situación. Es como si estuvieran manejando con un volante roto, ¡qué nivel de desorganización!
Ahora, Aresep, el Consejo de Transporte Público (CTP) y el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) están juntando fuerzas para ver si se puede revivir alguna de estas rutas. Están estudiando si se pueden hacer ajustes, incentivos o cualquier otra cosa para convencer a los empresarios de que vale la pena volver a ofrecer el servicio. Pero dime, mi gente, ¿creen que realmente se podrán reactivar estas rutas abandonadas, o estamos condenados a tener comunidades enteras aisladas y desconectadas? ¿Qué medidas creen que deberían tomarse para solucionar este problemón y evitar que siga creciendo? Dejen sus opiniones abajo, ¡quiero saber qué piensan ustedes!