¡Ay, Dios mío, mándale! Resulta que el inodoro ya no es el rey de la mugre en nuestras casas. La ciencia, esos chinos siempre inventando cosas, nos acaba de tirar una bomba: nuestras queridísimas botellas reutilizables y termos son un caldo de cultivo perfecto para bacterias, ¡más que la taza del baño, diay!
Según estudios internacionales, que seguro van a salir en Discovery Channel pronto, este problemón es más grave de lo que parece. Imagínate, hasta 40 mil veces más bacterias que en el inodoro. ¡Eso sí que te hace pensar dos veces antes de darle trago a tu juguito fresquito, chunche!
Investigadores de la Universidad de Henan en China, esos genios, publicaron un estudio donde demostraron que, si no lavas tu botella diario, un solo mililitro de agua puede tener 75 mil bacterias al principio del día y ¡llegar a más de dos millones para el atardecer! ¡Más que mosquitos en agosto, mae! Un dato aterrador, ¿verdad?
Y no pienses que enjuagando con agua estás salvando el mundo, porque ni así. Un estudio de la Universidad Purdue en Estados Unidos reveló que casi el 15% de la gente simplemente rellena la botella sin siquiera lavarla, acelerando la fiesta bacteriana. ¡Qué barbaridad, pura pereza nacional!
Encuestas dicen que solo el 42% de nosotros lava la botella a diario, el 25% un par de veces a la semana y el 13%… bueno, ¡casi nunca! Un microbiólogo de la Universidad de São Paulo, el señor Timenetsky, explica que la mayoría de esas bacterias vienen de nuestra propia boca y manos. “Al beber o tocar la tapa, transferimos microorganismos como estafilococos y estreptococos, que son comunes en la flora bucal,” dice el señor, con toda razón.
Y luego agregamos que nuestras manos tocan celulares, teclados, botones de ascensor... ¡una bomba de contaminación cruzada, vamos! Sí, yo también soy culpable, no me hagan sentir como la única. Pero ahora que sé esto, voy a empezar a tomar cartas en el asunto, brete.
Ahora, a pesar de que muchas de estas bacterias no nos hacen daño directamente, la exposición constante puede provocar malestares como diarrea, náuseas, vómitos y dolor de estómago. En casos peores, especialmente en niños, ancianos, embarazadas o personas con sistema inmunitario débil, podría haber infecciones más graves e incluso alergias. Imagínate, contraerle una infección por no lavar tu botella, ¡qué vergüenza!
Así que la solución es sencilla, pero hay que ponerle empeño: lavar la botella todos los días con agua y jabón, usando un cepillito largo que llegue al fondo. Dejarla secar completamente antes de volver a llenarla y, por favor, ¡no compartirla con nadie! Y si tiene tapa roscada o boquilla, límpiala bien, porque ahí se esconden las bacterias más traviesas. Pero dime, ¿cuántos de ustedes confiesan que no les dan tanta importancia a lavar sus botellas reutilizables? ¿Qué tan conscientes somos de este peligro oculto y cómo podemos mejorar nuestros hábitos de higiene?
Según estudios internacionales, que seguro van a salir en Discovery Channel pronto, este problemón es más grave de lo que parece. Imagínate, hasta 40 mil veces más bacterias que en el inodoro. ¡Eso sí que te hace pensar dos veces antes de darle trago a tu juguito fresquito, chunche!
Investigadores de la Universidad de Henan en China, esos genios, publicaron un estudio donde demostraron que, si no lavas tu botella diario, un solo mililitro de agua puede tener 75 mil bacterias al principio del día y ¡llegar a más de dos millones para el atardecer! ¡Más que mosquitos en agosto, mae! Un dato aterrador, ¿verdad?
Y no pienses que enjuagando con agua estás salvando el mundo, porque ni así. Un estudio de la Universidad Purdue en Estados Unidos reveló que casi el 15% de la gente simplemente rellena la botella sin siquiera lavarla, acelerando la fiesta bacteriana. ¡Qué barbaridad, pura pereza nacional!
Encuestas dicen que solo el 42% de nosotros lava la botella a diario, el 25% un par de veces a la semana y el 13%… bueno, ¡casi nunca! Un microbiólogo de la Universidad de São Paulo, el señor Timenetsky, explica que la mayoría de esas bacterias vienen de nuestra propia boca y manos. “Al beber o tocar la tapa, transferimos microorganismos como estafilococos y estreptococos, que son comunes en la flora bucal,” dice el señor, con toda razón.
Y luego agregamos que nuestras manos tocan celulares, teclados, botones de ascensor... ¡una bomba de contaminación cruzada, vamos! Sí, yo también soy culpable, no me hagan sentir como la única. Pero ahora que sé esto, voy a empezar a tomar cartas en el asunto, brete.
Ahora, a pesar de que muchas de estas bacterias no nos hacen daño directamente, la exposición constante puede provocar malestares como diarrea, náuseas, vómitos y dolor de estómago. En casos peores, especialmente en niños, ancianos, embarazadas o personas con sistema inmunitario débil, podría haber infecciones más graves e incluso alergias. Imagínate, contraerle una infección por no lavar tu botella, ¡qué vergüenza!
Así que la solución es sencilla, pero hay que ponerle empeño: lavar la botella todos los días con agua y jabón, usando un cepillito largo que llegue al fondo. Dejarla secar completamente antes de volver a llenarla y, por favor, ¡no compartirla con nadie! Y si tiene tapa roscada o boquilla, límpiala bien, porque ahí se esconden las bacterias más traviesas. Pero dime, ¿cuántos de ustedes confiesan que no les dan tanta importancia a lavar sus botellas reutilizables? ¿Qué tan conscientes somos de este peligro oculto y cómo podemos mejorar nuestros hábitos de higiene?
