Maes, a veces uno lee noticias y se queda pensando... pero esta vara que pasó en Nicaragua en los 80s es de otro planeta. Pónganse a pensar: ¿qué se necesita para crear un idioma desde cero? ¿Un montón de académicos con doctorados, años de estudio, pizarrones llenos de reglas? Pues no. Aparentemente, solo se necesita un grupo de güilas sordos en un patio de escuela, con unas ganas gigantes de echar chisme.
La historia es así, y es demasiado tuanis. Resulta que en 1979, después de todo el despiche con la caída de Somoza, los sandinistas llegaron con una "cruzada de alfabetización". Parte de ese plan fue abrir la primera escuela pública para niños sordos en Managua. La intención era buena: enseñarles a leer los labios y a hablar español, un método llamado "oralismo". Pero diay, mientras los profes se mataban en el aula intentando aplicar esa técnica, la verdadera magia estaba pasando afuera, en el bus y en los recreos. Estos chamacos, que venían de todo el país y que solo se comunicaban con señas súper básicas que usaban en la casa, empezaron a interactuar. Y mae, la necesidad de comunicarse fue tan potente que se mandaron a crear su propio lenguaje.
Aquí es donde la vara se pone a un nivel de película. No es que se pusieron de acuerdo, tipo "ok, esta seña va a ser 'bola' y esta otra 'comer'". Fue algo orgánico, espontáneo. Los más grandes empezaron con gestos más desarrollados, pero fueron los güilas más pequeños los que, sin darse cuenta, empezaron a darle gramática, a crear reglas, a convertir ese montón de señas en un sistema coherente. ¡Qué carga de chiquitos! Una lingüista gringa, Judy Shepard-Kegl, que llegó a Nicaragua en esa época, se quedó con la boca abierta. Ella misma dijo que veía algo que apenas entendía, una explosión de creatividad. Ella y otros expertos se dieron cuenta de que estaban presenciando, en tiempo real, el nacimiento de un idioma: la Lengua de Señas Nicaragüense (ISN).
Este hallazgo no solo le cambió la vida a la comunidad sorda de Nicaragua, que por fin tenía un idioma propio, rico y complejo, creado por ellos mismos. Es que le voló la cabeza a los lingüistas de todo el mundo. Por décadas se debatía si la capacidad para el lenguaje era algo que aprendíamos o si ya venía en nuestro "hardware" de fábrica. Y esta vara en Managua fue la prueba reina: el lenguaje es innato, mae. Es un instinto que todos tenemos, pero que necesita de una comunidad para florecer. Esos güilas, sin ninguna influencia del español, del inglés o de otra lengua de señas, construyeron una con su propia sintaxis y estructura. El brete lo hicieron ellos solitos.
Al final, lo que empezó como un proyecto educativo con un enfoque medio tieso, terminó generando uno de los fenómenos lingüísticos más chivas del siglo XX. Es la única vez en la historia que se ha podido documentar el nacimiento de un idioma desde el minuto cero, de forma completamente natural. Una prueba de que la creatividad y la necesidad humana de conectar son una fuerza imparable. Es una historia que lo deja a uno pensando en la increíble capacidad que tenemos y que a veces ni cuenta nos damos. Simplemente a cachete.
Maes, y ahora la pregunta para el foro: Si un grupo de chiquitos pudo hacer esto por pura necesidad, ¿qué otras capacidades increíbles creen que tenemos guardadas los seres humanos que solo saldrían a la luz en circunstancias así de extraordinarias?
La historia es así, y es demasiado tuanis. Resulta que en 1979, después de todo el despiche con la caída de Somoza, los sandinistas llegaron con una "cruzada de alfabetización". Parte de ese plan fue abrir la primera escuela pública para niños sordos en Managua. La intención era buena: enseñarles a leer los labios y a hablar español, un método llamado "oralismo". Pero diay, mientras los profes se mataban en el aula intentando aplicar esa técnica, la verdadera magia estaba pasando afuera, en el bus y en los recreos. Estos chamacos, que venían de todo el país y que solo se comunicaban con señas súper básicas que usaban en la casa, empezaron a interactuar. Y mae, la necesidad de comunicarse fue tan potente que se mandaron a crear su propio lenguaje.
Aquí es donde la vara se pone a un nivel de película. No es que se pusieron de acuerdo, tipo "ok, esta seña va a ser 'bola' y esta otra 'comer'". Fue algo orgánico, espontáneo. Los más grandes empezaron con gestos más desarrollados, pero fueron los güilas más pequeños los que, sin darse cuenta, empezaron a darle gramática, a crear reglas, a convertir ese montón de señas en un sistema coherente. ¡Qué carga de chiquitos! Una lingüista gringa, Judy Shepard-Kegl, que llegó a Nicaragua en esa época, se quedó con la boca abierta. Ella misma dijo que veía algo que apenas entendía, una explosión de creatividad. Ella y otros expertos se dieron cuenta de que estaban presenciando, en tiempo real, el nacimiento de un idioma: la Lengua de Señas Nicaragüense (ISN).
Este hallazgo no solo le cambió la vida a la comunidad sorda de Nicaragua, que por fin tenía un idioma propio, rico y complejo, creado por ellos mismos. Es que le voló la cabeza a los lingüistas de todo el mundo. Por décadas se debatía si la capacidad para el lenguaje era algo que aprendíamos o si ya venía en nuestro "hardware" de fábrica. Y esta vara en Managua fue la prueba reina: el lenguaje es innato, mae. Es un instinto que todos tenemos, pero que necesita de una comunidad para florecer. Esos güilas, sin ninguna influencia del español, del inglés o de otra lengua de señas, construyeron una con su propia sintaxis y estructura. El brete lo hicieron ellos solitos.
Al final, lo que empezó como un proyecto educativo con un enfoque medio tieso, terminó generando uno de los fenómenos lingüísticos más chivas del siglo XX. Es la única vez en la historia que se ha podido documentar el nacimiento de un idioma desde el minuto cero, de forma completamente natural. Una prueba de que la creatividad y la necesidad humana de conectar son una fuerza imparable. Es una historia que lo deja a uno pensando en la increíble capacidad que tenemos y que a veces ni cuenta nos damos. Simplemente a cachete.
Maes, y ahora la pregunta para el foro: Si un grupo de chiquitos pudo hacer esto por pura necesidad, ¿qué otras capacidades increíbles creen que tenemos guardadas los seres humanos que solo saldrían a la luz en circunstancias así de extraordinarias?