¡Ay, Dios mío! Aquí seguimos con movidas raras en el Instituto Nacional de Seguros (INS). Resulta que Jairo Dávila, el jefe de Riesgos Corporativos, soltó la bomba ante los diputados en la Asamblea Legislativa: la presidenta Gabriela Chacón le preguntó directamente si tenía a alguien en su área listo para echarlo. ¿Y qué necesidad tenía de hacer eso, diay?
Todo esto salió a la luz durante una audiencia en la Comisión de Ingreso y Gasto Público. Dávila explicó que la presidenta le consultó desde principios de año sobre posibles despidos, justo antes de que se concretaran los 130 ceses en abril. Él, fiel a su puesto, le respondió que no había nadie en su área que mereciera irse, pero la intención de la presidenta ya estaba clara.
Lo más curioso es que, según Dávila, las evaluaciones económicas y de riesgos que deberían pasar por su departamento, simplemente no lo hicieron. Esto levanta muchas cejas, porque parece que decisiones clave se estaban tomando al margen de los protocolos establecidos. ¡Un chinchorro!
Pero la cosa no termina ahí, ¿eh? Porque resulta que los legisladores también estaban buscando respuestas sobre la ausencia de un análisis de riesgo previo a estos 130 despidos. ¡Imagínate!, meterle así a la gente sin siquiera ver si era una buena idea… Ya sabemos cómo van estas cosas por acá.
Para colmo, la presidenta del INS, Gabriela Chacón, no se presentó a la audiencia. Alegó tener un compromiso en la Municipalidad de Liberia, Guanacaste. ¡Qué conveniente! Justo cuando se necesitaba darle la cara a los diputados y explicar sus acciones. Algunos dicen que es pura estrategia para evitar las preguntas incómodas, pero bueno, eso ya lo decidirán ustedes.
Ahora bien, hay que recordar que esto no es lo único que ha pasado en el INS últimamente. Han habido denuncias sobre contrataciones sospechosas, manejos de fondos poco claros y un ambiente laboral tenso. Parece que la institución está pasando por momentos difíciles y que la confianza pública se está erosionando rápidamente. ¡Qué vara!
Comparativamente, otras personas que fueron convocadas a la comisión aseguraron que las recomendaciones eran para capacitaciones, no para despidos. Lo cual contradice totalmente lo dicho por Dávila. Este contraste alimenta aún más la sospecha de que hubo algo turbio detrás de todo este proceso, y que se aprovecharon de la posición de poder para tomar decisiones arbitrarias. Es hora de que le echen lupa, y rápido.
Definitivamente, este asunto da mucho de qué hablar y nos deja pensando: ¿Hasta dónde llega el poder de decisión de la presidenta del INS y quiénes están realmente controlando las riendas de la institución? ¿Creen que esto quedará impune o finalmente veremos una investigación seria y transparente sobre estos hechos?
Todo esto salió a la luz durante una audiencia en la Comisión de Ingreso y Gasto Público. Dávila explicó que la presidenta le consultó desde principios de año sobre posibles despidos, justo antes de que se concretaran los 130 ceses en abril. Él, fiel a su puesto, le respondió que no había nadie en su área que mereciera irse, pero la intención de la presidenta ya estaba clara.
Lo más curioso es que, según Dávila, las evaluaciones económicas y de riesgos que deberían pasar por su departamento, simplemente no lo hicieron. Esto levanta muchas cejas, porque parece que decisiones clave se estaban tomando al margen de los protocolos establecidos. ¡Un chinchorro!
Pero la cosa no termina ahí, ¿eh? Porque resulta que los legisladores también estaban buscando respuestas sobre la ausencia de un análisis de riesgo previo a estos 130 despidos. ¡Imagínate!, meterle así a la gente sin siquiera ver si era una buena idea… Ya sabemos cómo van estas cosas por acá.
Para colmo, la presidenta del INS, Gabriela Chacón, no se presentó a la audiencia. Alegó tener un compromiso en la Municipalidad de Liberia, Guanacaste. ¡Qué conveniente! Justo cuando se necesitaba darle la cara a los diputados y explicar sus acciones. Algunos dicen que es pura estrategia para evitar las preguntas incómodas, pero bueno, eso ya lo decidirán ustedes.
Ahora bien, hay que recordar que esto no es lo único que ha pasado en el INS últimamente. Han habido denuncias sobre contrataciones sospechosas, manejos de fondos poco claros y un ambiente laboral tenso. Parece que la institución está pasando por momentos difíciles y que la confianza pública se está erosionando rápidamente. ¡Qué vara!
Comparativamente, otras personas que fueron convocadas a la comisión aseguraron que las recomendaciones eran para capacitaciones, no para despidos. Lo cual contradice totalmente lo dicho por Dávila. Este contraste alimenta aún más la sospecha de que hubo algo turbio detrás de todo este proceso, y que se aprovecharon de la posición de poder para tomar decisiones arbitrarias. Es hora de que le echen lupa, y rápido.
Definitivamente, este asunto da mucho de qué hablar y nos deja pensando: ¿Hasta dónde llega el poder de decisión de la presidenta del INS y quiénes están realmente controlando las riendas de la institución? ¿Creen que esto quedará impune o finalmente veremos una investigación seria y transparente sobre estos hechos?